Los cuatro retos para que el Xacobeo 21 sea una referencia

Cristóbal Ramírez

GALICIA

Camino de Santiago
Camino de Santiago

Xunta, sector y toda la sociedad deberá proteger los caminos actuales, limitar las rutas inventadas, reforzar la seguridad e evitar estafas y excesos

02 ene 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Es fundamental. O el año 2020 sale bien en términos de protección y promoción de los Caminos de Santiago en Galicia o el Xacobeo 2021 será un desastre que dejará pequeño el fiasco del 2010. La Xunta tiene que poner -así, en imperativo- toda la carne en el asador. La oposición, a arrimar el hombro sin alharacas retóricas. La sociedad civil tendrá que tomarse en serio la cita y no pensar solo en hacer caja -la hostelería tiene que dar otro paso adelante y equilibrar coste y servicio-, y el ciudadano, todos, debe entender que esta es una inmejorable oportunidad de Galicia para mitigar los daños de la desaceleración económica que ya empieza a manifestarse aunque sea tímidamente. Estos son los retos para el 2020.

Primer reto: No ceder a las presiones para bendecir nuevos caminos. Desde Corrubedo (que ya es inventar) hasta Ribadavia y A Estrada, diversos colectivos quieren que la Xunta reconozca nuevos caminos sin el mínimo soporte documental e histórico, basándose en abstracciones como que una localidad tuvo un hospital para «pobres y peregrinos». Obvio. Como lo eran prácticamente todos. Pero no se puede demostrar en absoluto que esos peregrinos se encaminaran a Compostela. Conselleiro, resista.

Segundo reto: Evitar la destrucción de los caminos actuales. Aunque parezca mentira, en los últimos años ha habido cabo auténticos atentados contra los caminos. La mayoría es darles más anchura hasta el punto que de camino no tienen nada, y sí de pista donde se cruzan los coches con miles de peregrinos, como sucede antes de Melide. Hay que blindar al caminante, y eso resulta fácil: se trata de colocar unas piedras de gran tamaño que impidan el paso de los vehículos a motor.

Tercer reto: Reforzar la seguridad. Si hay un espacio seguro en el planeta, ese lo conforman los Caminos de Santiago en Galicia. Lo cual no evita que se pueda producir un pequeño robo, o que muy de tarde en tarde se registre un hecho delictivo de más envergadura. Los mayores problemas ocurrieron en años pasados en León. El 2020 tiene que ser -otro imperativo, pero así son las cosas- un ensayo en Galicia, sobre todo de coordinación. Hay entes que funcionan de sobresaliente, como la Guardia Civil en algunos municipios, entre ellos Arzúa. Ahora hay que poner en funcionamiento de manera discreta -el peregrino ni necesita ni quiere guardaespaldas- esa coordinación entre las fuerzas de seguridad, incluyendo Protección Civil. Los concellos, a involucrase.

Cuarto reto: La inspección no puede bajar la guardia. El peregrino tiene que irse con una buena imagen de Galicia. La hospitalidad está asegurada, con las excepciones que siempre surgirán. Pero hoy en día en la calidad del servicio hay luces y sombras. Albergues, restaurantes, hoteles, taxis… no deben olvidar que pan para hoy puede ser hambre para mañana. Una inspección constante y rigurosa de Turismo y de los concellos garantizará que las ovejas negras queden aisladas. El dinero negro del hospedaje (esos pisos fantasmas que se alquilan por habitaciones sin las mínimas garantías) debe ser el objetivo número uno de Hacienda.