El narco gallego encuentra en los Países Bajos nuevos socios para importar coca

Javier Romero Doniz
JAVIER ROMERO VIGO / LA VOZ

GALICIA

Planeadoras decomisadas por Vigilancia Aduanera
Planeadoras decomisadas por Vigilancia Aduanera DONIZ

Mayor tráfico de contenedores, menor presión policial y más corrupción avivan la ruta

16 oct 2020 . Actualizado a las 01:19 h.

Bélgica se incautó de 44,8 toneladas de cocaína en el 2018. España, de 41. Holanda, a falta de balance oficial, requisó, solo el pasado octubre y en un único alijo, seis toneladas que viajaban desde Málaga y que, posiblemente, entraron por el puerto de Algeciras. El origen de la codiciada mercancía fue siempre Colombia. Y es que el país cafetero sigue produciendo oro blanco a un ritmo preocupante. Basta un dato: en 1993, cuando murió Pablo Escobar, había 50.000 hectáreas dedicadas al cultivo de hoja de coca. La última cifra oficial ofrecida desde Bogotá, del 2017, se elevó a 171.000. Detrás, una completa y evolucionada cadena de producción y reparto que llega a todos los continentes.

En el contexto europeo, España -ya sea por Galicia, Andalucía o el Mediterráneo- y los Países Bajos copan el mercado y son las grandes puertas de entrada de coca al Viejo Continente. Y todo en estrecha colaboración con el norte de África. «Ahí está el nuevo enemigo, mucho más peligroso y violento. Controlan las rutas del hachís desde hace décadas, el tráfico de personas, incluso de armas, pero ahora han entrado con fuerza en el negocio de la coca en Europa. Son más violentos, hay ajustes de cuentas, una lucha abierta por controlar los puertos de los Países Bajos. Y todo esto porque descuidaron la vigilancia, se confiaron», exponen fuentes de la Policía Nacional, antes de añadir: «Existe mucha población del norte de África en España, y en Europa en general, pero sobre todo en Bélgica y Holanda, por eso ya cuentan con gente de confianza para organizar la llegada y mover la mercancía por el continente».

La Guardia Civil añade que este caldo cultivo lleva varios años cociéndose: «Importantes puertos con mucho tráfico de contenedores, poco control, mucha corrupción y escasa investigación... Está plagado de marroquíes de segunda y tercera generación que se están haciendo con el control de la coca, como también se empieza a ver en España. Incluso detectamos que ya cuentan con delegaciones en los países productores para gestionar los envíos». Ahí ya entran en escena los alargados tentáculos de las organizaciones gallegas para gestionar descargas en las Rías Baixas o en Portugal. Pero también para usar puertos flamencos u holandeses. El objetivo pasa por esquivar la elevada presión policial que sí les rodea en casa.

 Casos recientes

El 2018 dejó investigaciones que constatan policialmente esa conexión entre Sudamérica, Galicia y los Países Bajos. Un ejemplo fue la operación Barranca Bermeja, en la que el acusado de facilitar 1.500 kilos es de Surinam y tiene una estrecha relación con Europa central y España, más concretamente con Marbella. Uno de los tres alijos de coca requisados en la operación Mito contra Sito Miñanco (concretamente uno de 616 kilos) se intervino en una nave industrial de Holanda. En el 2015, en el marco de la operación Globos, una organización de Ribeira fue acusada de colar una partida de 100 kilos por Holanda para enviarla, previo paso por Dinamarca, a Suecia. El escenario actual lo resume un integrante de la judicatura gallega con tablas en la lucha contra el narcotráfico: «No hay actualmente gran operación con presencia de gallegos en la que no aparezca Bélgica u Holanda».

La autoridad judicial aporta dos argumentos rotundos: «Róterdam es posiblemente el puerto europeo más importante para las rutas comerciales con Sudamérica, entran por ahí antes que por Oporto o Vigo. La segunda tiene que ver con la gran población árabe que siempre controló el hachís y ahora quiere hacer lo mismo con la coca. Ya lo hacen en el Estrecho, que es donde se cuece todo...».

Organizaciones de las Rías Baixas también ofertan la experiencia y el control de su costa

En lo que también coinciden las partes consultadas es en la flexibilidad del Código Penal en los Países Bajos: «Antes de iniciar una investigación se analiza su rentabilidad en forma de posible patrimonio o efectivo embargado. De ahí que, policialmente, organizaciones internacionales como la DEA o Interpol tengan a España de referente policial en el Viejo Continente».