Historia de Franco, alusión a doña Emilia y ni una palabra de la demanda

toni silva SADA / LA VOZ

GALICIA

DE VISITA EN EL PAZO. Este viernes hubo cuatro viistas guiadas al pazo de Meirás
DE VISITA EN EL PAZO. Este viernes hubo cuatro viistas guiadas al pazo de Meirás Toni Silva

13 jul 2019 . Actualizado a las 22:56 h.

Quizá los muros que delimitan el pazo de Meirás, en Sada, filtren humedad en algún momento del año, a través de las dalias, el musgo o de alguna pequeña oquedad. Pero lo que no se filtra aquí dentro es lo que pasa fuera. Más que un pazo, el recinto de Meirás parece un convento de clausura ajeno a los intensos cambios de la vida y de la historia. Una vez que cruzamos la puerta principal -como visitante, previa inscripción a través de la Fundación Francisco Franco-, en el pazo no se menciona a la Abogacía del Estado, ni ninguna demanda, ni al Juzgado de Primera Instancia número 1 de A Coruña. Aquí, sobre el almohadillado césped o el histórico parqué, el guía explica la historia de sus protagonistas. Honra a Emilia Pardo Bazán, pero domina el discurso sobre Franco, al que se refiere como el Generalísimo, Caudillo o jefe del Estado.

Señala un objeto y narra una historia para explicar su origen con el tono monocorde de quien repite lo mismo por tercera vez y le queda una más. «De este salón salieron importantes decisiones para la historia de España», sentencia, antes de enseñar un bodegón de flores firmado por FF, porque Franco también pintaba «cuando la jefatura de Estado se lo permitía». Antes de entrar en el inmueble muestra la torre de doña Emilia, y a la izquierda el despacho de Franco. Es el dato más actual que se ofrece de las torres. Bajo ningún concepto se narra la invasión de varios militantes del BNG que deslizaron, hace solo dos años, unas pancartas en las que reclamaban la devolución del pazo al pueblo de Sada. El guía prefiere remontarse a otro agosto, al de 1936, parado ante un cuadro del salón del dictador y pintado por el granadino Mariano Bertuchi Nieto. Se pasará tres minutos largos explicando la escena en la que Franco recibe los honores de un ejército en Marruecos, narrará la ayuda de los aviones italianos y la huida de las embarcaciones republicanas. Ante ningún otro objeto se parará tanto tiempo. Se trata del retrato del origen de algo que durará más de cuarenta años.

De las paredes siguen colgando cornamentas traídas de todos los cotos españoles. En una pared, la colección de pequeños rebecos resulta espeluznante. El guía cita el pórtico de la Gloria de Santiago, pero no para referirse a las dos esculturas, de Abraham e Isaac, apoyadas en el interior de la capilla, sino para identificar el cruceiro de la entrada del pazo, que es una réplica de la entrada de la seo compostelana. Salimos al exterior. Las cámaras de televisión preguntan a los visitantes su opinión sobre la demanda de la Abogacía del Estado presentada en un juzgado de A Coruña.