Flores en la carretera: «Quiero que la gente sepa que ha pasado algo ahí»

B. Casal / J. C. REDACCIÓN / LA VOZ

GALICIA

A mediados de los ochenta, un joven murió en la C-550 cerca de Boiro y su familia colocó una cruz
A mediados de los ochenta, un joven murió en la C-550 cerca de Boiro y su familia colocó una cruz MARCOS CREO

Los familiares de las víctimas en carretera llevan flores al lugar del accidente para recordar e intentar que no se repita

10 sep 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

«No sé qué me movió a hacerlo, pero quiero que la gente sepa que ha pasado algo ahí y que hay que tener cuidado para que no se repita». Teresa perdió a su hijo de 25 años en un accidente de coche en la N-VI, a la altura de Iñás. Un día comenzó a llevar flores al lugar del siniestro, hasta que un operario que estaba trabajando en la carretera le dijo que no podía ponerlas allí. Al poco tiempo, Fomento le envió una carta informándola de que podía colocarlas siempre que quisiera.

Las razones para prohibir su colocación no están claras, ya que, según explican desde la Jefatura de Tráfico de A Coruña, no hay ninguna restricción para colocar flores en las carreteras, pero Teresa cuenta que sabe «de gente a la que se las han quitado al día siguiente», en algunos casos argumentando que pueden asustar a los conductores. «¿A quién van a asustar? En todo caso te dará pena. O pasas por ahí y no le das importancia o levantas el pie», explica.

De camino al polígono de Sabón, en Arteixo, se renuevan flores cada poco
De camino al polígono de Sabón, en Arteixo, se renuevan flores cada poco VÍTOR MEJUTO

Para la delegada de Stop Accidentes en Galicia, Jeanne Picard, las flores son «una llamada de atención» para que los conductores tengan cuidado, sobre todo en ciertas zonas. En Latinoamérica, indica Picard, «se colocan bicicletas blancas cuando muere algún ciclista y también hay monumentos en recuerdo de las víctimas». Para los familiares, afirma, es «un lugar muy especial» y recuerda algún caso como el de Francisco: su mujer y su hija de dos años murieron en la carretera de Finisterre. A los pocos días, Francisco fue a colocar flores al lugar del siniestro y se encontró con la Guardia Civil. Los agentes, lejos de amonestarlo, le dieron un abrazo porque uno de ellos había presenciado el accidente.

Llevar flores tiene esa doble función: además de señalizar esos puntos negros para reducir el número de accidentes, sirve para recordar. «Es el último sitio en el que estuvo y sé que hay gente que levante el pie cuando pasa por allí», afirma Teresa. De alguna forma, ayuda a superar el duelo, ya que como explica el psicólogo clínico del Chuac, Jorge García, «en todas las culturas hay unos ritos que sirven para elaborar el proceso de duelo» y «llevar flores a nuestros fallecidos es una forma de hacerlo, sobre todo en lugares como las carreteras». García también apunta a que, de cara a los conductores que transitan por las carreteras, «dejar flores en el arcén es una forma de provocar cierto miedo, lo que supone una de las pocas medidas efectivas para prevenir accidentes de tráfico».

En algunos puntos, el recuerdo no solo se hace mediante flores, sino que hay familiares que colocan cruces en el lugar del siniestro. Este es el caso de la que hay en la C-550, a la altura del lugar de Cespón, en Boiro. Allí, a mediados de los años ochenta, se produjo un accidente entre un coche y una moto, en la que viajaban dos jóvenes de la localidad. Uno de ellos murió y su familia colocó una cruz de mármol en el lugar. Desde entonces, la familia va cada a poco a dejar flores frescas.

Además de los familiares, los amigos también se encargan de poner y reponer flores. En el 2014, un joven de 33 años se dejó la vida en una de las curvas de la carretera que va de Monforte a Ferreira. Sus amigos del club de moteros Os Julios volvieron a llevar flores cuando un incendio acabó con las que ya había puesto. En ese punto también celebraron un homenaje al joven y aprovecharon para pedir que se elimine el tipo de guardarraíles que había en la zona.

En las ciudades y cascos urbanos también hay lugares señalados por los familiares. En el 2017, un joven de 16 años murió en A Coruña en un accidente en Alfonso Molina, la principal vía de entrada a la ciudad. El fallecido viajaba junto a otros cuatro jóvenes y regresaban de las fiestas de una localidad cercana cuando el conductor perdió el control del vehículo. De vez en cuando, se puede ver un ramo de flores que señala el lugar del siniestro.