Solo dos ciudades toman medidas para acabar con el botellón en las calles

La Voz

GALICIA

Consenso para impedirlo en Ourense. Partidos políticos, entidades vecinales y hosteleros se han puesto de acuerdo para elaborar una ordenanza de la que ya existe un borrador. El casco viejo aglutina varias zonas de reunión para el consumo de bebidas alcohólicas. En la imagen, jóvenes en la praza do Trigo
Consenso para impedirlo en Ourense. Partidos políticos, entidades vecinales y hosteleros se han puesto de acuerdo para elaborar una ordenanza de la que ya existe un borrador. El casco viejo aglutina varias zonas de reunión para el consumo de bebidas alcohólicas. En la imagen, jóvenes en la praza do Trigo R. Nóvoa

A la iniciativa de A Coruña se suma el acuerdo en Ourense para erradicarlo con una ordenanza

23 feb 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

El del botellón es un problema que incide y se afronta de manera desigual a lo largo de la geografía gallega. Tras la prohibición en el Concello de A Coruña, son solo dos las ciudades que ya han tomado medidas o estudian iniciativas contra él, aunque el apogeo del fenómeno ya pasó a mejor vida y aquellas macrorreuniones de jóvenes apostados en plena calle para consumir alcohol ya no son tan frecuentes.

El fenómeno ha decaído, pero no ha desaparecido. Sin embargo, el concello herculino le ha dado lo que parece la estocada final. Desde hace más de cinco años, el botellón en A Coruña se celebraba en los jardines de Méndez Núñez, un famoso y céntrico espacio histórico del siglo XIX que sufrió importantes daños.

A Coruña antes de la prohibición. Este era el aspecto de la fuente de los jardines de Méndez Núñez este mismo Fin de Año, días antes de la normativa que acabó con el botellón allí
A Coruña antes de la prohibición. Este era el aspecto de la fuente de los jardines de Méndez Núñez este mismo Fin de Año, días antes de la normativa que acabó con el botellón allí ANGEL MANSO

En una sola noche se podían recoger hasta dos toneladas de basura. Una situación que se prolongó hasta el pasado mes de enero, cuando de acuerdo a lo anunciado en campaña, el gobierno local del PSOE declaró los jardines zona de especial protección y se impidió su práctica. La prohibición se aplicó sin incidencias, y las concentraciones para beber se han reducido en tamaño moviéndose cada vez a puntos más alejados del centro y con menos vecinos.

Ourense es otro de los puntos calientes del botellón, y las quejas por los ruidos en las zonas de ocio nocturno se suceden. El Concello está elaborando ahora mismo una ordenanza para combatirlo en colaboración con todos los partidos políticos, asociaciones de vecinos y hosteleros de la que ya hay un borrador.

Consenso para impedirlo en Ourense. Partidos políticos, entidades vecinales y hosteleros se han puesto de acuerdo para elaborar una ordenanza de la que ya existe un borrador. El casco viejo aglutina varias zonas de reunión para el consumo de bebidas alcohólicas. En la imagen, jóvenes en la praza do Trigo
Consenso para impedirlo en Ourense. Partidos políticos, entidades vecinales y hosteleros se han puesto de acuerdo para elaborar una ordenanza de la que ya existe un borrador. El casco viejo aglutina varias zonas de reunión para el consumo de bebidas alcohólicas. En la imagen, jóvenes en la praza do Trigo R. Nóvoa

El casco viejo aglutina varias zonas de reunión para el consumo de alcohol y en los últimos meses, a raíz de las denuncias, hay más control policial. En el 2019 se interpusieron 20 denuncias por consumo de alcohol de menores de edad.

Traslado a otras zonas

En otros concellos, el problema se trasladó de zona. La época de auge del botellón en Santiago acabó hace unos cinco años. Hasta entonces, cientos de jóvenes se reunían en el campus sur, pero la mano dura que impuso el gobierno municipal, entonces gestionado por el PP, terminó con él a golpe de sanciones. Aunque tras un período de tranquilidad, ha resurgido con otro formato. Ahora lo habitual es reunirse en algunas calles del Ensanche, fundamentalmente en Alfredo Brañas, para beber a las puertas de una discoteca de moda. Los grupos comienzan a concentrarse a partir de las 2.30 de la madrugada y, de acuerdo con las quejas de los vecinos, el botellón se prolonga hasta casi el amanecer.

El Ensanche en Santiago. Aunque el apogeo ya pasó, en la ciudad compostelana el botellón se trasladó a esta zona, donde los jóvenes se reúnen desde las 2.30 hasta el amanecer
El Ensanche en Santiago. Aunque el apogeo ya pasó, en la ciudad compostelana el botellón se trasladó a esta zona, donde los jóvenes se reúnen desde las 2.30 hasta el amanecer PACO RODRÍGUEZ

Otras áreas donde los vecinos protestan son San Lourenzo y Poza de Bar, muy próximas al campus. También en parques como el de Belvís y en Galeras pueden verse restos de botellón algunas mañanas. Estos excesos en el Ensanche sorprendieron meses atrás a la policía local con la guardia baja, lo que ha llevado al gobierno municipal a establecer un plan con más vigilancia para tratar de controlarlo, para el que se barajó incluso cerrar Alfredo Brañas.

También en Vigo se recuerdan momentos de mayor trasiego nocturno en las calles, y la situación actual nada tiene que ver con la vivida hace más de diez años. En la ciudad olívica se pasó de botellones cada fin de semana, principalmente en la zona portuaria de As Avenidas, a noches más concretas, como la de ayer de Carnaval, con unas 9.000 personas congregadas en el mismo recinto portuario. Semana Santa, final de exámenes o verano son los otros momentos clave. También en el perímetro de la Concatedral se reúne gente, aunque más que para el botellón, para juntarse consumiendo bebidas compradas en bares próximos. Pero la calma chicha sigue condicionada por el tira y afloja que mantienen el Concello y el Puerto de Vigo por la competencia de seguridad en As Avenidas. Ambas partes saben que eso es una patata caliente. Hace semanas, de noche, una joven acabó en el agua y tuvo que ser rescatada de urgencia. Lo que parece claro es que ni Concello ni Puerto están dispuestos a dar su brazo a torcer. La Policía Nacional, mientras, hace lo que puede en medio de este fuego político cruzado destinando los agentes que sus posibilidades le permiten.

Ferrol, en su día, logró acotar la zona del botellón a raíz de un bando publicado por el alcalde el 13 de febrero del 2017 y con un refuerzo de la vigilancia policial los fines de semana siguientes. La orden municipal lo prohíbe expresamente en la calle Pardo Bajo y en la zona de la alameda del Cantón conocida como banco corrido. Una medida con la que se logró restringir esta práctica en los espacios en los que, no obstante, se sigue desarrollando en la actualidad. Se trata de la parte del Cantón conocida como el cenicero y, en fechas concretas, cuando la celebración está más masificada, en otra zona de la alameda alejada de las viviendas.

Desinflado en Lugo y Pontevedra

No hay una ordenanza específica en Lugo, donde la policía se rige por la Ley de Seguridad Ciudadana, que solo dedica un párrafo a decir que consumir bebidas en vías públicas y transporte puede suponer una infracción leve cuando perturbe gravemente la tranquilidad ciudadana. Sin embargo hay pocas quejas, y de hecho en el último año no se registraron sanciones. El lugar de referencia es el Parque de Rosalía, sobre todo en fechas concretas.

Por su parte, Pontevedra implantó en el 2008 una ordenanza «de convivencia ciudadana» que, básicamente, prohibía tanto que se bebiera en la calle como la venta de alcohol pasadas las diez de la noche. Con ella se restringió el botellón a un espacio concreto: el aparcamiento del recinto ferial, a diez minutos caminando del centro y sin viviendas cerca. El botellón se trasladó a esta zona sin mayor problema. Con el paso del tiempo el fenómeno ha ido decayendo, y en la actualidad, precisa la policía local, la asistencia media en invierno no sobrepasa las 200 personas y se produce exclusivamente los sábados.

  • Con información de Xosé Gago, Cándida Andaluz, Redacción de Santiago, Carmela López, Lorena García, Serxio Barral y Javier Romero