Acepta seis meses de cárcel por dejar morir a 39 vacas en Chantada

t. taboada LUGO / LA VOZ

GALICIA

T.T

El abogado del acusado aseguró que las reses murieron debido a una bacteria infecciosa

20 dic 2019 . Actualizado a las 12:18 h.

El vecino de Chantada acusado de un delito de maltrato animal por dejar morir a 39 vacas de su granja de Axulfe, en ese municipio lucense, aceptó una pena de seis meses de prisión y dos de inhabilitación para comercializar y tener animales.

En la vista fijada para este jueves en el Juzgado de lo Penal número 1 de Lugo, el acusado llegó a un acuerdo al reconocer que había dejado morir a las 39 reses sin alimentación, aunque insistió en su inocencia.

El ministerio fiscal pedía 14 meses de cárcel y una inhabilitación por tres años, en tanto que la acusación particular que representaba a tres asociaciones animales pedía 18 meses de cárcel y cuatro años de inhabilitación.

Aunque hubo acuerdo entre las partes, inicialmente el abogado del acusado, Fernando Lamela, defendía la inocencia de su representado, que alegaba la presencia de una bacteria en el silo con el que se alimentaban las vacas.

Tras la vista, tanto la Fiscalía como la acusación particular elevaron a dos años la petición de inhabilitación y el pago de las costas del juicio, reclamación que no gustó a la defensa, que llegó a apostar por que se celebrara la vista. Con todo, tras hablar con su cliente, ambos aceptaron la propuesta.

Los hechos sucedieron en el 2016, cuando la Guardia Civil halló en una explotación ganadera a las 39 reses muertas por falta de alimentación. Los agentes también encontraron varias decenas de animales en estado de inanición, que tuvieron que ser sacrificados. Antes de entrar a la sala, el abogado de la acusación particular, Víctor Valladares, manifestó que «hubo un abandono de la explotación ganadera, sin que hubiera alimentación de las reses desde meses anteriores a la muerte de las vacas». Con todo, dijo que desconoce si el acusado actualmente mantiene animales.

Escasez de alimentos

El abogado del acusado, que asistió a la vista con gafas de sol e intentando ocultar su rostro, aceptó el acuerdo pero insistió en la inocencia de su cliente. «No cometió ningún delito, sino que es víctima de una situación propiciada por la propia Xunta que, en una demora injustificada de pago de la subvenciones de la PAC y de otras ayudas a ganaderos, hizo que hubiera escasez de alimentos en un momento puntual y que se tuviera que cambiar un tipo de alimentación, lo que desencadenó una situación de enfermedad en los animales y una alta mortandad», justificó.

Lamela describió al procesado como una persona trabajadora que vivía y se desvivía por el cuidado de sus animales, trabajando más de 15 horas diarias los 365 días del año. «Y cuando ve que su vida se desmorona con la muerte de las reses, a pesar de que las estaba alimentando, ahí se da una situación de bloqueo que gestionó mal, sobre todo la retirada de cadáveres», indicó. «Lo que está claro es que este señor no cometió un delito de maltrato. Todas las reses murieron por una enfermedad, probablemente de una bacteria infecciosa llamada clostridrium», concluyó.