La embarazosa pregunta que Feijoo responderá en 9 meses

Juan María Capeáns Garrido
Juan Capeáns LETRAS CAPITALES

GALICIA

PACO RODRÍGUEZ

Cunde la idea de que los resultados del PP en las dos últimas citas electorales obligan al de Os Peares a intentar una cuarta mayoría absoluta

29 jun 2019 . Actualizado a las 08:07 h.

Para Feijoo hay algo bastante peor a que le pregunten cada dos por tres si se va a presentar a un cuarto mandato, y es que no le pregunten si se va a presentar a un cuarto mandato. Decida lo que decida, la indiferencia pública y mediática sería demoledora para un político cuyo prestigio se sostiene precisamente sobre las necesidades de los demás, ya sean de su partido en Madrid, al que renunció entre lágrimas hace un año; de sus colegas en Galicia, que no están preparados ante una hipotética salida del líder; o de sus adversarios, que dan por descontado que se presentará, y hacen bien porque es lo que adelantan. Entre la actual dirección socialista y los de la vieja guardia cunde la idea de que los resultados del PP en las dos últimas citas electorales obligan al de Os Peares a intentar lo imposible, una cuarta mayoría absoluta. «Non lle queda outra», comenta un exparlamentario que lo vio morder el polvo como conselleiro de Fraga y que cuando se dio cuenta ya estaba de nuevo calentando las butacas de la oposición.

Si mantiene la etiqueta de político previsible que le gusta cultivar, Feijoo anunciará su decisión en un acto solemne de partido que se convocará dentro de nueve meses, semana arriba, semana abajo. Mientras, tratará de restarle chicha al dilema cuando su objetivo sea comunicar algo que considere más importante, y se reservará el derecho a hacer guiños sobre su futuro cuando quiera borrar de un plumazo el mensaje de sus rivales, como hizo esta semana en el Parlamento. Empezar a hablar de la Galicia de la próxima década es una pista inequívoca de sus intenciones, pero el argumento más poderoso, tangible e inminente, al margen de las reflexiones personales, serán las cuentas del 2020. Van a crecer, pero se van a quedar a un puñado de euros de superar los ambiciosos presupuestos que diseñó el bipartito en el 2009, y que dejaron un boquete de dimensiones épicas en la economía gallega. Ahora los podría defender, y eso es una tentación para un gestor que reconoce que sus primeros ocho años en la Xunta han sido de rigores extremos y pura resistencia.

Es probable que le queden una docena de comparecencias con preguntas embarazosas que seguirá despachando amistosamente con los periodistas gallegos, y con alguna críptica frase cuando sea una estrella de la comunicación la que le apriete en directo, pero mientras irá descifrando las señales. Si empiezan a sucederse las entrevistas y nadie le interroga por su futuro, entonces habrá encontrado el primer motivo para no presentarse.