Una veintena de concellos registraron cambios de gobierno en apenas seis meses

Domingos Sampedro
Domingos Sampedro SANTIAGO / LA VOZ

GALICIA

Repetición de elecciones el pasado día 17 en una mesa en Burela, única corporación que sigue sin renovarse
Repetición de elecciones el pasado día 17 en una mesa en Burela, única corporación que sigue sin renovarse PEPA LOSADA

Desde las municipales, media docena de pactos han saltado por los aires, todos en la izquierda

26 nov 2019 . Actualizado a las 14:38 h.

Este martes se cumplen seis meses desde la celebración de las municipales que agitaron el tablero político gallego. Las elecciones que desalojaron al PP y a las mareas de los gobiernos de las ciudades y que contribuyeron a fragmentar más las corporaciones locales y a dificultar la formación de gobierno.

Burela es el único de los 313 concellos que todavía no pudo ser renovado debido a que hubo que repetir los comicios por la anulación del escrutinio en una de las mesas (podría ser el primer sábado de diciembre). Todos los demás ya echaron a andar, pero en ese escaso tiempo, una veintena de ayuntamientos ya han registraron cambios, debido casi siempre a la ruptura de los pactos de gobierno y la falta de entendimiento entre las fuerzas progresistas. Aunque en otros casos los cambios se produjeron para dotar de mayor estabilidad a los ejecutivos locales.

El caso más reciente es el del municipio coruñés de Mugardos, después de que la alcaldesa de Esquerda Unida, Pilar Díaz, le retirara las competencias de gobierno al primer teniente de alcalde, socialista José Ángel Martínez, provocando que el PSOE abandonara el ejecutivo y dejara a EU-Son en minoría, con el respaldo de solo cuatro de los trece concejales de la corporación.

También saltaron por los aires los pactos de gobierno de A Pobra de Trives, A Guarda, O Valadouro, Corcubión y Monterroso, y en todos los casos se debió a las diferencias entre los partidos de izquierda, o entre la izquierda y los independientes.

Es lo que ocurrió en Corcubión. El alcalde socialista, Manuel Insua, rompió el acuerdo con el único edil del PACOR, José Ramón Rojo, y se quedó con un gobierno sustentado en solo 3 de los 9 ediles de la corporación. En A Guarda, las fricciones del PSdeG (5 concejales) se produjeron con el BNG, lo que provocó que los cinco ediles nacionalistas abandonaran el gobierno tras denunciar injerencias del alcalde en sus parcelas.

El PSdeG también se quedó solo en el gobierno del municipio ourensano de A Pobra de Trives, al romperse el pacto con Son de Trives por razones que nunca acabaron de esclarecerse, aunque la alcaldesa socialista, Patricia Rodríguez, deslizó que la marea local intentó hacer cosas que no tenían encaje legal.

En O Valadouro (Lugo), el pacto negociado entre PSOE y BNG antes de la investidura fue dinamitado una vez que el socialista Edmundo Maseda se convirtió en alcalde. Las dos fuerzas retomaron las conversaciones, pero aún no lograron formalizar un bipartito que le garantice a la izquierda la mayoría frente al PP.

Especialmente llamativo resulta el caso de Monterroso, donde el exsocialista Antonio Gato montó un partido independiente, el IxM, al no lograr los apoyos para ser el candidato del PSOE. Con su nueva formación no solo logró la alcaldía, sino que le retiró las competencias a los tres ediles de IxM para cambiar la alianza de gobierno, dándole entrada a su anterior partido, el PSOE, y a Compromiso por Galicia.

En otros tres casos, los cambios vinieron sobrevenidos por la defunción o la renuncia de sus alcaldes: en Baralla falleció el regidor, Rodríguez Capón, y fue sustituido por su hijo, el número tres de la lista. También falleció el de O Irixo, Manuel Penedo, reemplazado por su segundo.

Más rocambolesco es el caso de San Amaro: la alcaldesa socialista dimitió tras ser reelegida, cediéndole el testigo, en funciones, a un representante de Xuntos, aunque dos semanas después fue elegido regidor otro socialista.

El PSOE cerró cinco acuerdos más con otras fuerzas para formar ejecutivos más estables

Desde la sesión constitutiva de las corporaciones locales, celebrada el pasado 15 de junio, no solo afloraron tensiones y problemas entre las fuerzas que integran los gobiernos locales. En algunos concellos fueron investidos alcaldes en minoría, pero que con el paso del tiempo consiguieron cerrar pactos con otras formaciones para dotar de mayor estabilidad al equipo de gobierno. Y el PSdeG, capaz de pactar con la izquierda, los nacionalistas y formaciones independientes de todo signo, actuó como el perejil de casi todas las salsas.

En las localidades pontevedresas de O Porriño y Vilaboa, los socialistas cerraron pactos con el BNG para facilitar su entrada de los nacionalistas en los ejecutivos locales y dotarlos de mayor estabilidad. En el caso de Redondela, la alcaldesa socialista, Digna Rivas, consiguió firmar, semanas después de su investidura, un pacto con AER, la agrupación de electores independiente. De este modo suman 10 ediles, frente a los 9 del PP, dejando en manos de los dos concejales del BNG la posibilidad de decantar la balanza hacia un lado o hacia el otro.

En Cambre, el PSOE forzó desde la oposición la dimisión de su cabeza de lista para engrasar el pacto con los independientes de UxC. Y en Carral, el alcalde de Alternativa dos Veciños, la lista más votada, logró un pacto con los socialistas para gobernar con mayoría absoluta.

El único pacto poselectoral rubricado por el PP se dio en Maceda, al integrar en el gobierno al único concejal de Espazo Común, el partido de Pachi Vázquez, garantizándose así la mayoría absoluta para gobernar.