Ignacio Fernández de la Mata: «Novatadas y violencia machista tienen mucho en común»

Tamara Montero
tamara montero SANTIAGO / LA VOZ

GALICIA

Diego Herrera

«Para integrar a una persona no es necesario humillarla, cosificarla ni ridiculizarla», señala el antropólogo

20 sep 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Ignacio Fernández de la Mata es profesor de Antropología Social en la Universidade de Burgos y está realizando un estudio sobre la percepción de las novatadas en el ámbito universitario.

-¿Qué percepción hay?

-Las novatadas desde el punto de vista de los estudiantes y fundamentalmente los veteranos es un asunto que lo pueden presentar como divertido, como una suerte de bromas y de juergas pero son fundamentalmente un ámbito de maltrato social en el que no se dan relaciones de igualdad, de equidad y de aceptación. El problema no es la juerga, es que se adopte con el formato de que hay unos que se dedican a humillar y otros que tengan que tragar y callar de manera absolutamente sometida.

-El discurso está incrustado en la sociedad. Hasta un ministro de Educación dijo que eran tradición.

-Lo que no tiene ningún sentido es lo que dice el discurso autolegitimatorio de las novatadas, que son para integrar. Para integrar a un persona no necesitas humillarla, ridiculizarla, cosificarla ni emborracharla hasta el coma etílico. Todo eso es un falso discurso que entronca con algo que es muy viejo y que tiene que ver con la condición humana en general: el ser humano disfruta haciendo daño. Es una evidencia con un rastro histórico que tiene mil pruebas. Esta es una parte un poco oscura de nuestra alma humana.

-Así que sacan lo peor del ser humano.

-Lo que es duro es decir en alta voz: «Me lo paso bien humillando a gente» porque los demás podrían percibir que eres una persona malsana o poco recomendable. Pero decir que son bromas que están hechas para integrar, para aceptar, para hacer amigos, es el discurso que forma parte de la disonancia cognitiva. Al final, si todo lo que ocurre en las novatadas no lo pusiéramos en ese contexto y a una persona cualquiera por la calle le dijéramos que tiene pasar por eso diría: «Pero ¿qué me está usted contando? ¿cómo voy a aceptar que me ponga de rodillas, me pintarrajee, me obligue a tirarme por el suelo o a beber con un embudo, a fingir que hago actos sexuales con una persona que no conozco…?» En torno a este tipo de cosas hay también un concepto que, como antropólogo, me parece pernicioso y peligroso, que es el de ritos de iniciación. Este tipo de discurso de aceptación del maltrato institucionalizado es muy pernicioso.

-Suena al discurso que justifica la violencia de género: aguanta.

-La violencia machista y las novatadas tienen muchos puntos en común, porque en ambos casos suponen la suspensión de derechos de alguien, suponen prácticamente un vacío legal porque estás obligando a una persona a que renuncie a que se le respete, a que tenga su propia voz. El problema de las novatadas es que generan un tipo de aceptación de estos comportamientos: no es tan malo esto de humillarse o aceptar que uno mande sobre otro y rija los destinos de un tercero.

-Se normaliza la violencia.

-Con eso creamos vacíos de derechos, bolsas de excepcionalidad que sí, son temporales pero eso deja un recuerdo en la gente. Y esto vinculado a un elemento que es de los más pernicioso de las novatadas. La gente aprende que puede disfrutar ejerciendo poder. Y esa es la base de la violencia machista. Y para que uno se pueda sentir poderoso necesita anular a aquel sobre el que va a ejercer poder.

-Pero la sociedad normaliza una y rechaza la otra.

-El problema de las novatadas no es que haya una fiesta o que hagan juegos. Es que el concepto diversión supone un marco de excepcionalidad en el que unos tienen todo el poder y otros renuncian a tenerlo. Alguno dirá que lo hace de buen grado, pero la voluntariedad es muy relativa, porque muchos creen que les va a generar algún tipo de reacción negativa no participar.

-¿Existen consecuencias más allá de esa semana excepcional?

-Todo esto forma parte de la educación emocional de los jóvenes. Lo que empiezan a percibir es que hay estas bolsas de excepción. La perversión de aceptar este tipo de cosas luego lleva a un resarcimiento. Y es muy difícil que lo reconozcan.

-La venganza al año siguiente.

-Claro, ahora me toca a mí. Es doblemente perverso.