El PP se mete en líos en el peor momento

GALICIA

Jesús Hellín - Europa Press

Con el PSOE y Unidas Podemos incapaces de formar Gobierno, y con Cs a la baja, los populares se dedican a abrir frentes internos

16 sep 2019 . Actualizado a las 13:52 h.

¿Qué está ocurriendo en el PP? En un momento en el que las cosas empezaban a ponerse por fin a su favor, con el PSOE y Unidas Podemos demostrando su incapacidad para formar Gobierno, y con Ciudadanos claramente a la baja en los sondeos en caso de repetición de las elecciones, los populares parecen empeñados en enredarse en debates internos que no ayudan a reforzar su imagen de partido con un discurso nacional coherente y previsible, en contraposición a los vaivenes en las posiciones de las fueras de izquierda y de los liberales de Ciudadanos.

El empeño personal de Pablo Casado en designar portavoz del grupo parlamentario a Cayetana Álvarez de Toledo pese al rechazo que la diputada genera entre muchos dirigentes populares está teniendo las consecuencias previsibles en forma de disensiones internas. Nadie en el PP discute la capacidad y preparación de Álvarez de Toledo, pero su discurso visceral y prácticamente sin matices disgusta a muchos en un partido en el que siempre ha habido distancias entre el ala más conservadora y la más centrista, pero que ha sido capaz de articular siempre un discurso en el que todos se sintieran cómodos.

Que una dirigente del partido acusara públicamente al PP vasco de haberse acercado a «posiciones más tibias, más de contemporización con el marco del nacionalismo» y achacara a ello los malos resultados es algo insólito en una fuerza en la que la militancia vasca ha sido siempre muy mimada. Pero no menos contraproducente para los intereses del partido es que el PP vasco conteste que «mientras algunas caminaban sobre mullidas moquetas, otros nos jugábamos la vida». El intento de patrimonializar el sufrimiento que el terrorismo ha causado al PP está fuera de lugar. Y no puede servir ni como excusa ni para justificar el batacazo electoral ni para que Alfonso Alonso, el último sorayista, presione a Casado tratando de conseguir un «perfil propio» en su territorio. Idea que no aportan nada en este momento.

Y lo mismo cabe decir de la insistencia de Casado en la propuesta de España suma, que no tiene el más mínimo viso de prosperar y que de momento solo ha servido para crear tensiones internas, como el rechazo del líder del PP gallego, Alberto Núñez Feijoo, a sumarse a esa marca. España suma, de momento, lo que hace es restar y dividir al PP cuando menos le conviene.

El último frente lo ha abierto el propio Feijoo al expresar lo que en privado admiten muchos. Que ante la situación de bloqueo, lo que debería haber hecho el PP es forzar al PSOE a debatir la conveniencia de una gran coalición. Ese discurso es coherente con lo que siempre defendieron los populares cuando decían que había que poner los intereses de España por encima de los del partido. Pero es que, además, esa estrategia política es la mejor, dado que es obvio que Sánchez nunca aceptaría esa fórmula, y sería él quien aparecería como el causante del bloqueo. Es desconcertante que hasta ahora nadie en el PP haya planteado esa cuestión. Por ahora, en la izquierda y en Cs se frotan las manos viendo que, en un momento muy malo para ellos, a lo que se dedica el PP es a apagar fuegos internos.

Feijoo acelera el debate para poner en aprietos a Caballero

El adelanto del debate sobre el estado de la autonomía es una maniobra inteligente por parte de Alberto Núñez Feijoo. La versión oficial es que la idea es que ese debate no interfiera en la campaña electoral de unas elecciones que tuvieran que repetirse. Una hipótesis cada vez mas probable. La justificación es la necesidad de que en el debate se hable más de Galicia que de una España inmersa en la inestabilidad. Pero a nadie se le escapa que lo que pretende Feijoo es aprovechar precisamente el mal momento del PSOE, incapaz de articular una mayoría, y la negativa del Gobierno a devolver a Galicia 700 millones de euros, para utilizar ambos argumentos en el debate con Gonzalo Caballero.

El antimonárquico Iglesias pide ahora la ayuda del rey

En la partida de ajedrez que juegan desde hace meses Pedro Sánchez y Pablo Iglesias ambos se están infligiendo daños importantes a sí mismos, al sostener en algunos casos posiciones que revelan que su prioridad no es formar un Gobierno, sino favorecer sus posiciones. Pero quizá más relevante es que ambos están empezando a causar un perjuicio considerable a la institución de la monarquía, utilizada sin ambages por los dos para tratar de obtener ventaja. La última propuesta de Iglesias exigiendo al rey que medie en favor de su posición es, además de una extravagancia en un dirigente ardientemente antimonárquico, una insensatez que solo sirve para poner en aprietos al monarca.

Los socialistas temen una encerrona de Podemos

Pese a las reiteradas afirmaciones de Pablo Iglesias de que, en caso de que no se llegue a un acuerdo con el PSOE, comunicará al rey su intención de abstenerse en la investidura de Pedro Sánchez si este llega a ser designado, los socialistas no las tienen todas consigo. Temen que el líder de Unidas Podemos les prepare una encerrona de última hora. En el PSOE no olvidan la afrenta del 2016, con Iglesias pidiendo una vicepresidencia y varios ministerios mientras Sánchez se entrevistaba con el monarca. Iglesias podría descolgarse ahora con una posición ambigua que forzara al rey a pedir a Sánchez que hiciera todos los esfuerzos para intentar ser investido por mayoría simple y formar Gobierno.