El único sospechoso del apuñalamiento mortal de Salceda de Caselas, detenido después de nueve horas

J.R. VIGO / LA VOZ

GALICIA

J.R.

La víctima, de 24 años, recibió tres puñaladas en público y murió desangrado huyendo

13 jun 2019 . Actualizado a las 20:16 h.

Una mirada mal interpretada, la copa que se cae al suelo, tal vez alguna rencilla, o simplemente un calentón provocado por el exceso de estimulantes. Los empujones y las amenazas vinieron después. Todo en público, todo en la zona de ocio nocturno de Salceda de Caselas (9.146 habitantes). Era la madrugada del sábado, pasaba de las cinco y sobraba público en la rúa Pontevedra. Las versiones, en la parte inicial de los hechos investigados, se contradicen. Unos exponen que empezó en un pub. El dueño, ayer, se lo negó a La Voz. La otra versión sitúa en la vía pública el origen de la tragedia.

Lo único seguro es que la víctima, Soufian Mraha, de 24 años, recibió tres puñaladas. Pero no era suficiente, el autor del crimen quería más. Lo persiguió, obligando al joven, nacido en Beni Melal (Marruecos), a exprimir el poco aliento que lo mantenía en pie. Testigos lo vieron sentarse a 60 metros, ya rendido, en un banco de piedra frente al Concello. Se levantó al entender que su asesino quería más e inició otra huida, la última de su vida. Duró diez metros hasta caer desangrado frente a la Policía Local.

Soufian tenía 24 años
Soufian tenía 24 años FACEBOOK

Los dos agentes de guardia salieron, lo socorrieron, intentaron sin éxito contener la sangre con sus manos. Era imposible, Soufian se iba apagando segundo a segundo. Los servicios médicos desplazados nada pudieron hacer, se había consumado la tragedia en lo que iba a ser una noche más de viernes en la villa. La Guardia Civil inició la investigación de forma inmediata. Demasiadas personas lo vieron todo, incluido el grupo que lo acompañaba.

La identidad del presunto culpable trascendió de la investigación a media mañana. En las tres cafeterías de la misma plaza del Concello ya era público su nombre, Jürgen Wilfried Karau, y apodos: Alemán y Toni. La bola de nieve fue creciendo hasta que, ya pasadas las 14.00 horas, todo se confirmó. Cuatro agentes uniformados custodiaban el número 19 de la calle Joaquín Fernández Sestelo. A las 14.35, el sospechoso se baja de un coche vestido con ropa de trabajo y una bolsa en la mano.

«Asesino»

Los agentes lo requieren y rodean. Le quitan los enseres, él levanta las manos y lo cachean. Decenas de vecinos lo presencian. Lo siguiente fue leerle sus derechos, esposarlo e introducirlo en un coche oficial. Mientras, una señora, llorando, le gritaba «asesino». La tesis de la investigación, apuntalada en pruebas testificales, señala al sospechoso protagonizando el altercado, acuchillando y persiguiendo a su víctima antes de desaparecer. A las pocas horas, ya de día, habría intentado dar apariencia de normalidad personándose en su puesto de trabajo. Lo siguiente, transcurrido un máximo de 72 horas, será su puesta a disposición judicial en O Porriño.

JüRGEN wilfried karau

Su mala reputación le precede

Su principal apodo, Alemán (también se le conoce por Toni), hace referencia a sus orígenes en el país teutón. A medida que su nombre, Jürgen Wilfried Karau, se invocaba cada vez más como presunto autor de un crimen que dejó tiritando a Salceda, surgían de forma paralela todo tipo de comentarios sobre su trayectoria vital. Anécdotas, algunas tipificadas como delito en el Código Penal, que de ser ciertas retratan al detenido como un hombre con demasiados vicios y poca cabeza. Reside con su madre en un piso, aunque algunos vecinos, ayer, explicaban que ambos mantienen una relación caótica. Tanto que ella, sabedora de que los bolsillos de su hijo tienen agujeros, le compra tabaco y dosifica los cigarros. «Así está pidiendo siempre tabaco», dice un joven de su generación que le conoce bien. Otro vecino, mientras lo detienen, asegura que, hace poco, entró a robar en la casa de una señora que no tiene nada. Todo para, al final, robar dos gallinas».

Xoán Carlos Gil

Soufian Mraha

Una vida de trabajo, fútbol y familia

Varios ramos de rosas recordaban a Soufian en la escena del crimen a las pocas horas de morir. No llevaba más de dos meses viviendo solo en Salceda; antes lo hizo, con su familia, en Tui (estudió en el IES San Paio) y Vigo. Incluso trabajó un año, desde diciembre del 2017, en la línea de montaje de PSA Citroën. Ayer, sus compañeros de CC.OO. lo recordaban: «Llamó la atención desde su llegada por la buena educación que tenía, sus valores morales». El fútbol era otro motor vital. En concreto, el equipo Bar Avelino, que compite en una liga comarcal. «Era muy conocido en la zona, por eso, cuando llegó a Salceda, no le costó hacer su grupo de amigos», recuerda una excompañera de trabajo en uno de los bares de la plaza, en donde trabajó 15 días: «En este caso no hay duda de que fue una cosa de mala suerte. Él no estaba metido en nada, todos lo sabemos, era sano y bueno, un chico majo. Al otro, al detenido, ya lo conocemos todos en Salceda».