Sánchez ha gastado ya dos balas de plata

Gonzalo Bareño Canosa
Gonzalo Bareño MADRID / LA VOZ

GALICIA

Imagen del traslado de los restos de Franco
Imagen del traslado de los restos de Franco POOL New

En la Moncloa preocupa que Cataluña y Franco no movilicen el voto y que la campaña pueda jugarse en el terreno económico

28 oct 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Lo que hasta hace poco era preocupación en el PSOE por la falta de movilización de su potencial electorado ante la repetición de las elecciones empieza a ser ya una sensación cercana al desconcierto por la marcha de la precampaña. Inmediatamente después de que se confirmara que la decimotercera legislatura de la democracia se había convertido en la más inútil de la historia y que los españoles tendrían que ir por cuarta vez a las urnas en cuatro años, algo que ni siquiera en los países más tradicionalmente inestables ha ocurrido jamás, en Ferraz, y sobre todo en la Moncloa, empezaron a torcerse los gestos. De entrada, la primera premisa, la de que los españoles culparían a Unidas Podemos, a Ciudadanos y al PP, por este orden, de la repetición de los comicios, falló. Todos los sondeos señalaban ya al PSOE y a Pedro Sánchez como principal responsable de ese hecho insólito. La consecuencia era que el PSOE seguía clavado en los 123 escaños en los sondeos.

Pero, pese a ese dato ya alarmante para algunos, el gurú que mueve todos los hilos en la Moncloa, Iván Redondo, seguía llamando a la calma a los más agoreros analistas socialistas. Muy pronto, aseguraba, las cosas cambiarían radicalmente porque el PSOE tenía dos circunstancias para que la campaña, hasta entonces sin rumbo claro, girara a su favor: Cataluña y Francisco Franco. Pero el crédito del spin doctor de Sánchez empieza a agotarse cuando los socialistas han disparado ya esas dos balas de plata y las cosas siguen igual o peor. El altísimo grado de radicalidad con el que el independentismo catalán reaccionó a la sentencia del procés sorprendió en la Moncloa, perjudicando la deseada imagen de un Sánchez capaz de controlar la situación pese a su giro beligerante contra el independentismo. Pero las luces rojas se han encendido definitivamente cuando la exhumación de Franco, a priori la gran baza electoral, no ha tenido tampoco el efecto movilizador esperado. No ha sido fácil controlar las múltiples aristas de un hecho con tan enorme carga histórica. Y Sánchez duda ahora si será conveniente o no sobreactuar, reivindicándose durante toda la campaña como el presidente que sacó al dictador de su tumba. De momento, el dato positivo para el PSOE es que el traslado de la momia y el incendio en Cataluña están haciendo crecer a Vox, lo que perjudica las opciones del PP de dar la sorpresa total y ganar los comicios. Pero la estrategia de polarizar al máximo ese debate es incompatible con el perfil de moderación que busca Sánchez. El último apunte que complica las cosas para el PSOE es el muy mal dato de la EPA, que sitúa a Sánchez ante la disyuntiva de negar la crisis que viene, algo que fue devastador para Zapatero a posteriori, o modular el optimismo extremo que se dibuja en sus Presupuestos.

En Génova la idea es lograr que la campaña no gire en torno a Franco y Cataluña, como pretendía el PSOE, sino en el terreno económico, que no beneficia a unos socialistas que pretenden apelar a las emociones, más que a los números. De quien gane esa batalla por imponer el marco del debate dependerá en buena medida el resultado final del 11N.

El voto del miedo a Vox juega otra vez en contra de Casado

El PP podría tener que afrontar una paradoja perjudicial para sus opciones. Los sondeos no solo acortan la diferencia entre populares y socialistas, sino que apuntan también a la posibilidad de que las llamadas tres derechas (PP, Cs y Vox) superen a las tres izquierdas (PSOE, Unidas Podemos y Más País). Si ese dato se consolida en los sondeos, empezaría a operar el voto del miedo a Vox como un elemento de movilización a favor del PSOE. La perspectiva de que el Gobierno de España quede en manos de los de Abascal, como sucede en la alcaldía y la Comunidad de Madrid, puede hacer despertar a muchos de los que piensan quedarse en casa. Para el PP sería algo así como morir de éxito.

Evitar el «sorpasso», clave para el futuro de Feijoo

La encuesta de Sondaxe deja claro que el parón, cuando no el descenso del PSOE en sus perspectivas electorales, afecta también a Galicia, en donde la posibilidad de que el PSdeG superara por primera vez al PPdeG empieza a convertirse en un objetivo complicado para los de Gonzalo Caballero. La igualdad es en este momento máxima, con los populares mejorando posiciones respecto a unos primeros pronósticos que no auguraban nada bueno para Alberto Núñez Feijoo, no solo en estas elecciones, sino también de cara a su objetivo de alcanzar un cuarto mandato como presidente de la Xunta. Si Feijoo logra impedir el sorpasso, la hipótesis de que repita como candidato cobrará fuerza.

Partidos que renuncian a provincias como tierra baldía

La batalla política que empieza el 1 de noviembre será la más táctica desde el inicio de la democracia. Las estrategias no se basan tanto en dar en el clavo con el planteamiento de campaña como en optimizar cada voto, analizando con lupa la sociología electoral y el sistema d’Hondt. Ese tacticismo hace que algunos partidos abandonen como tierra baldía provincias en las que ven imposible morder a un bipartidismo que aguanta fuerte y que en circunscripciones pequeñas puede quedarse con todo el pastel. Es el caso de Ourense y Lugo -donde el dos para cada uno entre PSOE y PP parece inamovible-, pero también de muchas otras circunscripciones. En el resto, ser tercero es clave.