JAVIER ROMERO
El Culebras colgó en cuatro pisos de Vigo una pinacoteca firmada, entre otros, por Laxeiro y Xaime Quesada. Juan Carlos González compró los lienzos para clarear parte de su fortuna, estimada en 22 millones de euros, destapando un perfil de coleccionista particular que, a buen seguro, nunca pensó que sus óleos y acuarelas acabarían en manos del Estado para exposición pública. Las obras, hoy, comparten techo en una nave de A Coruña con más capital confiscado a otros traficantes y delincuentes. «El objetivo es subastarlo rápido, evitar que los juzgados asuman la custodia y conservación. Sobre el papel, en dos o tres meses pueden venderse». Lo explica, rodeado de coches alemanes de alta cilindrada, un yate o un camión que importó un alijo de heroína desde Bulgaria, Rubén Barbeiro, responsable directo de esta iniciativa pionera en España, el conocido como Servicio de Gestión de Bienes Muebles Incautados al Narcotráfico en Galicia.