«Lo único que dejaron los okupas fue la cama en la que murió mi primo»

t. taboada / e. mouzo LUGO, A CORUÑA / LA VOZ

GALICIA

OSCAR CELA

Vecinos de Lugo y de A Coruña se preguntan cómo podrán recuperar sus casas de los destrozos

18 oct 2019 . Actualizado a las 16:44 h.

Margarita Reguera es una de las vecinas del barrio lucense de As Gándaras que, por fin, se siente aliviada. Lo está después de que la semana pasada la empresa catalana Desokupa lograra que los okupas que tenía en su casa le entregaran la llave de su vivienda, además de firmar un documento en base al cual abandonaban el lugar sin tomar represalias. Tras recuperar su inmueble, le tocó ver cómo había quedado: «Lo único que dejaron en buen estado fue la cama en la que murió mi primo y un sofá que estaba en el salón. Aunque tengo que reconocer que la dejaron mejor de lo que esperaba».

Con todo, los muebles del salón quedaron bastante deteriorados porque las personas que se adueñaron de la casa los habían amontonado a la intemperie, además de causar destrozos en puertas y ventanas. «Engancharon la luz y arrancaron el número del portal, el 51, que era de cobre. Además, consumieron toda la leña que tenía amontonada para la cocina económica y se llevaron un televisor, una bombona de butano y toda la vajilla, entre otros enseres», enumeró la afectada.

Lo que dejaron fueron varios litros de leche y una docena de botes de habas procedentes de Cruz Roja, como ponía una nota que olvidaron junto a los alimentos. También dejaron una impresora y una aspiradora.

Margarita quiere ahora blindarse para no volver a ser víctima de los okupas. Ha cambiado la cerradura y ha retirado la parte superior del muro que cerraba la casa en la que aquellos habían colocado en pico cristales de botellín. El sábado tapiará la propiedad.

La casa de esta mujer no es la única que ha quedado en mal estado en As Gándaras. Otra de las viviendas desocupadas continúa llena de bolsas de basura. Los vecinos creen que podrían contener objetos supuestamente sustraídos por los okupas y que estos dejaron en ese inmueble. Esta es una casa que estaba deshabitada porque su propietaria, de avanzada edad, está en una residencia de mayores de Lugo.

La impotencia de Carlos

El caso de As Gándaras no es excepcional. La de Carlos Caramés y su casa unifamiliar en el barrio de Eirís, en A Coruña, es otra historia desesperante. Lleva más de tres años sin ser dueño de su propiedad tras el paso, como si de un desfile se tratase, de varios okupas. La Justicia le ha ido dando la razón, con sentencias de desalojo, «pero cuando mi abogado y yo nos acercamos a llevárselas a los intrusos ya no son los mismos que estaban, por lo que las ordenes judiciales no tienen validez». «Me han llevado muebles, electrodomésticos..., y me arruinaron el interior de la vivienda, trataron el jardín como un vertedero, al igual que la finca que circunda la casa», dice.

Hace apenas unos días parecía que la situación iba a solucionarse. La penúltima okupa, Carmen, llamó a Carlos Caramés para decirle que la Xunta le había concedido un prestación económica, un dinero que le iba a permitir alquilar una casa: «Me llamó para entregarme las llaves», contó Carlos más o menos eufórico el pasado día 7 de marzo.

El hombre no tardó ni un segundo en cambiar la cerradura de la puerta principal del número 27 de Eirís, en reforzar la seguridad con una cadena y con un candado la entrada. También contrató a una empresa, que le cobró unos 2.000 euros, para limpiar en profundidad la vivienda y adecentar las zonas exteriores.

Al mismo tiempo contrató a un albañil para que le tapiase las puertas y las ventanas para evitar que le volviesen a okupar la vivienda. «Coincidió en fin de semana y el trabajador no podía acudir hasta el lunes», contó Carlos Caramés. Ese día el propietario acompañó al albañil, pero cuando llegaron a la vivienda ya estaba de nuevo ocupada: «Es un matrimonio que me dijo que ya llevaba más de 48 horas y que no los podía echar sin una orden judicial», contó Carlos.

CESAR QUIAN

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De nuevo tuvo que llamar a la Policía Nacional y presentar otra denuncia. Y mientras tanto un incendio arrasó la casi totalidad del primer piso de la casa y la gran humareda que produjo el fuego afectó seriamente a las estancias de la vivienda. «El fuego tuvo que ser intencionado o por desidia de los okupas, ya que en mi casa no tengo energía eléctrica y no se pudo deber a un cortocircuito», contó entre lágrimas Carlos Caramés.

Ahora ya ni tan siquiera tiene ganas de hablar: «Todo está en manos de mi abogado, pero ya no tengo esperanzas. Tomaron mi casa, mi propiedad y la arrasaron con fuego». Tampoco cree en la Justicia «que permite este tipo de actuaciones, que le da la razón a intrusos y no vela por los que andamos legales por la vida». «Espero, al menos, que el coste de la actuación de los bomberos para sofocar las llamas no me lo pasen a mí», dijo.