Piden 11 años de cárcel para el violador del estilete por agredir sexualmente y robar a una discapacitada

Tania Taboada REDACCIÓN / LA VOZ

GALICIA

Carlos Castro

27 jun 2019 . Actualizado a las 14:38 h.

El lucense Félix Vidal Anido, más conocido como el violador del estilete, que cumplió 32 años de cárcel por más de cincuenta violaciones, se enfrenta a una petición de 11 años de cárcel por agredir sexualmente y robar en Oviedo a una mujer que nació en el año 1992 y tiene una discapacidad psíquica del 65 %. El Ministerio Fiscal acusa también a una mujer por robar presuntamente a la víctima tras amenazarla de muerte. La vista oral de este caso se celebrará mañana a las 10.00 horas en la Audiencia de Oviedo.

Según el escrito del fiscal, los dos procesados convivían con la chica en 2017 en un piso situado en Oviedo, en régimen de alquiler de habitaciones e iniciaron una relación de amistad con ella. A partir de esta amistad, los procesados conocían que el abuelo de la chica vivía en una residencia geriátrica de Laviana y que ella tenía en su poder la cartilla bancaria del anciano, que su firma estaba autorizada y podía disponer libremente del dinero de la misma.

Esta circunstancia fue aprovechada por la acusada para exigir a la mujer que sacara dinero de la cuenta y, cuando ella se negó, la amenazó de muerte y la intentó agredir violentamente. Esto motivó que la víctima, por temor y acompañada de la acusada, se dirigiera a la entidad bancaria, donde en cinco ocasiones sacó dinero de la cuenta de su abuelo por importe total de 1.700 euros.

Mientras, el «violador del estilete», aprovechando la relación entablada con la mujer, la acompañó en alguna ocasión a la consulta del psiquiatra. También fue con ella a visitar a su abuelo a la residencia geriátrica y también hasta el piso propiedad de este en Oviedo, que estaba deshabitado en aquellos momentos y del que ella tenía las llaves.

Según el relato del fiscal, sobre las 12.30 horas del día 22 de diciembre de 2017, cuando la víctima se encontraba acostada durmiendo en su habitación del piso en el que todos ellos residían, el acusado entró en ella y comenzó a tocarle los pechos por debajo de la camiseta del pijama, lo que la despertó. Al ver que se había despertado, el procesado, tras decirle «vamos a tener relaciones sexuales, quieras tú o no», comenzó a bajarle los pantalones del pijama y la ropa interior. Pese a que ella le decía que no y que saliera de la habitación, el procesado, tras sujetarla fuertemente y decirle que si no estaba quieta la iba a matar, la agredió sexualmente, tras lo cual abandonó la habitación diciéndole: «Si dices algo, te mato».

La mujer no denunció en aquel momento los hechos ante el temor de que el procesado ejecutara las amenazas de muerte que le hizo. Esa misma tarde, el acusado la obligó, con amenazas, a que lo acompañara hasta la localidad de Moreda, donde le dijo que iba a residir acompañada de los dos procesados y otras personas en un piso, domicilio en el que le asignaron una habitación.

Sobre las 20.20 horas del día 23 de diciembre de 2017, la acusada, junto con otra persona, entró en la habitación de ella y, sin motivo, la agredieron dándole puñetazos y le dijeron que la iban a matar. En un determinado momento, la mujer consiguió zafarse de ellos, abandonar el piso corriendo y, desde un comercio cercano, avisar a la Guardia Civil, que la trasladó al Hospital Álvarez Buylla de Mieres. Fueron estos hechos los que llevaron a la perjudicada a revelar toda la situación de abuso e intimidación en que se encontraba y denunciarla ante la Policía.

Mientras,Félix Vidal Anido aprovechó la ausencia y del cajón de la mesilla de noche de la habitación que le había asignado a la víctima en el piso de Moreda, le cogió el DNI, la cartilla bancaria de su abuelo, la tarjeta sanitaria, el teléfono móvil y las llaves de la casa de su abuelo y, utilizando las mismas, entró en el piso, donde se apropió de dos relojes y diversas joyas. A continuación se desplazó hasta el hospital para devolverle las llaves de la vivienda, quedándose con el resto de los efectos.

Al ser detenidos los procesados, en poder de la acusada recuperó la tarjeta bancaria y la tarjeta sanitaria. En poder del acusado, la Policía recuperó el teléfono móvil y todos los efectos que el acusado había sustraído del piso de su abuelo.

La Fiscalía considera que los hechos son constitutivos de un delito de agresión sexual, un delito de robo con fuerza en las cosas con empleo de llave falsa y un delito continuado de robo con intimidación.