El crac demográfico crece: en solo seis años habrá 18.000 muertes más que nacimientos

Mónica P. Vilar / Rubén Santamarta REDACCIÓN / LA VOZ

GALICIA

Agostiño Iglesias

Las últimas proyecciones de población apuntan a un 12 % más de jubilados y un 6 % menos de jóvenes

13 ago 2019 . Actualizado a las 16:05 h.

El invierno demográfico que vive Galicia va camino de perpetuarse. Al menos eso es lo que indican las proyecciones de población elaboradas por el Instituto Nacional de Estadística (INE). Si el año pasado la comunidad registró el peor saldo vegetativo de España, con casi 16.000 muertes más que nacimientos, la previsión es que esa cifra vaya en aumento y que a partir del año 2025 la diferencia anual supere las 18.000. Así, en el 2029 el saldo negativo podría alcanzar los 18.554 fallecimientos más que alumbramientos.

Revertir la situación se antoja difícil cuando esas mismas proyecciones dibujan un país en el que la población mayor de 65 años no deja de crecer mientras que el segmento de los menores de 30 hace justo lo contrario. La radiografía estadística para este año 2019 refleja que la población joven todavía superará en algo más de 8.800 individuos a quienes han alcanzado la edad de jubilación. Pero en diez años la situación será radicalmente distinta: para el 2029, el INE prevé que quienes hayan cumplido ya los 65 años serán casi 114.000 más que los no entrados en la treintena. Y es que en apenas una década se prevé que el número de jubilados crezca un 12,3 %, mientras que el de jóvenes caerá un 5,7 %.

Con la base de la pirámide poblacional estrechándose, la crisis demográfica se agrava. A menos población joven, menos posibilidades de que aumente la natalidad. Lo saben bien los ayuntamientos gallegos. Solo siete en toda la comunidad lograron el año pasado un saldo vegetativo positivo (en el 2017 habían sido 13). Ames, Arteixo y Oroso, en la provincia de A Coruña; O Porriño, Poio y Salceda, en la de Pontevedra; y Barbadás, en la de Ourense, son los municipios que todavía celebran más nacimientos que entierros. Pero además, seis de ellos han logrado mantener esa situación durante cinco años consecutivos (en Barbadás los datos positivos se remontan al año 2016).

Otros tres concellos vieron como este año su saldo vegetativo viraba negativo tras años en positivo. Pontecesures quedó a un ejercicio de alcanzar el quinquenio, Soutomaior rompió una racha de 14 años y Cambre registró más fallecidos que nacidos por primera vez desde 1975, año inicial de las series del INE.

Las buenas cifras de natalidad están detrás de la situación de estos municipios. Sin embargo, en Galicia existe una decena de concellos (9 ourensano y uno coruñés) que el año pasado no registraron ni un solo nacimiento: Santiso, Beariz, Calvos de Randín, Sarreaus, Parada de Sil, Pontedeva, Chandrexa de Queixa, San Xoán de Río, O Bolo y Larouco.

RESERVAS DEMOGRÁFICAS:

Siete concellos en los que aún hay más nacimientos que defunciones

Niños jugando en el parque de A Valenzá, en el ayuntamiento ourensano de Barbadás
Niños jugando en el parque de A Valenzá, en el ayuntamiento ourensano de Barbadás Agostiño Iglesias

«Aquí hay vida: somos todo gente joven y unas familias tiramos por las otras con el boca a boca»

Susana trabaja en la ciudad de Ourense. Su marido, en el polígono de San Cibrao. Pese a su proximidad, cuando comenzaron buscar piso A Valenzá, en el concello de Barbadás, era su última opción. Pero el precio de la vivienda acabó por convencerles: «Con lo que pagábamos aquí por una vivienda de 100 metros cuadrados, en O Couto no conseguíamos ni 70», explican. Hoy, con un hijo de seis años, ni se plantean vivir en otro lugar. «Aquí tienes calidad de vida. Los niños aún pueden estar en la calle. Hay pediatra, y si hay una urgencia, estás muy cerca de la ciudad», dice ella, que para llegar hasta su lugar de trabajo en la capital solo necesita dar un paseo de 20 minutos. Con todo, sus visitas a la ciudad se limitan a lo laboral: «A Ourense ya no tenemos que ir ni a por papeles, como mucho, a comprar ropa a alguna gran cadena si quieres».

Su vecina Ana, con dos hijos de 12 y 15 años y natural de la zona, confirma que en Barbadás tienen cubiertas todas las necesidades básicas y además, el «privilegio» de vivir en un entorno verde a un paso de un núcleo urbano. Pero además, ambas mujeres coinciden en que uno de los grandes encantos de la zona es que abundan las familias con hijos. «Aquí todos somos jóvenes hipotecados con niños o perros», bromea Susana. «Hay mucha vida. Las terrazas y los parques están llenos. Compartimos intereses y preocupaciones y unas familias llamamos por las otras», completa Ana.

Desde el ayuntamiento tratan de responder a esas necesidades comunes: «Temos unha escola infantil municipal, se algún neno queda fóra, dáselle un cheque para axudalo a pagar unha privada. Tamén lle pagamos o transporte aos alumnos da ESO e de Bachiller. O servizo Bos días cole atende a 200 rapaces, e cando aumentaron as inscricións conseguimos atendelos a todos poñendo máis monitores», pone como ejemplo Elisabet González, concejala de Servicios Sociales.

«Tenemos de todo: no tengo que moverme de aquí para que mi hijo sea feliz»

Apoyos similares ofrece el Concello de Oroso. «Nos últimos anos viu vivir aquí moita xente nova. Estamos moi ben comunicados, a un paso de Santiago e da Coruña, a vivenda é asequible e temos un bo sistema de conciliación da vida laboral e familiar», afirma el alcalde, Manuel Mirás (PSOE).

Hugo Rama, padre de tres hijos, confirma que se trata de un municipio «cómodo» para las familias. «Con mis dos primeros hijos -tienen 22 y 19 años- tenía que ir para todo a Ordes. Ahora tengo un niño de un año y aquí tengo cosas que son la envidia de otros ayuntamientos: parques, un paseo increíble junto al río, tres guarderías, centro de salud con dos pediatras, todo tipo de escuelas deportivas...», enumera. Y remacha: «No tengo que moverme de aquí para que mi hijo sea feliz».

Desde el Concello de Arteixo, donde las posibilidades laborales que aporta el polígono de Sabón actúan como atractivo para la población joven, resaltan que la natalidad es un activo para el municipio pero también un reto. Potenciar las infraestructuras deportivas o las actividades infantiles y juveniles, así como los programas relacionados con educación e innovación son sus puntos fuertes.