La acusación particular: «Diana va viva a Asados y el objetivo del Chicle es forzarla y violarla»

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Fiscalía y el letrado de la familia solicitan la prisión permanente revisable para el Chicle por detención ilegal, asesinato y agresión sexual

26 nov 2019 . Actualizado a las 09:26 h.

El juicio contra José Enrique Abuín Gey, autor confeso de la muerte de Diana Quer, afronta su recta final. Fiscalía y acusación particular abordaron durante la mañana de este lunes sus alegatos finales, en los que defendieron que la única condena justa es la prisión permanente revisable. Para la fiscala Cristina Margalet y para el letrado Ricardo Pérez Lama, el Chicle cometió tres delitos: detención ilegal, asesinato y violación. Este último, fundamental, para que Abuín sea condenado con la pena máxima.

Especialmente incisivo se mostró Ricardo Pérez Lama, que trató de tumbar una a una todas las mentiras del Chicle. Reconoció que, tras recibir el encargo por parte de Juan Carlos Quer, se encontró «una auténtica película de terror, pero real. No es una película, pero sí ha habido terror. Aquí no hay actrices, solo una niña de 18 años. Diana Quer López-Pinel».

Fue la propia madrileña la que le dio la primera pista con ese mensaje en el que aseguró sentirse «acojonada». «Estaba siendo acosada. No se puede banalizar. Le están diciendo, morena ven aquí. Tenía motivos suficiente para estarlo», afirmó el letrado, que defendió que la persona que profirió esa frase no fue otra que José Enrique Abuín.

«Qué es lo que realmente ha pasado?», preguntó a la sala el abogado. Para la acusación particular, el Chicle estaba «al acecho, preparado para cazar». Abordó a Diana en el paseo de O Areal, ella siguió su camino a casa y, cuando comprobó que no estaba acompañada, la abordó. «La sigue en su vehículo, a la altura de la rúa Venecia se le cruza, como hizo con la chica de Boiro, le arrebata el móvil y la mete en el maletero en el coche». Para acusación y fiscalía: «Diana en A Pobra está viva, no lo duden ustedes. La mete en el maletero para trasladarla a su guarida, que es esa nave. Diana va viva a Asados y su objetivo es forzarla y violarla».

La brida

Para reforzar este relato, Pérez Lama destaca que la brida es fundamental. ¿Si la mató realmente en A Pobra con las dos manos por qué aparece el cuerpo con esa cinta de plástico al cuello? «No habría necesidad de bridas y cintas adhesivas. Son indicios tras indicios de que Diana está viva en A Pobra», incide Lama.

De ahí, relata, se dirige con Diana a Asados: «a un lugar totalmente aislado. Busca impunidad para hacer con Diana lo que desgraciadamente hizo. Lo que quería era forzarla. Llega viva a Asados. Todos los indicios van en esa misma y única dirección».

Recuerda Pérez Lama que el Chicle reconoce que la desnuda, pero que lo hizo para que no quedaran restos de ADN: «¿Entonces por qué deja el bolso allí? ¿Por qué lo tira al pozo? Son más mentiras. La desnuda porque Diana está viva en Asados».

Destaca que Abuín tampoco explica por qué estuvo, según afirmó el grupo GATO (Grupo de Apoyo Tecnológico) de la UCO (Unidad contra el Crimen Organizado), más de una hora en la nave. «Porque está viva», persevera Lama: «Sino no tendría ningún sentido». Y la mata, confiesa: «porque sabía lo que le sucedería. Que se estaría jugando 12 años de cárcel por haber violado a Diana. Y ya había aprendido lo que le pasó con su cuñada, los problemas judiciales que le causó. Lo hace para que no descubran su fechoría».

Para acusación particular y fiscalía, toda la versión de Abuín se fundamenta en mentiras. Se pregunta el letrado por qué iba a toda velocidad si en realidad el cuerpo de Diana estaba muerto. «Diana está viva y tiene que llevarla a su guarida».

Con su relato, Pérez Lama fundamenta su petición de condena por detención ilegal porque: «La detención [desde A Pobra a Rianxo] dura kilómetros y 25 minutos como menos». También la de violación: «El único fin era forzarla sexualmente. Esa es la pura realidad», «En esa nave abandonada, teniendo a Diana su merced, atemorizada, indefensa totalmente, incomunicada y sin posibilidad alguna de defenderse. El lo sabía perfectamente y fue dónde la desnudó y agredió». Y la de asesinato, para ocultar pruebas.

Las pruebas

Tanto para la acusación particular como para la fiscalía, las pruebas son determinantes para esclarecer un crimen que conmocionó a todo un país. «Las pruebas son muy tozudas», afirmó el abogado. Destacó, entre otras, el informe de telefonía del grupo GATO de la Guardia Civil, que tumba por completo la versión del Chicle, quien afirmó que se encontró a la joven en la calle Venecia, imposible según el trabajo de los investigadores.

También apeló a la segunda autopsia, donde el médico forense Blanco Pampín afirmó haber encontrado un edema en las zonas íntimas de Diana, y que vendría a demostrar la violación. Así como el modus operandi, que es prácticamente idéntico al utilizado en el caso de Boiro, en el que intentó arrebatar el teléfono a la joven antes de tratar de meterla en el maletero del coche y por el que fue condenado por agresión sexual en grado de tentativa: «La manera de actuar de acusado es clara. Utiliza el vehículo, les intenta quitar el móvil. Volvemos a la misma historia».

Pero bien saben acusación particular y Fiscalía que los indicios se antojan claves en esta ocasión. Es por ello que Pérez Lama puso encima de la mesa un caso en el que también ejerció la misma función que en este juicio: el de Asunta. «Los indicios fueron los que condenaron a los padres. Si por un asesinato se puede condenar con indicios. En una violación con mucha más razón», esgrimió el letrado, que cerró su comparecencia asegurando que la única pena permanente la que llevará consigo la familia de Diana Quer: «La ausencia de Diana será para siempre. Son tres víctimas más del acusado, y además irrecuperables».

La fiscalía

La fiscala Cristina Margalet, quien abrió la sesión, se encargó de la parte más técnica en este alegato final ante el jurado. Describió al Chicle como un «depredador sexual. Primero las acecha, después las persigue y acorrala a sus víctimas. No siente arrepentimiento, solo satisface sus instintos».

Se fundamentó para ello en los informes de las psicólogas, en el modus operandi y en su historial delictivo. Tumbó su versión al afirmar que, al supuestamente ahogar a Diana en A Pobra, «prefiere que le imputen un delito de homicidio a un delito leve por hurto». Y que consideró ilógico que Abuín la matara para que no lo delatara por robar gasoil cuando la multa sería de unos 60 euros. Poniéndose énfasis en el trabajo en equipo que ha llevado a desentrañar el caso, la fiscala pidió la justicia que «merece Diana».

El juicio se retomará mañana con el alegato final de la letrada de la defensa, Fernanda Álvarez. José Enrique Abuín, el Chicle, también podrá solicitar la palabra para hablar una última vez antes de que el jurado diga qué ocurrió realmente aquel 22 de agosto en la nave de Asados.