El Chicle ya está en Teixeiro a espera del juicio

Alberto Mahía A CORUÑA

GALICIA

El autor confeso de la muerte de Diana Quer se encuentra más descuidado, más delgado, con larga melena, frondosa barba y vigilado las 24 horas

15 oct 2019 . Actualizado a las 18:26 h.

José Enrique Abuín, el Chicle, el hombre que mató a Diana Quer, lleva una semana en el centro penitenciario de Teixeiro. Fue trasladado desde Mansilla de las Mulas, la cárcel de León donde llevaba meses, para ser juzgado a partir del próximo día 29 en la sección sexta de la Audiencia Provincial de A Coruña, con sede en Santiago.

Está cambiado. Ni en casa lo reconocerían. Si lo que más se recordaba de él era la forma de sus dientes, prominentes, ahora no se le ven. Se dejó barba. Le cae más allá del cuello. Y adelgazó muchísimo. También dicen fuentes penitenciarias que su aspecto es de abandono total. También lleva meses sin cortarse el pelo, por lo que luce melena. Está en el módulo de ingresos, en una celda solo, pero vigilado a través de un cristal por un recluso de confianza. Ya no es que Instituciones Penitenciarias tema que se suicide, sino que tenga problemas con otros internos. Porque allá donde estuvo, en Teixeiro, en A Lama y en Mansilla de las Mulas, los tuvo.

De hecho, en León ya se encontraba recluido en uno de los denominados módulos de respeto, con internos poco o nada conflictivos. Pese al cuidado y protección de Instituciones Penitenciarias, José Enrique Abuín no devolvía el buen trato. Su comportamiento no era bueno al principio. Y el trato de otros reclusos hacia él, peor. Por lo que tuvieron que cambiarlo de módulo varias veces hasta que se asentó, tranquilizó y comenzó a colaborar. Trabajo le costó. Cuentan fuentes penitenciarias que andaba con miedo. Llegó a dejar de ir al comedor por temor, dicen, a ser agredido. Por lo visto, en varias ocasiones ha recurrido a los funcionarios para exponerles sus amenazas y, aunque se han tomado medidas para evitar posibles conflictos entre los internos, Instituciones Penitenciarias sostienen que su comportamiento no es, desde luego, ejemplar, pues además de no respetar las normas de estos módulos se han registrado diversos comportamientos molestos hacia sus compañeros.

José Enrique Abuín Gey empleó en León buena parte de su tiempo al taller ocupacional de su departamento y realizó trabajos en madera, además de visitar con asiduidad el gimnasio para hacer pesas.