Las otras «boutades» de Vox con Galicia

Domingos Sampedro
Domingos Sampedro SANTIAGO / LA VOZ

GALICIA

El líder de Vox, Santiago Abascal durante un acto electoral
El líder de Vox, Santiago Abascal durante un acto electoral Alberto Morante

El partido que atribuye a Fraga la primera ley de normalización lingüística de España, tacha a Feijoo de «nacionalista», compara al PPdeG con el PNV, y al BNG, con los CDR de Cataluña

19 dic 2019 . Actualizado a las 12:36 h.

El ataque a la Lei de Normalización Lingüística de la lengua gallega fue la última salida de tono de Vox en lo que concierne a Galicia. En la exótica reinterpretación realizada el domingo en Lugo por el secretario general del partido derechista, Javier Ortega Smith, dicha norma fue la primera de este tipo que vio la luz en España, la impulsó Manuel Fraga con el fin de «imponer el gallego a la fuerza» y, después, fue copiada en Cataluña y el País Vasco, así como por el PP de Baleares y de Valencia.

Pero nada de eso es cierto. Solo fue una boutade, un auténtico desvarío, como muchas otras alusiones hechas por los dirigentes de Vox a cuestiones que atañen a la comunidad.

En realidad, la Lei de Normalización Lingüística fue aprobada en el Parlamento gallego en junio de 1983 y, además, por unanimidad. No fue la primera norma de este tipo en el Estado. En noviembre de 1982 se aprobó la ley del euskera y, en abril de 1983, la de Cataluña. Tampoco fue una ley que impulsara Fraga, que en los años ochenta no era miembro de la Cámara gallega. Ni siquiera la impulsó Alianza Popular o el Gobierno de Albor, aunque sí la votó, pues el texto tuvo su origen en una iniciativa del diputado Camilo Nogueira, entonces de Esquerda Galega, que acabó concitando el consenso de todos los grupos políticos.

La interpretación de Ortega Smith sobre la regulación del uso del gallego es un auténtico dislate, al igual que otras muchas opiniones expresadas por los dirigentes de Vox sobre cuestiones relacionadas con Galicia, casi siempre con el fin de atacar al PP de Feijoo, al BNG o a ambos a la vez.

El partido que dirige Santiago Abascal, describió hace unos meses la comunidad gallega como una región gobernada por una fuerza, el Partido Popular, que tiene un «discurso nacionalista». Al presidente, Alberto Núñez Feijoo, le colgó asimismo la etiqueta de «nacionalista», hasta el punto de decir que reivindica que Galicia es «una nación sin Estado». Begoña Conde, tía de Abascal y cabeza de lista al Congreso por Ourense, provincia con la que dijo tener el valiosísimo vínculo de circular por ella cuando viaja a Vigo o A Coruña, también acreditó sus conocimientos de la realidad galaica afirmando que el PP de Feijoo le recuerda al PNV «en su imposición lingüística».

Desde su cuenta en Twitter, el partido derechista acostumbra a definir al PP como «la derechita cobarde» o como una organización que perdió su «proyecto nacional» para España. A Feijoo suelen situarlo al borde de la autodeterminación, sobre todo cuando usa el gallego en actos institucionales, y el BNG también suele ser blanco de sus iras.

El día que Santiago Abascal se desplazó a Vigo para ofrecer un mitin en la última campaña electoral, un grupo de activistas del BNG lo recibió al grito de «Fóra fascistas da nosa terra!». El líder de Vox los tildó de «extremistas antiespañoles» y los equiparó con los CDR catalanes y dijo que la policía tuvo que «cargar» contra ellos para dispersarlos, algo que realmente no ocurrió.

Al diputado Néstor Rego, representante del BNG en el Congreso, también le cayeron algunos dardos. Fue tachado de «aldeano» desde una página de la formación derechista, si bien Vox acabó desmarcándose de los insultos al estallar la polémica. Pero eso no significa que Rego fuera exonerado de nada, pues nada más ser elegido diputado, Santiago Abascal elevó un recurso a la Mesa del Congreso pidiendo que se revocara su toma de posesión, junto a las de los miembros de JxCAT, ERC, Bildu, CUP o PNV, por entender que no estaban comprometidos con la Constitución.

Todo indica además que la confrontación con Feijoo, así como el ruido a cuenta del BNG y el uso de la lengua gallega, van a ser la señas de identidad de Vox de cara a la campaña de las elecciones autonómicas, previstas para el otoño. La boutades de Vox no tienen apenas coste para una fuerza que no tiene ni diputados, ni alcaldes ni siquiera un concejal en toda Galicia. Pero sí le están dando el protagonismo que anhelan. Quien parece tenerlo claro es el portavoz de los populares, Pedro Puy, que este lunes recibió con desdén el ofrecimiento hecho por Ortega Smith de ayudar a investir a Feijoo si obtienen representación en Galicia. «O mesmo señor dixo un día antes que o seu obxectivo era cargarse a Feijoo», resolvió Puy.