«A veces hay que pararle los pies a la gente y decirle: a mí me respetas»

Mónica Pérez Vilar
MÓNICA P. VILAR REDACCIÓN / LA VOZ

GALICIA

Margarita Díaz sufre un trastorno mental. Trabaja en Lugo y es usuaria del programa de atención integral que gestiona Feafes
Margarita Díaz sufre un trastorno mental. Trabaja en Lugo y es usuaria del programa de atención integral que gestiona Feafes Óscar Cela

Medio centenar de mujeres con enfermedad mental participan en un programa de empoderamiento

27 ago 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Margarita tiene 34 años. Hace tres fue diagnosticada de trastorno esquizoafectivo -una trastorno mental que combina síntomas como delirios o alucinaciones con síntomas de trastornos del estado del ánimo como la depresión-. En este tiempo, ha ido aprendiendo a comprenderse a sí misma. «Sabes que te pasa algo y piensas ¿seré rara? Luego empiezas a entender tu propia forma de reaccionar y de sentir las cosas, y comprendes que no es para tanto, que es algo que también le pasa a otra gente», explica.

En ese camino de autoaceptación ha jugado un papel importante el Programa de Atención Integral a Mulleres con Enfermidade Mental en Situación de Vulnerabilidade, desarrollado por Feafes con financiación de la Secretaría Xeral de Igualdade. Su objetivo es lograr una mejora de la situación personal y laboral de las usuarias a través de itinerarios personalizados de integración, diseñados según las necesidades de cada una de ellas.

Triple discriminación

Atención psicológica, asesoramiento jurídico, intermediación familiar u orientación vocacional y sociolaboral, son algunos de los apoyos que ofrece el programa. Pero además, los técnicos de Feafes también realizan talleres de autoestima, psicoeducación o prevención de los malos tratos. Distintas herramientas individuales y grupales para dar apoyo a un colectivo «triplemente discriminado», según palabras de la directora del programa, Carina Fernández. «Son discriminadas en primeiro lugar por ser persoas discapacitadas, en segundo lugar, polo estigma de ter unha enfermidade mental, e en terceiro lugar, aínda que pareza mentira no século XXI, por ser mulleres», explica Fernández, que señala además que algunos problemas mentales, como la ansiedad o la depresión, tienen mayor prevalencia entre la población femenina.

Cuestiones como la violencia machista agravan la situación, ya que se estima que tres de cada cuatro mujeres con trastornos mentales la sufrieron directamente o fueron testigo de situaciones de violencia en el entorno familiar, según datos proporcionados por Feafes.

El programa, que lleva en marcha más de un decenio, atiende a medio centenar de mujeres al año, a las que proporciona información, asesoramiento y acciones formativas, pero a las que también da atención de urgencia en caso de necesitarlo. «O máis importante é crear un espazo entre elas no que se sintan comprendidas e apoiadas. E axudalas a entender e manexar a súa enfermidade, que non ten por que limitalas. Por iso tentamos centrar a súa atención nas súas competencias en lugar de que miren sempre cara as súas debilidades», indica Carina Fernández.

«Axudámolas a entender e manexar a súa enfermidade, que non ten por que limitalas»

Ese objetivo se ha cumplido en el caso de Margarita, que asegura haber aprendido mucho de sus compañeras y de los técnicos de Feafes, especialmente en lo que toca a la inteligencia emocional. «El programa me ayudó a aprender a manejar mejor mi enfermedad y a no estigmatizarme a mí misma. Antes tenía muchos miedos, me cerraba a los demás. Ahora sé que a veces hay que decir basta y apoyarse en los otros. Ahora soy capaz de expresar mis miedos y reconducirlos de manera que no me perjudiquen, para que esos pequeños problemas no acaben por sumarse y formar un gran problema».

Pero además, su paso por el programa le ayudó a identificar situaciones de discriminación que, sin darse a veces cuenta, vivía. «Me sentí representada en situaciones que se describían en las charlas: miedo hacia mi enfermedad, actitudes sexistas... Pero ya tengo claro que a veces hay que pararle los pies a la gente y decirle: a mí me respetas. Es una lucha en la que tenemos que seguir insistiendo», remacha.