La Agencia Tributaria somete a un férreo control fiscal el uso de gasoil B

José Manuel Pan
José Manuel Pan REDACCIÓN / LA VOZ

GALICIA

Guardias civiles extraen combustible de una furgoneta en Vilagarcía para analizarlo ante la sospecha de que sea gasoil B bonificado
Guardias civiles extraen combustible de una furgoneta en Vilagarcía para analizarlo ante la sospecha de que sea gasoil B bonificado

Inspecciona las gasolineras y los distribuidores autorizados para garantizar el suministro legal del combustible

22 feb 2020 . Actualizado a las 12:42 h.

Es el gasoil rojo. Está de plena actualidad por los casos de fraude detectados en Galicia por la Guardia Civil en solo una semana de controles intensivos a camiones. Destapar a los infractores en plena carretera no es tarea fácil. Los agentes han de comprobar visualmente cada depósito de carburante de los camiones interceptados y analizar las muestras si sospechan que el transportista ha alterado el color del gasoil B, de uso agrícola, para hacerlo pasar por el diésel tipo A, destinado al resto de los vehículos que circulan por vías públicas. El gasoil bonificado tiene unos trazadores de color rojo para poder identificarlo, pero en algunos casos los transportistas añaden aditivos para volverlo del mismo color del A, por lo que solo puede ser descubierto aplicando reactivos a la muestra.

Para evitar que el fraude en el gasoil llegue a la carretera, la Agencia Estatal de la Administración Tributaria (AEAT) ejerce un «control fiscal intenso» en el proceso previo, es decir, en la venta del gasoil B, que solo puede realizarse de dos formas, en gasolineras habilitadas y en empresas autorizadas para su distribución en camiones cisterna. El objetivo es que ese combustible llegue solo a los operadores autorizados con derecho a utilizarlo. Fuentes de la Agencia Tributaria explican que las gasolineras que comercializan ese producto son sometidas a procedimientos periódicos de comprobación para verificar que la venta efectuada es correcta.

En el caso de los establecimientos que realizan la distribución de gasoil bonificado mediante camión se realiza un control fiscal reforzado, denominado régimen de intervención. Ese procedimiento permite a los funcionarios de la Agencia Tributaria efectuar inspecciones sin previo aviso. Lo mismo se hace con los destinatarios finales del gasoil para comprobar que lo están utilizando en los vehículos previstos por la ley.

Precio más bajo que el diésel A

En Galicia, la Agencia Tributaria abre cada año entre 70 y 90 expedientes por el uso irregular de gasoil B, que solo puede ser utilizado en tractores y en cualquier otra maquinaria agrícola y ganadera. Ese tipo de combustible está bonificado con un tipo impositivo muy reducido, por lo que su precio es mucho más bajo que el usado en los coches y que se vende sin ningún tipo de limitación. El beneficio obtenido por los defraudadores con ese combustible ronda el 40 %, según asociaciones de transportistas que abastecen sus camiones con combustible legal y que denuncian ese tipo de fraude que supone una competencia desleal hacia ellos, ya que con ese ahorro, los transportistas clandestinos pueden realizar servicios a precios mucho más bajos.

De 1.200 a 12.000 euros de multa

El uso de gasoil B al margen de la actividad agrícola está castigado con sanciones muy elevadas, que se gradúan en función de la potencia fiscal de los vehículos en los que se utilizó. Es una infracción tributaria grave que implica importantes multas, de entre 1.200 y 3.600 euros si los vehículos utilizados son turismos; de 7.200 en el caso de las furgonetas, y de 12.000 cuando el uso indebido se detecta en camiones.

Esas sanciones económicas se duplican en caso de reincidencia, con lo que en el grado máximo, el de los camiones, la multa llega a 24.000 euros. Esa reincidencia, explican fuentes de la Agencia, se apreciará cuando el mismo infractor comete el mismo fraude dentro de los dos años siguientes a la primera sanción firme en vía administrativa.

Solo con tarjetas y cheques específicos

La circulación de gasoil B está sometida a controles fiscales muy rigurosos para impedir su comercialización de manera ilegal. Las gasolineras habilitadas para su distribución a través de surtidor deben estar dadas de alta en la Oficina Gestora de Impuestos Especiales de su provincia. Para garantizar que la venta no es fraudulenta, la compra de ese combustible en esos establecimientos solo es posible mediante el uso de unos medios de pago específicos que permiten conocer en todo momento la identidad de la persona a la que se le está suministrando el producto. El único método de pago autorizado es el de la tarjeta o cheque gasoil bonificado.

Los envíos deben ser comunicados

En el caso de la distribución de gasoil B mediante camión cisterna, directamente a las instalaciones de los usuarios, esos establecimientos también deben estar censados en la Oficina Gestora de Impuestos Especiales de su provincia y están obligados a documentar todos los envíos del combustible bonificado mediante la emisión de documentos de circulación que permiten conocer quiénes son los destinatarios del producto. Esos documentos deben ser remitidos a la AEAT con unos procedimientos determinados. En este tipo de distribución, el destinatario y la cantidad suministrada han de ser comunicados a la Agencia Tributaria de manera telemática en un plazo de cinco días.