«No sabía que se hacía esto en Galicia»

Sara Carreira Piñeiro
Sara Carreira A CORUÑA / LA VOZ

GALICIA

Diego (segundo por la izquierda), Javier (de sudadera blanca y azul) y Erika, a su lado, escuchan las explicaciones de Eva Romero, desarrolladora de Altia, sobre el trabajo en la empresa
Diego (segundo por la izquierda), Javier (de sudadera blanca y azul) y Erika, a su lado, escuchan las explicaciones de Eva Romero, desarrolladora de Altia, sobre el trabajo en la empresa MARCOS MÍGUEZ

Amtega y Educación fomentan las vocaciones STEM con visitas de alumnos a empresas tecnológicas

15 may 2019 . Actualizado a las 18:55 h.

Galicia necesita profesionales STEM, personas cualificadas para trabajar en el ámbito de las ciencias, la tecnología, las matemáticas y la ingeniería, pero faltan vocaciones y los estudiantes desconocen las salidas profesionales que la tecnología les ofrece en Galicia. Amtega (la agencia gallega para la modernización tecnológica) ha contado con el sector TIC de Galicia y la Consellería de Educación como aliados para paliar estas carencias en Tecnólogo por un Día, una experiencia que esta semana han vivido Erika, Diego y Javier. Estos tres estudiantes de primero de bachillerato pasaron una jornada en Altia, una empresa radicada en Oleiros que se dedica a la consultoría tecnológica y los servicios avanzados para compañías.

Los tres estudiantes rotaron por los diferentes puestos y escucharon de boca de los técnicos cómo era su día a día, qué problemas tienen que sortear y qué logros obtienen.

«No sabía que se hacía esto en Galicia», reconoce Javier, alumno de la Compañía de María de A Coruña, que tiene claro su sector, la informática, pero todavía no sabe qué estudiará al acabar el bachillerato. A él le impresionó el Smart Port, la apps de gestión del Puerto de A Coruña. Erika, la única chica del grupo, llegó del IES de Ortigueira, donde estudió robótica y ahora está en tecnología, a pesar de que lo suyo seguramente será el magisterio. Antes incluso de empezar la carrera, de Altia se ha llevado «deberes»: «Cuando seas maestra, no permitas que las niñas crean que no son capaces de trabajar en esto». Se lo dice Eva Romero, una desarrolladora de la empresa que afirma que sigue habiendo pocas mujeres en el sector. El tercer alumno de la iniciativa, Diego, estudia en el centro Grande Obra de Atocha de Betanzos y aunque le gusta mucho la informática, cree que se decantará por la aviación cuando acabe la etapa. A él también le gustó lo que vio: «Sabía que había cosas de tecnología en Galicia, pero no de este nivel». Erika destacó además un aspecto de las TIC sobre el que habla poco, su utilidad: «Veo que hacen cosas útiles, que mejoran la vida de la gente».

Ese es precisamente uno de los pluses que Eva Romero ve en su trabajo: «Me encanta pensar -les decía a los jóvenes- que todo el trabajo que estoy haciendo sirve para que una persona tenga más calidad de vida, o para hacer más fácil su trabajo».

Y mientras se iban parando en los diferentes puestos para saber cómo se trabajaba, los chicos hacían preguntas a técnicos que casi parecían de su misma edad, para resolver dudas tanto sobre el sector como de tipo informático.

Ingenieros y técnicos de FP

Tecnólogos por un Día, que está dentro de la iniciativa DigiTalent (un programa de acompañamiento tecnológico durante toda la vida profesional de los gallegos), lleva solo dos cursos en marcha. Cada empresa participante atiende a un grupo de tres o cuatro estudiantes. Pueden ir de los 12 a los 17 años, aunque los pequeños van más como visita cultural que realmente a enterarse de las opciones profesionales. En Altia, por ejemplo, siempre buscan ingenieros informáticos, pero también técnicos de FP en desarrollo de app (conocidos como DAM), en web (DEW) o en administración de redes (ASIR), así como titulados de perfiles tecnológicos en general.

Este curso se presentaron al programa más de 200 solicitudes de 50 centros gallegos, y se ha elegido por sorteo a 65, una cifra que crecerá en el futuro (en la primera edición fueron solo 38 alumnos). En cuanto a las empresas participantes, son catorce distribuidas en veinte centros de trabajo diferentes.

Tras la jornada de «trabajo», Altia animó a los participantes a dejar sus reflexiones en las redes: «Increíble pasión y dedicación de los empleados que ha reafirmado mi gusto por el mundo tecnológico» o «Creativo y me abrió los ojos a cómo una empresa tecnológica es muy humana y funciona por dentro», se pudo leer.

la educación del futuro

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