«Queríamos que nuestra hija disfrutara de toda su familia»

Jorge Casanova
Jorge casanova REDACCIÓN

GALICIA

ADRIÁN BAÚLDE

Una familia regresa desde Berna para instalarse en Moraña con un negocio de madera y pintura

15 sep 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Iván Touza aprovecha estos últimos días del verano trabajando al lado del mar en lo que de verdad le gusta: el tratamiento de la madera y la pintura. Parece un hombre feliz. En los últimos dos años ha arreglado algunas cuentas pendientes, las suficientes para poder trabajar al sol y con confianza en el futuro.

Iván tenía dos negocios de hostelería en Pontevedra cuando conoció a su novia, de Moraña, pero emigrada en Berna. Ella quería regresar, pero él la convenció de que no. Era el año 2012 y la economía española no estaba en su mejor momento: «Malvendí mis negocios y me fui para allí». En Berna pasó por la hostelería, donde trabajó varios años: «Aunque allí es un empleo que no está muy bien pagado», admite. Al menos le permitió desarrollar una afición que siempre tuvo latente pero a la que no podía dedicar tiempo en Galicia: la madera. Y, con el tiempo, en Berna pudo abrir un pequeño taller en el que pulirla, envejecerla o restaurarla.

Al mismo tiempo, Iván consiguió un empleo en una empresa italiana: «Y me formé durante cuatro años como pintor. De esa manera pude compaginar la pintura con la madera». Iván reconoce que durante el tiempo que estuvo en la capital suiza, la morriña no le abandonó. Ni a él ni a su pareja, que ya estaba pensando en volver cuando se conocieron. Así que, finalmente, un acontecimiento lo precipitó todo: el nacimiento de su hija. «Queríamos que nuestra hija disfrutara de toda la familia de ambos», así que empaquetaron sus cosas y se trasladaron a Moraña, donde Iván abrió un negocio que ha llamado Pintemos.

De casualidad

«La ayuda de Emigración ha sido importante, importantísima», admite. Iván accedió a una subvención por nuevo autónomo y a otra por emigrante retornado y emprendedor. «Me enteré de casualidad, al llevar el coche al taller. Me recomendaron una gestoría que me tramitó esta ayuda. Cuando me la concedieron, aluciné». Ahora, mientras trabaja frente al mar, reflexiona lo intenso de los últimos tiempos: la paternidad, el traslado, la nueva empresa... Pero mira el futuro con mucho optimismo: «La verdad es que estoy sorprendido del resultado de la empresa durante este tiempo. Va mucho mejor de lo que esperaba». Iván cree además que aquellos malos vientos económicos que le hicieron recomendar a su novia que no regresara a Galicia y le llevaron a él hasta Berna, ya no soplan. Al menos no con tanta intensidad.

Ahora, los objetivos de la familia pasan sobre todo porque su pareja convalide sus estudios para poder dedicarse a la hostelería de alto nivel. Requerirá un poco de tiempo aunque, de momento, con la niña comenzando a andar y curioseando por toda la casa, hay trabajo de sobra para los dos. En cualquier caso, se trata sin duda de un trabajo muy gratificante en el lugar en el que ambos quieren estar.