Abuín, tercer gallego en recibir la condena de prisión permanente

La Voz REDACCIÓN / LA VOZ

GALICIA

José Enrique Abuín, David Oubel y Marcos Miras, los tres únicos gallegos condenados a prisión permanente revisable
José Enrique Abuín, David Oubel y Marcos Miras, los tres únicos gallegos condenados a prisión permanente revisable

David Oubel, que mató a sus dos hijas en Moraña y Marcos Mirás, que asesinó a su hijo en Oza-Cesuras, ya cumplen la misma pena

17 dic 2019 . Actualizado a las 21:02 h.

El anuncio del Tribunal Superior de que José Enrique Abuín, El Chicle, ha sido condenado a cadena perpetua revisable lo convierte en el tercer gallego en recibir esta pena desde que entró en vigor, en julio del 2015. Junto con el asesino de Diana Quer, hay otros dos nombres que difícilmente se olvidarán: David Oubel, que mató a sus dos hijas con una rebarbadora en Moraña; y Marcos Mirás, que asesinó a su hijo de un golpe en Oza-Cesuras.

Las historias de Oubel y Mirás tienen poco que ver con la de Abuín, ya que en ambos casos las víctimas fueron hijos del propio asesino.

En el caso de Oubel, la Audiencia de Pontevedra lo condenó en julio del 2017 a la condena de prisión permanente revisable como culpable de los asesinatos de sus hijas Amaia, de 4 años, y Candela, de 9, el 31 de julio del 2015. Ninguna de las partes recurrió el fallo. Según trascendió en el juicio, la exmujer de Oubel tenía la guardia y custodia de las dos hijas del matrimonio, pero las niñas tenían un régimen de visitas con el padre. El día 31 de julio del 2015 por la mañana Oubel sedó con nordiazepam, oxazepam y tizanidina a sus hijas; acudió al dormitorio de la pequeña, y le produjo varios cortes profundos en el cuello con una rebarbadora, finalizando la incisión con un cuchillo de cocina. Acto seguido hizo lo mismo con la mayor que, a sus nueve años llegó a forcejear con su padre sin éxito. Oubel se encerró después en el baño y se autolesionó. Allí fue encontrado por una prima suya, que se alertó al recibir una carta de Oubel en la que decía que le regalaba su coche a su hijo, que era ahijado del asesino. Entonces ella se temió lo peor.

Marcos Mirás también mató a su hijo de once años el primer domingo de mayo del 2017. Haber elegido el Día de la Madre para el asesinato señala realmente el objeto de su ira, su exesposa. Miras recogió a su hijo en un punto de encuentro en A Coruña, donde vivía, y después de desayunar con su hijo en un bar cerca de su casa en Labañou, subieron al coche y se fueron a un monte de Oza-Cesuras, donde el asesino tiene la casa familiar. Allí, en un camino, entre las tres y las siete de la tarde de ese domingo dio muerte al pequeño con una pala que llevaba en el maletero y lo enterró. La madre del menor, en vista de que no llegaba al punto de encuentro, denunció la situación y Marcos Miras fue encontrado en un hostal de la zona de Riazor a las pocas horas. Durante todo el proceso dijo que no recordaba nada de lo ocurrido y su abogado insistía en sus problemas mentales. Condenado a la prisión permanente en la Audiencia, los recursos posteriores llevaron el caso al Tribunal Superior de Xustiza de Galicia e incluso al Supremo, que confirmaron la pena.