Unas obras de insonorización dan la puntilla al centro gallego de Bruselas

Mónica Pérez Vilar
MÓNICA P. VILAR REDACCIÓN / LA VOZ

GALICIA

El local rehabilitado en un edificio de la calle Laeken cuenta con varias salas
El local rehabilitado en un edificio de la calle Laeken cuenta con varias salas

«É unha pena que non haxa apoio, cando aínda hai novas ondas de emigrantes galegos»

28 oct 2019 . Actualizado a las 11:32 h.

En la cosmopolita Bruselas, uno de los centros administrativos de la Unión Europea, era hasta ahora posible asistir a un evento en la Sala Rosalía, la Sala Castelao o la Sala Vigo. Pero eso se acabó. «Lamentamos moito anunciar que tomamos a firme decisión de poñerlle fin ás nosas actividades e pechar as portas», anunció en un extenso comunicado el presidente del Centro Gallego de Bruselas, el betanceiro Miguel Palomo López, que alude a una situación financiera «insustentable» como principal razón.

La entidad que representaba a la galleguidad en la capital belga tiene a sus espaldas 40 años de historia. Desde 1997 ocupaba un inmueble de gran encanto, antes sede de una tienda de telas llamada Á Tentation de la que adoptó su nombre comercial. Y es que el centro, además de albergar actividades propias de la diáspora, había sabido reconvertirse como centro multicultural, sala de fiestas y espacio de eventos privados, incluidas bodas y reuniones de empresa.

Asegura su presidente que había logrado incluso revitalizar y cambiar la atmósfera un tanto decadente del barrio en el que se situaba, actuando como dinamizador cultural de la zona. Pero los atentados terroristas del 2015 en París y del 2016 en la propia Bruselas provocaron una reducción del público que asistía a sus actividades. Un problema agudizado por la peatonalización del centro de la ciudad, que redujo el número de reservas para la organización de actos privados.

La puntilla ha venido de la mano de la reciente obligación de realizar en el centro «obras colosais» para mejorar su aislamiento acústico y que, según Palomo, son «imposibles de financiar» para una entidad que en los últimos dos años ya se vio obligada a despedir a seis trabajadores, manteniendo a solo dos empleados a jornada completa.

Ante lo que el presidente califica como un «canellón sen saída», el centro apeló a las autoridades públicas pero, aseguran, «sen recibir resposta». Así las cosas, el equipo directivo ha decidido echar el cierre, dejando atrás, según sus cálculos, la media de 300 actividades anuales que ofrecían a sus más de 50.000 suscriptores y las alrededor de mil personas que, afirman, recibía a la semana el local.

Algunas de esas actividades recibieron apoyo económico de la Xunta, al igual que sucede con otros centros gallegos, aunque en el caso de Bruselas su presidente indicaba hace unos meses que esas aportaciones apenas suponían el 1,5 % del presupuesto de la entidad.

Polémica en 2018

El año pasado el centro saltó a los titulares al haberse contratado una de sus salas para una actuación del rapero Valtònyc promovida por una asociación secesionista belga vinculada al ex presidente catalán Carles Puigdemont. La Xunta comunicó su malestar y el propio Palomo lamentó que dicha polémica sobresaliese por encima de 40 años de trabajo. La anulación era imposible porque existía un contrato comercial.

«Segue a ser unha necesidade que existan embaixadas galegas polo mundo»

«É unha pena que non haxa apoio», lamenta Marisol Palomo, expresidenta del centro bruselense. La mugardesa, asentada hace años en la capital belga y componente del grupo de cantareiras Ialma, señala que en un momento de «novas emigracións galegas» protagonizadas sobre todo por jóvenes, «segue a ser unha necesidade que existan embaixadas galegas polo mundo para acoller e xuntar a esa xente». Destaca que La Tentation ha sido siempre un espacio «coa porta aberta a todas as culturas, todos os partidos políticos e todas as conversas».

Un cierre «de envergadura»

«Es una gran pérdida, es un centro emblemático, el más fuerte y eminente de los pocos que quedan en Europa», señala Alejandra Plaza, presidenta de la plataforma Embaixada.gal, que reúne virtualmente a gallegos en la diáspora. Plaza destaca que la entidad había sabido reconvertirse y adaptarse a los nuevos tiempos, pero no pudo sustraerse a las graves dificultades que atraviesan los centros gallegos. «Hemos recibido muchos mensajes de pesar y una pregunta repetida: «¿Dónde está la Xunta?», cuenta esta cabanesa que estuvo vinculada al centro gallego de Fráncfort y que lamenta que no se tienda una mano a estas entidades «cuando tanto se habla de la nueva emigración». Para ella, el cierre anunciado es irreversible.