Galicia se asoma a un limbo político y electoral desconocido

Juan María Capeáns Garrido
Juan Capeáns SANTIAGO / LA VOZ

GALICIA

Pasillos del edificio central de la Xunta, en Santiago, vacíos este lunes
Pasillos del edificio central de la Xunta, en Santiago, vacíos este lunes PACO RODRÍGUEZ

Gobierno y oposición dan prioridad a la crisis sanitaria sin Parlamento y sin fecha electoral. ¿Cómo queda ahora la Xunta? ¿Qué puede hacer y qué no?

17 mar 2020 . Actualizado a las 07:50 h.

El coronavirus lo ha cambiado todo en la política gallega. Tanto, que el nuevo marco de juego está todavía por escribir. Ningún texto legal de ámbito electoral -ni autonómico ni estatal- recoge una situación inédita que se resolverá por la aparente buena disposición de los principales partidos políticos, convencidos de convertir en secundarios unos comicios que se van a desconvocar este 2020, sí, por consenso, pero cuya reactivación despierta más suspicacias.

¿La decisión de aplazar la campaña electoral ya es definitiva?

No, no lo es. Por cortesía, el presidente del Gobierno ha permitido a los presidentes de Galicia y del País Vasco deliberar junto a los partidos políticos sobre la suspensión, en busca del consenso. Pero en el fondo lo que les pide Pedro Sánchez es que sean las propias comunidades las que elaboren un decreto ajustado a sus necesidades que deberá ser refrendado por la junta electoral, que a su vez podría remitirse al mando único del Estado, esto es, el propio Sánchez. Un pequeño laberinto que ha quedado despejado por el estado de alarma decretado durante quince días, pese a que entre las potestades del presidente no se incluyan expresamente los aplazamientos electorales. Sin embargo, forzar el procedimiento en esta situación es mucho más sencillo.

¿Qué limitaciones tiene el Gobierno gallego hasta la nueva fecha electoral?

Es una de las cuestiones más difíciles de resolver. Por un lado, el Gobierno está en vigor, no en funciones, situación en la que entra desde la celebración de los comicios hasta la toma de posesión del siguiente Ejecutivo. Sin embargo, en los 54 días que deben pasar entre la convocatoria de elecciones y la fecha de votación también hay limitaciones para el Ejecutivo, como la realización de campañas de publicidad institucionales, la inauguración de obras o las intervenciones institucionales para vender logros, tal como recoge la Ley Orgánica del Régimen Electoral General. De ahí que sea importante que los partidos gallegos resuelvan cuanto antes mediante decreto las normas del juego, esto es, si las elecciones se suspenden, y con ellas todo el proceso iniciado el 10 de febrero en el País Vasco y Galicia; o si solo se aplazan hasta que se solucione la crisis sanitaria. En ese caso, el texto que diseñen los jurídicos de la Xunta y que refrende la junta electoral debería aclarar si siguen vigentes esas limitaciones durante ese limbo. En todo caso, Gobierno gallego y oposición han coincidido en que la prioridad mientras persista la emergencia sanitaria será combatir el virus.

¿Pueden volver a tomar posesión los diputados y cargos cesados?

De toda la creatividad legal que surja en estos días, este será el aspecto que menos tiempo ocupará a los juristas de la Xunta. Entre otras cuestiones, porque la inactividad legislativa no impide la posibilidad de realizar controles a través de la diputación permanente. No hay precedentes de que un Parlamento disuelto retome la situación anterior, y tampoco se considera prioritario profundizar en esta vía porque en el principio de consenso alcanzado por los partidos está el replantear la fecha electoral tan pronto se levante el estado de alarma a nivel estatal y la emergencia sanitaria autonómica. Feijoo tampoco valora recuperar para la estructura del Gobierno a los altos cargos cesados hace un par de semanas para incorporarse a las listas provinciales de su partido: sus competencias están delegadas y bien cubiertas en un momento en el que todos los esfuerzos se centran en la cuestión sanitaria. La salida de directivos autonómicos afectó sobre todo a las delegaciones provinciales de la Xunta, a secretarios generales y directores. Todos los conselleiros mantienen su actividad y competencias, y en Sanidade no se produjeron vacantes.

¿Cuáles son las fechas que más enteros ganan para los comicios?

Ahí manda el coronavirus. Una vez despejada la alerta y la emergencia, el presidente volverá a tener la potestad de fijar la fecha electoral. En el escenario más optimista e improbable, la campaña podría volver a activarse el viernes siguiente al regreso de la Semana Santa, pero de esa forma la votación coincidiría en el puente del 1 de mayo, poco recomendable. El siguiente domingo sería el día 10, siempre que se permita retomar la campaña en el punto que se detenga. Si se suspende y se reinicia todo el proceso, con una nueva convocatoria formal y con 54 días de distancia hasta las votaciones, entonces el mes que cobraría fuerza es el de junio, siempre en ese escenario de resolución rápida. A poco que la situación anómala se extienda más allá de la Semana Santa irá ganando enteros la convocatoria después del verano, entendido como los meses completos de julio y agosto, que todos los partidos rechazan. En el 2016 ya fueron en septiembre, el día 25.