En Galicia sí... aunque en España sea no

GALICIA

Javier Cebollada / Efe

La relación entre Feijoo y Casado se enfría de nuevo: el líder gallego deja claro que su proyecto es autónomo de Madrid

30 sep 2019 . Actualizado a las 08:52 h.

Pablo Casado lleva solo catorce meses al frente del PP. Pero en ese tiempo, sus relaciones con el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijoo, han pasado ya por tantas fases que se diría que lleva ahí mucho más tiempo. La posición del líder gallego fue clave para que el entonces diputado por Ávila llegara a la presidencia del partido en unas primarias que acabaron convertidas en una complicada partida a múltiples bandas.

Tras el rechazo de Feijoo a optar a una presidencia del partido que hasta sus críticos reconocían que tenía ya en su mano -una decisión que a día de hoy sigue sin ser aclarada en todos sus términos-, las miradas se volvieron hacia el presidente de la Xunta porque se entendía que su apoyo a Sáenz de Santamaría o a Cospedal, únicas candidatas a las que entonces se veía con posibilidades, sería clave para decidir cuál de las dos sustituiría a Rajoy. Feijoo, sin embargo, mantuvo silencio, pero acabó apoyando en la sombra la opción de Casado, que al final fue la ganadora al quedar eliminada previamente Cospedal.

El nuevo líder arrancó con una sintonía con Feijoo que pronto se quebró por su claro giro a la derecha, giro ante el que el presidente gallego no dudó entonces, junto a otros dirigentes, en levantar la voz. Casado pareció entender el mensaje y retornó a una moderación en las formas y el centrismo en el discurso que le acercó de nuevo a Feijoo. Pero esa recuperación de la sintonía se volvió a romper cuando, tras convertir el batacazo en las autonómicas en un éxito con la reedición de la presidencia de Madrid y la recuperación de la alcaldía de la capital, Casado tomó tres decisiones que no gustaron a Feijoo.

La primera fue consumar el nombramiento de Cayetana Álvarez de Toledo como portavoz en el Congreso, que el líder del PPdeG había logrado frenar cuando Casado lo intentó por primera vez. La segunda, retirar la portavocía del PP a la gallega Marta González. Y la tercera, la propuesta de España Suma, que Feijoo rechaza sin ambages por considerarla perjudicial para sus intereses.

A partir de ahí, las formas se mantienen, pero Feijoo ha decidido ya jugar sus propias bazas sin tener en cuenta las estrategias de Casado y sus asesores. Los dos últimos gestos del presidente de la Xunta demuestran que quiere dejar claro que vuela solo, que ya solo piensa en Galicia y que no está sometido a los vaivenes de Génova. En el debate sobre el estado de la autonomía, aprovechó para abrir la puerta a optar a un cuarto mandato en la Xunta y aclarar así que, si acaba tomando esa decisión, será por su propia voluntad, y no por las presiones que lleguen desde Madrid.

 Y el último gesto ha sido la recuperación para el 10N del lema «En Galicia, si», que le llevó en 2016 lograr su tercera mayoría absoluta. Un eslogan que entonces pretendía aclarar que el proyecto del PPdeG en Galicia era mucho más sólido que el de un PP de Rajoy que ya cotizaba a la baja. El resultado de las generales en Galicia, y la diferencia en porcentaje de voto del PPdeG respecto al que obtenga el PP de Casado en el total nacional, será clave para comprobar si los gallegos entienden, como Feijoo, que en Galicia puede ser sí... aunque en el resto España sea no.

No está claro a quién beneficia el incendio catalán

Que la vuelta del independentismo catalán a la desobediencia y la provocación va a marcar la campaña electoral es ya un hecho. El incendio catalán no hace sino aumentar, y aún falta que se derrame todo el combustible de la sentencia del procés. Lo que no está tan claro es a quién va a beneficiar o perjudicar que todo se dirima en ese eje. En Ferraz confían en que una posición templada de Sánchez frente al maximalismo de PP y Cs le beneficiará. En la derecha, sin embargo, creen que Cataluña es el punto débil por el que atacar al líder del PSOE. La duda del PP es si competir en dureza con Cs o elegir una vía intermedia para afrontar esa crisis, en línea con la recuperada moderación en las formas de Casado.

El guion escrito por Iván Redondo empieza a torcerse

El guion escrito desde hace meses por el spin doctor de Pedro Sánchez, Iván Redondo, parecía estar cumpliéndose paso a paso, con el PSOE avanzando en las encuestas de cara a una repetición de las elecciones de la que el estratega de Moncloa ha sido el principal valedor. La trama, sin embargo, está empezando a torcerse. En esa película, la clave era imponer el relato de que los culpables de que los españoles tuvieran que volver a las urnas eran la derecha y los independentistas, aliados para impedir que Sánchez gobernara pese a su victoria. Pero los sondeos están dejando claro que los españoles no compran ese guion y ven al líder del PSOE como el máximo responsable. Un giro que preocupa en Ferraz.

El futuro del proyecto de Vox sigue siendo una incógnita

Las encuestas previas a las anteriores elecciones generales se enfrentaron a una incógnita como la de Vox, sobre la que no había precedentes para hacer estimaciones de voto. Eso se reflejó en unas grandes diferencias entre los porcentajes que adjudicaban a la formación de Santiago Abascal los distintos institutos demoscópicos. Algunos le otorgaron resultados muy superiores a los que finalmente obtuvo y otros los subestimaron. Sin embargo, Vox continúa siendo una incógnita porque las encuestas siguen teniendo dificultades para estimar si se mantiene o si el proyecto de un partido a la derecha del PP fue flor de un día. El 10N decidirá si existe o no ese espacio en la política española.