La fecha de las elecciones catalanas no afecta ni a las gallegas ni a las vascas

Francisco Balado Fontenla
Fran Balado MADRID | LA VOZ

GALICIA

Torra opta por una voladura controlada de la legislatura y explorará el diálogo con Sánchez
Torra opta por una voladura controlada de la legislatura y explorará el diálogo con Sánchez David Zorrakino | Europa Press

A pesar de una extendida creencia, los comicios podrían celebrarse incluso hasta en tres días consecutivos

30 ene 2020 . Actualizado a las 12:03 h.

La fecha de convocatoria de las elecciones autonómicas en Cataluña no afecta a la fecha de las elecciones en Galicia ni a las del País Vasco, las dos comunidades en las que este 2020 están llamadas a sacar las urnas a la calle por concluir sus legislaturas. Es decir, que las catalanas podrían celebrarse el próximo domingo 24 de mayo, una de las fechas que manejan los dirigentes de JxCat, y las gallegas el domingo siguiente, el del 31 de mayo, en caso de que Feijoo lo estimase oportuno.

La Ley Orgánica del Régimen Electoral General (Loreg) regula todo lo relativo a los procesos electorales en España, y en ninguno de sus apartados recoge que exista incompatibilidad de días. A pesar de una creencia muy extendida, sí pueden celebrarse dos procesos electorales de esta naturaleza sin la necesidad de dejar transcurrir ningún plazo. Solo hay una excepción recogida en la disposición adicional quinta de la Loreg, aunque esta nunca afectaría ni a Galicia, ni al País Vasco ni a Cataluña. Esta excepción fue la que motivó que en mayo del 2019 coincidiesen las elecciones municipales, europeas y de algunas comunidaes autónomas.

54 días después

En el punto primero de su apartado 42, la Loreg dice que «las elecciones habrán de celebrarse el quincuagésimo cuarto día posterior» a que el decreto de convocatoria salga publicado en, para el caso gallego, el DOGA, el BOPV para el vasco y el DOGC para el catalán.

Por lo tanto, legalmente podría suceder como el pasado 25 de septiembre del 2016, cuando los gallegos y los vascos fueron llamados a las urnas el mismo día, o que no coincidan.

Tampoco dice nada la Loreg sobre la obligación de que las elecciones se celebren un domingo, aunque en España es costumbre hacer coincidir la disolución de las Cortes 54 días antes de un domingo. El razonamiento es que los ciudadanos, liberados de sus obligaciones laborales, tendrán así más sencillo acudir a las urnas para ejercer su derecho al sufragio. Poniéndose en un caso extremo, podría darse que los catalanes votasen el lunes 25 de mayo, los vascos el martes 26 de mayo y los gallegos el miércoles 27 del mismo mes, en tres días consecutivos. 

Sin embargo, hay numerosas excepciones en los años de la Transición, en los que era habitual que se celebrasen comicios generales en días laborables: las del 15 de junio de 1977 coincidieron un miércoles, las del primero de marzo de 1979 un jueves, y las del 28 de octubre de 1982, las primeras en las que se impuso Felipe González como candidato del PSOE, un miércoles. El último ejemplo fueron precisamente las catalanas de diciembre del 2017, convocadas por el expresidente del Gobiereno español tras cesar a Puigdemont como presidente de la Generalitat después de haber impulsado la declaración de independencia de Cataluña. Rajoy, en virtud del artículo 155 de la Constitución, convocó al pueblo catalán a las urnas en el mismo momento en el que tuvo la facultad. No quiso esperar ni un solo día, de ahí que los catalanes tuviesen que votar el jueves 21 de diciembre, justo 54 días después de la publicación del decreto electoral en el boletín oficial.  

Torra, tras los Presupuestos

De momento, lo único que avanzó Torra en su comparecencia de ayer es que convocará elecciones en Cataluña una vez que logre aprobar los Presupuestos, que ya tiene pactados con los comunes de Ada Colau en una votación prevista para el 18 de marzo. A partir de ahí, y siempre mirando de reojo al Constitucional, Torra podría disolver el parlamento autonómico en el momento que considere oportuno. Sin embargo, en caso de confirmarse su inhabilitación como diputado autonómico, la presidencia recaería sobre el vicepresidente del Gobierno, Pere Aragonés, aunque no dispondría de todas las facultades, entre ellas, la de disolver las Cortes y convocar elecciones. Si Torra fuese despojado de la presidencia (el PP y Cs defienden que ya no es el presidente de la Generalitat), en un plazo de 10 días se convocaría un pleno en el Parlamento catalán. En caso de que ninguno de los diputados lograse la confianza de la Cámara en un plazo de dos meses, de forma automática se disolverían las cortes y se publicaría al día siguiente en el boletín ofical el decreto llamando a urnas a los 54 días.