Solo medio centenar de colegios e institutos tienen desfibrilador

Mónica Pérez Vilar
MÓNICA P. VILAR REDACCIÓN / LA VOZ

GALICIA

Desfribrilador instalado en un colegio de Nigrán
Desfribrilador instalado en un colegio de Nigrán

En Galicia hay registrados algo más de 1.500 de estos aparatos

27 ene 2020 . Actualizado a las 16:40 h.

En el año 2017, un decreto de la Xunta reguló la instalación de desfibriladores fuera de los centros sanitarios. A día de hoy, Galicia tiene registrados oficialmente algo más de 1.500. «Hai moita concienciación ao respecto. E sempre que nos consultan se conviría poñer un nalgún lugar público ou nalgunha empresa, nós sempre animamos a facelo», dice José Flores, director de la Fundación Pública Urxencias de Galicia-061. Este organismo se encarga de supervisar las altas de estos aparatos. Eso ha permitido confeccionar un mapa e incluir esos desfibriladores en el directorio de recursos a disposición de la central de coordinación del 061. «Sabendo onde están, os nosos equipos poden botar man deles. Non só benefician aos usuarios do centro no que están instalados, senón que son un recurso para toda a poboación próxima», incide Flores.

La ubicación de esos desfibriladores también puede ser examinada por cualquier persona en la aplicación móvil Urxencias Sanitarias 061. Consultarla deja un balance no del todo optimista en lo que toca a la implantación en el ámbito educativo de estos dispositivos, fundamentales a la hora de actuar ante una parada cardiorrespiratoria.

Según la Fundación encargada de su registro, existen 124 aparatos ubicados en centros de enseñanza, incluidas universidades o escuelas de idiomas. Pero si se revisa en la aplicación cuántos centros de primaria y secundaria cuentan con ellos, la cifra baja hasta el medio centenar. Menos del 4 % de los alrededor de 1.400 que existen en Galicia.

Uno de esos centros es el CEIP Humberto Juanes de Nigrán. «Témolo dende haberá un ano. Foi o concello o que tomou a iniciativa e pareceunos moi positiva. Ademais, hai uns anos un avó morreu dun paro cardíaco durante unha xuntanza no colexio, así que estabamos moi concienciados», explica la directora del colegio, Cristina Fernández Piñeiro. Para ella, que procede del mundo del deporte -fue jugadora, entrenadora y árbitra de balonmano profesional-, la instalación de desfibriladores debería ser obligatoria «por lei» en centros educativos e instalaciones deportivas.

Desde el sindicato de profesores Anpe también defienden la extensión de estos dispositivos. «Os centros que os teñen son excepcionais. A Consellería de Educación debería implicarse máis niso e na formación do profesorado ante posibles urxencias sanitarias», opina su presidente, Julio Díaz.

Precio razonable

Expertos apuntan a que el coste de un desfibrilador automático más un maletín de ventilación puede rondar los 1.400 euros. En cuanto al curso de formación inicial para usarlo, su importe puede estar entre 60 y 70 euros por persona. Con todo, ante una emergencia, cualquier persona puede tratar de emplearlo, asistido vía telefónica por un médico del 061.

«Con equipos y una población formada en su uso hay una mayor supervivencia»

Cuando hace unos años el médico de urgencias Javier Caneda se convirtió en concejal de Sanidad de O Grove lo tuvo claro: convertir el ayuntamiento en un lugar cardioprotegido debía ser una prioridad. Arrancó así la tarea de dotar a los principales espacios públicos de desfibriladores. «Por mi trabajo conozco bien su importancia, pueden ser la diferencia entre llegar al hospital con posibilidades de sobrevivir o no», explica. Actualmente el Concello cuenta con una docena de aparatos instalados en el coche de la policía local, en el vehículo de emergencias, en pabellones, en la plaza de abastos... Y también en los cuatro colegios del municipio. «Es una lástima que, sin embargo, no los haya en los institutos, pero ya no dependen de nosotros», aclara Caneda.

Además de los desfibriladores, el Consistorio financió entre profesores, responsables de clubes deportivos y trabajadores municipales los cursos de preparación homologados para utilizarlos. Pero también realiza cursos de primeros auxilios y reanimación cardiopulmonar (RCP) para otros colectivos, como los profesores de secundaria o los padres de la escuela infantil. De hecho, los chavales grovenses de 10 a 16 años reciben dos formaciones anuales.

El concejal cree que ese esfuerzo convierte a O Grove en un lugar más seguro: «Ojalá nunca tengamos que usarlo pero con una población formada en RCP y desfibriladores accesibles, la posibilidad de supervivencia ante un incidente es mucho mayor».