Requisan cientos de archivos de Resistencia Galega en el escondite de sus líderes desde 2015
GALICIA
No se localizaron explosivos, pero sí un fusil de asalto, un revolver y cartuchería
02 dic 2022 . Actualizado a las 16:28 h.Pálido, pausado, impávido, delgado y de mirada, aparentemente, perdida. Nunca esquiva, ni ante la cámara. Perilla y gafas, jersey de lana y vaqueros. Las manos juntas y esposadas por su consideración de líder de Resistencia Galega, la única organización terrorista activa en España. Así reapareció, ayer, Antón García Matos, Toninho, tras 13 años fugado (fue detenido el día 15 en Vigo). A su lado, Asunción Losada Camba, pareja sentimental, compañera de lucha y de huidas desde el 2006. Más delgada aún que Toninho, pelo corto y canoso. Cabeza gacha y esquiva. Las manos, también esposadas por su consideración de segunda al mando de Resistencia Galega.
El traslado desde la cárcel de A Lama se completó a las ocho de la mañana. Primero se bajó él del coche, altamente custodiado por la Guardia Civil (unos 30 agentes de los Servicios de Información de Galicia, USECIC y Criminalística de Madrid). Avanzó tranquilo, a la expectativa. Detrás, a pocos metros, ella. Ambos escucharon a la secretaria judicial que tuteló el registro del que fue su escondite desde el 2015 en la aldea abandonada de Baños, en Fornelos, pero a escasos 200 metros del municipio de A Lama. Trece horas de inspección en las que los detenidos no colaboraron. El balance principal incluye cientos de documentos impresos y en cedé que los agentes almacenaron en más de 25 bolsas grapadas. Además encontraron un fusil de asalto Cetme LC, un arma detonadora, un revolver del calibre 22, diversa cartuchería, una funda que podría corresponder a un arma larga y dinero en metálico.
Papeles escritos por Toninho de su puño y letra. Textos relacionados con Resistencia Galega, o sobre sus impresiones hacía dónde debe dirigirse lo que en su día fue una lucha armada que, según datos oficiales, entre el 2005 y el 2014 se registraron 43 atentados relacionados con la organización. Las pruebas confiscadas serán analizadas para comprobar datos y el alcance real de su contenido, al igual que el material informático requisado en otros registros anteriores de la misma investigación (bautizada operación Lusista).
«Homer»
La búsqueda incluyó explosivos, de ahí que el perímetro de la casa estuviese precintado en un radio de 200 metros, además de por riesgo de destrucción de pruebas. De olfatear se encargó, sin éxito, Homer, un perro («tiene un carácter muy parecido al del personaje de la serie», dice su custodio) especializado en este cometido. Si se observó que los agentes de Criminilástica incautaron numerosos efectos. «Bastante tenían con esconderse y sobrevivir». Y es que los cinco años de Toninho y Asunción en esta aldea fueron de todo menos idílicos. Sin apenas dinero y limitando sus comunicaciones, sobreviviendo día a día.
Una pequeña placa solar era la única fuente de energía directa que tenían, por lo que su realidad, en buena parte del año, era bastante cruda. Penumbra, frío, humedad, lluvia, alimentos escasos, falta de dinero o de cualquier medio motorizado. Poca agua caliente y electricidad, solo bombonas de butano que el repartidor, previo acuerdo, iba dejando detrás del cementerio de San Martiño de Verducido, el atisbo de civilización más próximo. La cobertura de telefonía aparece y desaparece como el Guadiana, y un coche utilitario, ya forzando sus bajos, se queda, como mucho, a 1,8 kilómetros de la vivienda okupada en la que malvivían, rodeados de precariedad, los dos detenidos por orden del Juzgado Central número 6 de la Audiencia Nacional. Los otros detenidos en el mismo operativo, Juan Manuel Sánchez y Miguel García Nogales, serían colaboradores tras dar la talla previamente en movimientos radicales y separatistas como Unidade Popular o Asamblea da Mocidade Independentista.
Científica
El meticuloso trabajo de los agentes de Criminalística llegados de Madrid (también participaron en el caso Diana Quer) para recoger todo tipo de pruebas, incluidas las de ADN, demoró la inspección de los agentes que llevan décadas luchando por la desaparición de Resistencia Galega. La vivienda, con planta baja y una altura, presenta un agujero en el tejado que se parcheó con una lona fijada con piedras, Dentro, en la planta baja, una antigua cuadra reconvertida en taller con herramientas. «Eso también llevará tiempo, a ver qué sale de ahí», se escuchaba decir a los agentes al acceder para la primera incursión.
Ya en la planta superior, varias estancias. Cocina y salón separados y una ducha «artesanal», todo bastante limpio, aunque decadente. Ya fuera, dos bañeras a modo de lavaderos bajo un bosque de carballos. En el mismo entorno, un huerto y leña cortada, apilada y cubierta por otra lona. Siguiendo el camino, a 80 metros, varias casas, algunas ocupadas. Ayer, dos jóvenes que residen en la zona y tenían relación Toninho y Asunción, explicaban a La Voz: «Ela dicía que era programadora informática, el apenas falaba e nunca dixo a que se dedicaba. A verdades é que non fai moito, e despois de vivir tres anos cerca, díxenlle a ela que apenas nos coñecíamos. Agora entendo...».
Mezcla de gallego y luso
También los recuerdan en el bar-tienda más próximo. José Luis, el propietario, lo expone con luz y taquígrafos: «Ela apenas viña, é brava, el si, compraba cebolas e patacas. Pouco máis. O que si falaban era medio portugués, un día díxenlle que se viviran en Portugal e non me puxo boa cara». El motivo respondería a que la pareja usó el país vecino durante años para esconderse si venían mal dadas. Finalmente apostaron por Venezuela, refugio histórico de etarras (Toninho recibió formación de explosivos en el País Vasco), para acabar regresando, tras unos años aún por determinar, debido a la inestabilidad política en el país caribeño. Usaron pasaportes falsos para aterrizar en algún aeropuerto de Portugal. Luego, tras una temporada agazapados, entraron en Galicia para esconderse en una casa abandonada y escondida en montes de Pontevedra.
Antón García y Asunción Losada fueron representados, tras su detención de hace ocho días, por letrados de oficio. Ayer, ya en el registro y por indicación de sus allegados, los asistió Manuel Quintáns López, condenado por terrorismo (perteneció al Exército Guerrilleiro do Povo Galego) que aprovechó el tiempo entre rejas para licenciarse en Derecho. Hay que recordar que Toninho también militó en la misma organización, por lo que fue condenado para, al salir, dar forma a una peligrosa y violenta idea bautizada Resistencia Galega. Una relación que se remonta décadas y que explica que ayer, tras no verse durante años y al reencontrarse en la vivienda con el registro ya iniciado, ambos se saludaran afectuosa y recíprocamente con un sonoro «cómo estás camarada».