A esta polémica también se refirió ayer la portavoz del Gobierno, Isabel Celaá, tras la reunión del Consejo de Ministros. Y lo hizo para poner de relieve que la agenda de los representantes del Gobierno en Galicia «han tenido una función determinada, se han reunido con aquellos a los que afectaba el tema que iban a tratar». Y acto seguido echó balones fuera al insistir en que si hay alguna autoridad autonómica que tenga «mucho interés» en reunirse con un ministro en funciones, «lo tendremos en cuenta».
Distinto trato con Zapatero
Los chispazos que saltan estos días por las relaciones institucionales Santiago-Madrid son un tanto atípicos, pues no tiene precedentes en otros gobiernos, cuando su color no era coincidente con el de la Xunta. El ejemplo más claro es el de Zapatero y su equipo. El ministro que más se prodigó en actos institucionales en Galicia fue José Blanco, y a los mismos siempre invitó a responsables de la Xunta. Elena Espinosa y Francisco Caamaño incluso tuvieron a conselleiros de Feijoo sentados entre el público para escuchar sus charlas en la tribunal Europa del Hostal dos Reis Católicos. Y Magdalena Álvarez, siendo ministra de Fomento, llegó a hacer un doble de actos para reunirse con Fraga y con Touriño el mismo día.