«Solo pido que se termine esta pesadilla»

ANDRÉ SISO ZAPATA / M.S. REDACCIÓN / LA VOZ

GALICIA

Elena Moreno, una de las víctimas del accidente, dice que lo recuerda «cada uno de los días» de su vida

24 jul 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Elena se subió a aquel Alvia con mucha ilusión. Iba a Sanxenxo a visitar a una amiga y a pasar el verano a su lado. Lo que ella no sabía era que no iba a ver la luz del sol hasta el mes de diciembre. Elena María Moreno González (Santander, 1943) no salió del hospital hasta cinco meses después del accidente, el 22 de diciembre. «Me gustaría decirte que estoy mejor, pero me temo que es difícil que vaya a estar mejor a partir de ahora», comenta. «A primera vista, puedes pensar que me encuentro bien. Pero cuando me ves intentar moverme, cambias de opinión». Elena tiene una movilidad muy limitada a raíz del accidente. «Me fracturé unas vértebras cervicales en el choque y me dejó el cuello casi paralizado. No puedo girar casi la cabeza ni subirla ni bajarla. Mucho menos hacer esfuerzos. Necesito una persona en casa que me ayude».

La memoria no perdona, y los recuerdos siempre están ahí. «Me acuerdo del accidente todos y cada uno de los días de mi vida». Del choque solo recuerda fragmentos, pero hay algo que nunca olvidará. «Mi vagón ardía. Era el que resultó estar en peor estado. Solo nos sacaron a dos personas vivas de todo el vagón. Solo a dos. Aquello era un infierno». Recuerda que la única superviviente de aquel vagón, además de ella misma, fue una chica con síndrome de Down. «Esa pobre chica salió del tren, pero perdió a sus padres. Fue muy triste. Me gustaría saber qué fue de ella». Todavía se emociona al recordar. «Nunca te puedes imaginar que va a pasar algo así. Salí entera de Madrid y llegué rota a Santiago».

Después de aquello, Elena pasó cuatro días inconsciente en el hospital y cinco meses recuperándose. Las consecuencias no se hicieron esperar. «No puedo hacer casi nada por mí misma. Procuro no hacer viajes largos, porque el mínimo golpe en el cuello es muy peligroso». Elena piensa mucho en cómo le cambió la vida. «Es durísimo, pero ahora valoras más la vida. Te das cuenta de que es algo que te han prestado, y te lo pueden quitar en cualquier momento». Dice que no le cuesta hablar del tema, pero que necesita el alivio que solo da el olvido. «Ha sido un caos. Yo me desentendí de plataformas y lo dejé en manos de mi abogado. Se entregaron medallas y se hicieron homenajes, y no me avisaron. Me siento humillada. No sé quién tuvo la culpa, eso lo decidirán los jueces, pero la irresponsabilidad ha estado ahí. Solo pido que se termine esta pesadilla».