Solo 63.000 euros de la UE para luchar contra el envejecimiento

Cristina Porteiro
Cristina Porteiro BRUSELAS / CORRESPONSAL

GALICIA

MARCOS MÍGUEZ

Las ayudas directas a Galicia como zona despoblada son mínimas, según los planes que maneja Bruselas

19 jun 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Es probable que los vecinos de Vilar de Santos (Ourense) o A Capela (A Coruña) se acuerden del nombre de los únicos recién nacidos en el 2017. En ciudades como Madrid sería un número más, pero en estos dos concellos gallegos donde el saldo vegetativo es negativo desde los años 80, cualquier recién llegado es una batalla ganada al tiempo.

La despoblación y el envejecimiento son dos fenómenos que se dan la mano a menudo en Galicia, la vigésima región más anciana de la UE, según Eurostat. Los difuntos ganan por goleada a los benjamines: ese 2017 la comunidad fue la que más saldo poblacional perdió en toda España (13.512 habitantes). Pero los gallegos no están solos en la clasificación. Asturias y Castilla y León ocupan la séptima y undécima posición entre las regiones europeas más avejentadas, encabezadas por lánder alemanes como Sajonia o Brandemburgo. El declive demográfico cabalga veloz en Italia, Alemania y España.

Mal el mercado y la conciliación

En el fondo, los problemas son similares: las expectativas de futuro de los jóvenes son muy limitadas. La precarización del mercado laboral, la falta de oportunidades, la difícil conciliación familiar y la escasa diversificación de la economía galaica, muy dependiente de un puñado de grandes firmas, sigue sin ofrecer atractivos. Lo dice la propia Comisión Europea (CE) señalando que en España existe un problema con la «limitada capacidad de innovación» de las empresas y la falta de estrategias para impulsar sectores de alto valor añadido como el digital. Y esa baja natalidad, los bajos salarios y la larga esperanza de vida en Galicia suponen un desafío para las pensiones.

Bruselas es consciente de la dimensión del problema. El incendio demográfico de Galicia se está propagando por el resto de la UE. En la capital comunitaria coexisten dos visiones ?no excluyentes? de cómo abordar este drama. El primer reflejo de la Eurocámara fue el de sacar el extintor y soplar muy fuerte para poder apagar las llamas. Y lo hizo en marzo con una sugerencia voluntariosa, pero poco eficaz: dedicar el 5 % del Fondo Europeo de Desarrollo Regional (Feder) 2021-2027 de España al desarrollo territorial integrado de zonas con desventajas naturales o demográficas, incluidas el envejecimiento de la población, la desertización del rural, el declive demográfico, la presión demográfica o la dificultad de acceso a servicios básicos. Sobre el papel suena muy bien pero, ¿en qué se traduce para Galicia?

En el mejor de los casos, España podría mantener su partida de 20.681 millones de euros para siete años. Eso significa que el Gobierno solo dispondrá de 148 millones de euros anuales, y Galicia podría obtener entre 60.000 y 63.660 euros al año para lidiar con todas las aristas del problema. Es el equivalente al techo de ayudas previstas para una granja vacuna en la futura PAC.

Otras estrategias

La CE apuesta por una estrategia más transversal. Tanto es así que ni siquiera tuvo en cuenta el criterio demográfico a la hora de articular los presupuestos. El Ejecutivo saliente de Jean Claude Juncker prefiere invertir los euros en sectores de alto valor añadido, pero eso lleva muchos años y no hay garantías de éxito. En este sentido, la propuesta del 5% es un parche, una tirita y no llega sumándole otros programas (los 322 millones del FSE, los 890 del Feader o los 371 del FEMP. Los efectos de la deslocalización industrial obligan a cambiar de estrategia, siguiendo los nuevos programas europeos de digitalización de la economía: InvestEU y Conectar Europa. El primero pretende la multiplicación de los panes y los peces movilizando hasta 650.000 millones de euros con una dotación de 15.200 millones; el segundo busca reducir la brecha digital para impulsar los servicios públicos en zonas rurales. Eso sí, las autoridades españolas y gallegas deberán elaborar con precisión sus planes operativos para recibir unos fondos cada vez más orientados a los resultados. ¿Germinará en Vilar de Santos y A Capela una nueva generación?