Cien kilómetros de viaje para ir a la oficina: «Son avogada pero o meu horario laboral márcao Renfe»

suso varela / mónica p. vilar REDACCIÓN / LA VOZ

GALICIA

germán barreiros / Alberto lópez

«Sin la autovía sería inviable que pudiera vivir en A Coruña y trabajar en Lugo», reconoce una profesora del campus lucense de la USC

02 feb 2023 . Actualizado a las 19:18 h.

Cuando la vida se hace a caballo entre dos ciudades, con un pie en la que se trabaja y otro en la que se reside, los desplazamientos son el pan de cada día. Y se realicen en coche, tren o autobús, las rutinas se complican cuando el puesto de trabajo está a muchos kilómetros de casa.

Germán Barreiros

Pepa Zas, trabajadora de la Xunta: «¿Acostumbrada después de 30 años? No, lo que estoy es resignada»

Lo sabe bien Pepa Zas, que desde hace 30 años se desplaza desde A Coruña, donde vive, hasta Santiago, donde tiene su puesto como analista-programador de la Xunta. A las 6.30 de la mañana coge el autobús que lleva a los funcionarios a Compostela, por lo que su día suele comenzar a las 5.30. «Suelen decirme eso de ‘‘ya estarás acostumbrada’’. Pues no, lo que estoy es resignada, ya lo hago sin pensar», cuenta.

Cuando sacó la plaza como personal fijo de la Administración comenzó a trabajar en Pontevedra, pero dos años después dio el salto a la capital gallega para acercarse a su pareja, que residía en A Coruña. «Yo siempre conté con poder vivir y trabajar en la misma ciudad, pero esa posibilidad de traslado nunca llegó», explica. Y aunque ahora está divorciada y sus hijas ya se han independizado, no se plantea cambiar su lugar de residencia: «Es que después de 30 años viajando a diario, yo mi vida la tengo a partir de las 16.30 en A Coruña».

A esa hora regresa del trabajo también en autobús. Los billetes están bonificados por la Xunta, por lo que actualmente esos desplazamientos le suponen unos 60 euros al mes y, como extra, algún dolor de espalda por las horas de viaje acumuladas, «además del cansancio y el estrés con que empiezas cada día por miedo a perder el bus», añade. Desde hace unos años, le han concedido una jornada a la semana de teletrabajo. «Ese día trabajo más, pero para mí es como un festivo», cuenta sonriente.

Eva Tabarés, abogada en Santiago: «O meu horario laboral márcao Renfe»

Hasta Santiago se desplaza también cada día Eva Tabarés, aunque ella lo hace desde la ciudad de Ourense. «Estudei e vivín moitos anos en Santiago, onde traballo nun despacho de avogados, pero cando casei no 2010 optamos por instalarnos en Ourense. Alí está a miña familia. Con dous nenos, a axuda familiar é importante», relata. Durante un tiempo, mantuvo también un piso alquilado en Compostela porque «facer a viaxe en coche todos os días era moi duro». La puesta en funcionamiento del tren Avant entre las dos ciudades le abrió una nueva posibilidad al reducir la duración del trayecto hasta los actuales 38 minutos. Así que ahora opta por el ferrocarril.

Lo más complicado, dice, es adaptarse a las frecuencias: «Son avogada pero o meu horario laboral márcao Renfe», explica muy gráficamente, antes de quejarse de que los horarios se piensan y modifican más en función de lo que conviene a la conexión con Madrid que de los muchos trabajadores que utilizan a diario el tren para desplazarse entre Ourense y otras ciudades gallegas. «Dun día para outro, o tren de volta das 18.30 desapareceu e houbo que adaptarse para collelo ou ás 17.00 ou xa ás 20.30», ejemplifica. Ella puede permitirse organizar su trabajo en función de esos cambios de horario, pero muchos de sus compañeros de vagón no tienen tanta suerte.

Calcula que sus viajes diarios en tren le suponen unos 3.000 euros al año. Pero Eva tiene el problema añadido de que el transporte público no la conecta fácilmente ni con su domicilio en las afueras de Ourense ni con su lugar de trabajo en Santiago. «Así que preciso ter un coche en cada cidade, ademais do aparcamento. Ao final sáeme a cousa máis ou menos como alugar un piso», asegura. En el lado bueno de la balanza, además de las amistades hechas en el tren, reconoce que el trayecto de ida le da un tiempo extra para trabajar y el de vuelta, un momento de desconexión.

ALBERTO LÓPEZ

María Iniesto, profesora: «Sin la autovía sería inviable que pudiera vivir en A Coruña y trabajar en Lugo»

María José Iniesto lleva diez años utilizando la A-6 para ir desde su casa en A Coruña hasta su trabajo, en la Escola Politécnica del Campus de Lugo, donde es profesora de Cartografía. Comparte vehículo con otros tres compañeros que realizan el mismo trayecto durante el curso. «Sin la autovía, sería inviable», reconoce Iniesto, que vivió durante años la situación contraria: «Empecé a trabajar en Lugo en el 2003 y mi marido lo hacía en Pontevedra. Era imposible que pudiéramos viajar por carreteras convencionales y los horarios eran incompatibles, pero cuando él pasó a ser responsable del IGN en Galicia y se trasladó a A Coruña, la A-6 lo facilitaba todo».

Este grupo de profesores que viajan a diario parten de A Coruña a las 8.30 horas, «en mi caso después de dejar a mis hijos en madrugadores», y no regresan hasta las siete de la tarde. «En la USC se deberían dar pasos para que los docentes pudiésemos tener opción al teletrabajo, porque tenemos labores que no necesitarían una presencia constante en el centro», lamenta Iniesto, que es secretaria de la Politécnica.

Y aunque en esta década han vivido en la carretera momentos complicados —desde nieblas densas y nevadas que les dejaron tirados horas hasta averías del coche— señala que la autovía es fundamental para Lugo, «por eso cuando vemos noticias de que van a cobrar por el uso de las autovías, estamos preocupados». E Iniesto deja una reflexión final: «Nuestro centro pertenece a la Universidade de Santiago y por ejemplo, a día de hoy tenemos problemas de comunicación entre Lugo y Compostela al carecer de autovía o de una conexión ferroviaria directa».