Alcoholismo: «Estamos peor que hace 20 años»

Jesús Flores Lojo
Jesús Flores REDACCIÓN / LA VOZ

GALICIA

Un paciente charla con uno de los psicólogos clínicos de la Utaca de A Coruña
Un paciente charla con uno de los psicólogos clínicos de la Utaca de A Coruña ÁNGEL MANSO

Unidades como la coruñesa Utaca y la viguesa Asvidal tratan al año a dos mil alcohólicos derivados por el Sergas, pero sufren para pagar las nóminas

11 sep 2019 . Actualizado a las 19:34 h.

«¿Cuánto le cuesta de verdad cada alcohólico a las cuentas públicas?», se pregunta Ignacio Bedoya, gerente de la Utaca de A Coruña. «¿Por qué no se aborda este problema, que es más que un asunto de salud, en toda su dimensión?», continúa el responsable de la Unidad de Tratamiento de Conductas Adictivas de A Coruña. Este es uno de los seis centros de referencia del Sergas de estas características que hay en Galicia, de los que solo dos (Lugo y Santiago) pertenecen directamente a la sanidad pública. El proceso de integración del resto quedó interrumpido en los primeros años de la crisis: trabajan para el Sergas, pero también desarrollan labores de prevención e inserción laboral y social por las que gastan más que ingresan, de modo que -aseguran- resulta complicado cuadrar las cuentas a final de año.

Los últimos datos del Ministerio de Sanidad son rotundos: Galicia es la comunidad con mayor tasa de mortandad por alcoholismo. En la Utaca apuntan que el dinero público para las nóminas se termina en octubre. Y no son los únicos que aseguran pasarlas canutas. «Estamos peor que hace dos décadas, solo falta que nos traigamos los folios de casa», asegura Carmen Guimaraens, psicóloga clínica de la unidad Asvidal de Vigo.

Las preguntas que formula Ignacio Bedoya son su forma de responder a las que nosotros le hacemos una vez conocido que la Xunta no dedicará a ellos ni un solo euro del superávit del 2018, que estaba destinado a asuntos socio-sanitarios y que finalmente recaerá en médicos, enfermeras y mejora de colegios. Nos hemos puesto en contacto con esta unidad porque en el periodista despierta curiosidad saber si este chalecito de fachada descuidada que se puede ver desde los accesos de salida de A Coruña -«Beirut», le llaman ellos con amarga ironía; «la chabola», bautizó en una ocasión un paciente a esta propiedad del concello, cuyos sucesivos gobiernos han ido dejado para el siguiente sus promesas de arreglarla- contaba con formar parte de esa sobreinyección económica. «Eso esperábamos, algo nos habían dejado caer -nos reconoce Ignacio Bedoya- pero ya ves a dónde se ha destinado el dinero».

Carmen Guimaraes, de Asvidal, también se mostraba escéptica, porque está convencida desde hace tiempo de que «la salud mental es el pariente pobre de la sanidad» y «mientras nosotros le estemos haciendo bien el trabajo al Sergas en las condiciones actuales, ¿para que van a cambiar de sistema?», se pregunta.

«No quieren curarse»

La sanidad ahoga las cuentas en Galicia, donde el 40 % del presupuesto (casi 3.900 millones de euros) se destina a este capítulo y el gasto anual por enfermo ronda los 1.400 euros. La saturación de la atención primaria, en una comunidad cuya cuarta parte de la población tiene más de 65 años, ya forma parte de la agenda informativa diaria. La presencia de trastornos ocasionados por el alcohol en las consultas de atención primaria se estima en torno al 15-20 %. En el medio hospitalario, el alcoholismo sería la causa del 25-30 % de las admisiones, un 10-15 % en el caso de de las urgencias.

Y la viguesa Guimaraes hace un apunte: «Los alcohólicos son los únicos enfermos con adicción que no quieren curarse, porque la bebida está tan aceptada socialmente que lo que pretende la mayoría es, en el mejor de los casos, seguir bebiendo algo cuando la ocasión lo requiera. Es un tratamiento complejo». Otras cifras están más soterradas -el 25 % de los gallegos coquetean en la frontera que separa el consumo responsable con el alcoholismo y los datos de absentismo laboral nos colocan a la cabeza de España cuando sabemos que casi el 9 % de la población trabajadora bebe a diario- pero encuentran «escasa planificación» a la hora de las soluciones. Es la expresión que usa Ignacio Bedoya, con el que charlamos a media mañana en su despacho de la Utaca, un centro que en 2020 cumplirá 50 años de funcionamiento.

A esa hora, el centro es un hervidero humano. Unos caminan hacia la sala de terapia de grupo, otros entran en consultas... El mobiliario parece sacado de la serie Cuéntame, pero de los capítulos de los años sesenta, aunque ahora van a cambiarlo con una ayuda de la Diputación. «Ya no pedimos que nos paguen a precio de sanidad pública, aunque nuestros pacientes son los que nos deriva el Sergas cuando detectan que sufren alguna de las adicciones en las que nosotros trabajamos, pero sí que al menos podamos cubrir las nóminas», solicita Bedoya.

Ludopatía en alza

En una unidad como la Utaca, que ronda los mil pacientes al año, trabajan una médico, dos psicólogos clínicos y una trabajadora social, aparte del personal administrativo. El abuso del alcohol, el tabaquismo, al que le van ganando una pequeña parte de la batalla (Galicia está a la cola de consumo en España) y la ludopatía, que con la irrupción del juego online es la adicción que han visto crecer más en los últimos años, son sus campos de actuación. Manuel Lage, psicólogo clínico con 25 años de experiencia en la Utaca, recuerda que «con frecuencia» estas u otras adicciones se presentan de la mano, «pero casi tenemos que pedir de favor, por ejemplo, que nos autoricen a hacerle una analítica a un paciente del que sospechamos que también consume drogas, lo mismo que cuando queremos hacer un ingreso hospitalario».

¿Vaso lleno o vaso vacío?

Lage resume así la situación: «Para trabajar somos unos más, pero para recibir un trato igualitario, no». Carmen Guimaraens, de Asvidal, refrenda las palabras de su compañero de A Coruña. Y abunda Bedoya en la cuestión: «En ocasiones se nos ha dicho que estamos suprafinanciados, que tenemos demasiado personal, pero yo creo que es todo lo contrario», opina el gerente, quien aclara que el resto del dinero lo obtienen de otros convenios con entidades públicas -hasta el año pasado Política Social cooperaba, pero ahora ya no, bajo el argumento de que no se ocupan de cuestiones sanitarias- y de iniciativas privadas de la agrupación.

¿Está el vaso medio lleno o medio vacío en el tratamiento del alcoholismo en Galicia?