María Doallo
Cuando se trata de playas en Galicia, lo normal es dar por sentados el agua fría -muy fría-, las rocas sumergidas en ella y una zona vegetal cercana que provoca ese fresquito costero cuando el día se va acabando. Pero no solo eso, además se sobreentiende que están situadas en las costas de la provincia de Pontevedra, de A Coruña o de Lugo, y que es el mar Atlántico o el Cantábrico quien las baña. Error de novato, porque Ourense tiene playas, fluviales, y muy bien catalogadas. En ellas, salvando el mar, están presentes todo el repertorio de entretenimientos veraniegos y turísticos encargados de aminorar el calor asfixiante de la época en la ciudad y dar sentido a los meses de julio y agosto.