Carolina Bescansa: «Los irresponsables que forzaron estas elecciones es posible que las pierdan»

Domingos Sampedro
Domingos Sampedro SANTIAGO / LA VOZ

GALICIA

SANDRA ALONSO

La cofundadora de Podemos dice que sigue pensando lo mismo que hace cinco años. «A lo mejor fueron otros los que cambiaron», sostiene

19 oct 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Con la fundación de Podemos, en el 2014, se inició su primera vida política. No tardó Carolina Bescansa (Santiago, 1971) en ser enviada por Pablo Iglesias al poleiro del Congreso, así que decidió renacer en Galicia para enfrentarse en unas primarias a Gómez-Reino. Perdió. Y parecía que se iba a retirar. En cambio, se tiñó el pelo para reaparecer en una tercera vida política como referente gallega de Más País, el proyecto de Íñigo Errejón, para pelear por un Gobierno de progreso.

—¿Para qué concurre a estas elecciones?

—Para ayudar a desbloquear la situación política en España y conformar un Gobierno de progreso que ponga en marcha muchas de las medidas urgentes que este país necesita.

—Los sondeos auguran una caída de PSOE, Podemos y Ciudadanos, y un ascenso de PP y Vox. Lo de repetir las elecciones, a lo mejor, no sale muy a cuenta.

—Los irresponsables que forzaron estas elecciones es posible que las pierdan, y es lógico porque no han conseguido explicar las razones de que volvamos a votar el 10 de noviembre. Ahora que se intensifica la crisis catalana, tenemos debilidad en España, con Gobierno en funciones y sin presupuestos. Hay personas y partidos responsables de todo eso.

—¿Qué distingue al programa de Más País del de Unidas Podemos?

—Lo más evidente es la responsabilidad, somos una plataforma que nace con la vocación de conformar un Gobierno progresista, y también nos distinguimos en cómo abordar la crisis política catalana.

—¿Y qué proponen para Cataluña?

—Lo primero que necesita Cataluña es tender puentes de diálogo, entre unos catalanes y otros, pero es que, además, estamos en una situación en la que los partidos se han convertido en parte del problema y no en la solución. O hay un espacio de diálogo, en el que se agrupen todas las visiones, o no habrá solución.

—Dígame, ¿qué es exactamente Más País?

—Es una plataforma electoral que nace con la voluntad de garantizar la formación de un Gobierno de progreso en España y desbloquear la situación creada por los partidos que tenía que formar un Gobierno. Eso es Más País.

—Antiguos compañeros suyos como Manuel Lago o Yolanda Díaz lo tildaron de «proyecto madrileño» conformado por «paracaidistas»...

—Nosotros competimos contra la abstención y el desasosiego que se instaló en buena parte de las bases del PSOE y de Podemos. Y mire, si seguimos repitiendo los mismos errores que se cometieron en el pasado, y en Galicia con mucha intensidad, en la forma de tratarnos entre las personas que estamos llamados a entendernos, vamos a obtener el mismo resultado. Yo solo tengo reconocimiento y aprecio hacia las personas que están comprometidas con el cambio político en Galicia y en España, y lo que tengo que hacer es esforzarme para evitar que haya un Gobierno reaccionario.

«Nosotros competimos contra la abstención y el desasosiego instalados en las bases del PSOE y de Podemos»

—¿En Galicia, Más País estaría más cerca del PSdeG o del BNG?

—Está cerca de la mayoría social del cambio, en la forma en que se expresa a través del municipalismo y la interlocución del tejido asociativo y sindical. Galicia se ha expresado en esta dirección antes que el resto del Estado, creando un nuevo sujeto político con las mareas, eso hay que respetarlo y toca dejar de cometer errores y hacer las cosas de otra manera.

—¿Qué es para usted Galicia?

—Es mi país.

—¿Siente esa pertenencia después de tanto tiempo en Madrid?

—¿Está de broma? Mire, yo no suelo tener agenda pública en Galicia, pero vengo siempre, soy de aquí, y me parece ridículo tener que decirlo.

—¿Cree que Galicia y sus problemas están desaparecidos de la agenda política española?

—En realidad, de la agenda política española han desaparecido los problemas de la gente, y con ello los gallegos. Galicia tiene problemas comunes relativos a las pensiones, a la estructura del mercado laboral, y otros específicos, como la desindustrialización tan acelerada que se está produciendo o como la falta de respuestas a la violencia machista, y están invisiblizados.

—¿Cuándo dejó de ser la «comandante con todos los galones» de Pablo Iglesias, tal y como la definió él en su tesis doctoral?

—(Ríe). Eso se lo tiene que preguntar a Pablo Iglesias.

—¿Pero a que se debió esa ruptura personal?

—A desacuerdos políticos.

—¿Desacuerdos por el rumbo tomado por la organización?

—He expresado siempre mis desacuerdos políticos, primero dentro, y después se conocieron fuera. Basta con echar un vistazo a la hemeroteca.

—También se puede echar un vistazo a las redes sociales. Y desde Podemos la tildan de traidora. ¿Ha traicionado a alguien?

—De ninguna manera, sigo pensando exactamente lo mismo que pensaba hace cinco años sobre la necesidad de restañar la herida social de nuestro país o de abordar un gran acuerdo verde que transforme el modelo productivo, o sobre el machismo y la reforma de la estructura territorial del poder que hay que hacer. Sigo pensando lo mismo en términos de valores, de equidad e igualdad, me levanto todos los días muy tranquila. A lo mejor fueron otros los que no piensan igual y cambiaron de sitio.

—¿Diputadas gallegas de Podemos, como Carmen Santos o Julia Torregrosa, le están dando apoyo?

—Lo que noto es muy buena recepción a nuestra propuesta, había ganas de hacer algo con cabeza, con corazón y con responsabilidad. Eso es Más País, que ha logrado traspasar las barreras de los partidos y estamos recabando el respaldo de personas que proceden de lugares diferentes. Eso produce un optimismo enorme.

—No se me escabulla, ¿entre esos apoyos está el de las diputadas?

—Noto el de muchas personas, no quiero poner a nadie en un compromiso. A lo mejor es más importante evitar los apoyos que puedan generar ruidos o ruptura.

—Después de las generales vienen las autonómicas, ¿se ve usted de candidata a la Xunta?

—Ni ese es el debate ahora ni creo que nadie esté en condiciones de contestar a esa pregunta. Lo que voy es a dejarme la piel para intentar formar un gobierno de progreso en España.

«Yo nunca apoyé el referendo catalán del 1 de octubre»

—¿Fue un error que parte de Podemos apoyara el referendo catalán del 1 de octubre?

—Yo nunca apoyé la consulta y Podemos mantuvo una distancia no crítica, pero nunca de apoyo. Lo cierto es que siempre fui muy crítica con aquello, con el procesismo, esa cuestión que se apoderó de la vida política y que impide que podamos hablar de cuestiones importantes, como el futuro de la central térmica de As Pontes o la imputación de Esperanza Aguirre por corrupción.

—Pero el procés deriva del derecho a decidir, que ustedes sí apoyaron.

—La defensa del principio de democracia no significa la inmersión del conjunto de una sociedad en procesos unilaterales, creo que lo que ha intoxicado la vida política catalana tiene muchos padres y madres, en Barcelona y Madrid, pero si se abordara con diálogo no estaríamos en esta situación

—¿Qué siente cuando ve las imágenes de lo que ocurre?

—Enorme tristeza, es la escenificación del fracaso de la política. Haber permitido la judicialización de la vida política catalana fue un error garrafal y permitir que las protestas alcanzaran ese cariz, fue otro error.

—¿Qué le parece el papel desempeñado por el Gobierno de Sánchez?

—No sé que me produce más temor, si la irresponsabilidad del presidente Torra o las ganas de hacer electoralismo del PP y Ciudadanos con algo tan grave como lo que ocurre en Cataluña pidiendo estados de excepción.

—¿Ese ni uno ni otro es un respaldo tácito al Gobierno?

—El Gobierno llega muy tarde, básicamente porque el PSOE en relación a la crisis territorial española tuvo siempre una posición de distanciamiento. El problema es que en España lo importante y lo urgente son la misma cosa.

—¿Y qué es lo importante y lo urgente, Cataluña?

—También, pero no solo Cataluña. Lo más importante y urgente es tomar las medidas para iniciar una transición ecológica y un cambio del modelo económico, que sea capaz de generar un nuevo espacio de trabajo y de relaciones con nuestro entorno y que permita cerrar la herida social.