Galicia, Canarias y La Rioja logran un pleno de cumplimientos con Hacienda

Juan María Capeáns Garrido
Juan Capeáns SANTIAGO / LA VOZ

GALICIA

Consejo de Política Fiscal
Consejo de Política Fiscal BENITO ORDOÑEZ

Extremadura y las comunidades del eje mediterráneo son las que más han comprometido su estabilidad

03 jun 2019 . Actualizado a las 12:42 h.

La mayoría de las comunidades autónomas de España se preparan para conformar sus gobiernos tras las elecciones, en muchos casos con cambios de color en el poder, pero de ninguna manera podrán decir sus dirigentes al mando que empiezan de cero, porque acarrean un lastre más o menos pesado del mandato anterior. El férreo control que impuso la Administración central ya desde la primera etapa de Mariano Rajoy en la Moncloa ha permitido observar un panel de comunidades más o menos cumplidoras con el equilibrio financiero de sus cuentas. Los requisitos de Cristóbal Montoro se fijaban especialmente en el control de aspectos como la deuda de la comunidad, el déficit presupuestario anual, el respeto a la regla de gasto -que vincula el crecimiento máximo a la marcha de la economía española- o el pago a proveedores.

Galicia está sin duda en el club de los cumplidores, porque logró el visto bueno en todos los parámetros desde que comenzó la tercera legislatura con Feijoo. El País Vasco es otra de las que hace pleno, porque Hacienda la sigue incluyendo en los informes anuales, pero su régimen fiscal, al igual que Navarra, hace que las circunstancias de unas y otras no puedan ser comparables. Junto a Galicia sí están en el podio Canarias y La Rioja, que se han manejado en los parámetros exigidos. De hecho, estas comunidades han tenido un comportamiento más exquisito que el Gobierno central en los últimos tres años, que ha flojeado en algún parámetro; o que la propia ministra de Hacienda, que no pudo hacer pleno como consejera en Andalucía al pinchar con la deuda en el ejercicio pasado, inicialmente bajo su responsabilidad.

Al otro lado de la balanza está Extremadura, que apenas ha conseguido cumplir cuatro de los diez parámetros medidos. El eje mediterráneo, desde Cataluña hasta Murcia, también acumula varios suspensos que van más allá de la honra financiera, porque el Gobierno obliga a estas comunidades a hacer un plan de equilibrio, perdiendo oportunidades para financiarse con más libertad a través de fondos privados, que empiezan a tener condiciones más ventajosas que los públicos. Además, tampoco pueden exprimir la tasa de reposición de plazas de empleados públicos, que el próximo año va a permitir a Galicia y a Canarias reforzar sus sistemas sanitarios con un 8 % más de puestos, siempre que estén debidamente respaldados en las cuentas.

Sin impacto político

Eso sí, la buena gestión financiera de las arcas autonómicas no garantiza el apoyo electoral de los ciudadanos. El presidente canario, Fernando Clavijo, que también abrió un frente con Galicia por el uso del superávit, podría perder el poder en cuestión de días si se articulan alternativas a varias bandas. En La Rioja, el vuelco ha sido más impactante todavía, y el PP ha perdido tras gobernar desde 1991. Al contrario, en Extremadura, los vecinos decidieron que Fernández Vara repitiera con mayoría absoluta.

Facenda comienza este mes a elaborar los últimos presupuestos del mandato, condicionados por Madrid

Oficialmente no hay consigna, pero la Consellería de Facenda va a comenzar a diseñar este mes los presupuestos de la Xunta del año 2020, y la cifra puede tener mucho significado político, porque en condiciones normales sería posible alcanzar los 10.251 millones de euros. Ese fue el primer presupuesto que elaboró el Ejecutivo liderado por Núñez Feijoo en el 2010, y superarlo supondría alcanzar el segundo más potente de la historia autonómica -el del 2009 lo cerró el bipartito por 10.581 millones- y enviaría un mensaje definitivo de recuperación económica, después de bajar hasta los 8.400 millones entre los años 2013 y 2015.

Pero en la consellería liderada por Valeriano Martínez son incapaces todavía de hacer una previsión fiable porque la dependencia del Ministerio de Hacienda es muy alta, y en estos momentos es difícil acertar cuándo se avanzarán las entregas a cuenta -el dinero que el Estado concede a las comunidades- y el techo de gasto, clave para marcar los máximos presupuestarios. «El problema es que el propio Gobierno no tiene presupuestos, no se sabe cuánto van a tardar en formalizar su equipo y es muy posible que en septiembre ya opten por ponerse con los del año 2020. No tiene mucho sentido hacer unas cuentas para tres meses», avanzan desde la Xunta, que al margen de los ritmos políticos de Madrid va a lanzar este mes la orden de elaboración de los presupuestos.

Pendientes del Gobierno

Tras las primeras semanas de contacto, el trabajo de Facenda se intensifica a finales de julio o principios de agosto, cuando se lleva al Parlamento de Galicia el techo de gasto, que es la referencia que marcará el límite máximo, pero para ello debe celebrarse un encuentro del Consejo de Política Fiscal, en el que están representadas las comunidades autónomas, pero lleva un año sin reunirse. En este punto ya afectan cuestiones políticas relacionadas con la estabilidad, que a día de hoy no está garantizada. Ese fue uno de los primeros problemas fiscales que tuvo Pedro Sánchez tras la moción de censura, ya que no fue capaz de aprobar la senda de déficit, obligando a demorar varias decisiones importantes hasta el mes de septiembre.

Y luego está el recurso que esta semana ha puesto el Gobierno contra varias decisiones de la Xunta relacionadas con aumentos salariales en la función pública. Si prospera -aún tienen que discutirlo ambas administraciones- podría generar un problema en las cuentas.