Los concellos tendrán un año para revisar todas las licencias de hostelería

Juan María Capeáns Garrido
juan capeáns SANTIAGO / LA VOZ

GALICIA

Los karaokes ya no tendrán categoría propia en la nueva normativa
Los karaokes ya no tendrán categoría propia en la nueva normativa RAMON LEIRO

Los karaokes y los tablaos flamencos desaparecen del nuevo catálogo de la Xunta

05 sep 2019 . Actualizado a las 18:47 h.

Un bar es un bar, y una discoteca, una discoteca. La Xunta ha iniciado la simplificación del catálogo en el que se recogen los diferentes espacios públicos de ocio y actividades recreativas y las licencias de actividad que requiere cada lugar. El nuevo documento, que está en período de consulta a través de un decreto, tiene todavía un recorrido administrativo de varios meses, pero cuando se apruebe definitivamente obligará a los concellos a trabajar a destajo durante el año siguiente para revisar todas y cada una de las licencias que han otorgado para que se ajusten a los nuevos criterios.

No habrá un seísmo urbanístico. El catálogo ha buscado el consenso en dos grupos de trabajo de una comisión de espectáculos públicos y de actividades recreativas en Galicia, y una de sus decisiones más contundentes ha sido eliminar figuras como los karaokes y los tablaos flamencos, ya que su incidencia en la comunidad no justifica una tipología específica -se reguló en el 2004- y se pueden encajar en otras ya existentes. Estas dos figuras han sido especialmente polémicas porque hasta ahora tenían un horario límite de cierre más generoso, lo que llevó en su día a decenas de hosteleros a acogerse a este tipo de licencias, una práctica que se ha ido erradicando.

Decaen unas categorías e irrumpen otras, ya que se incorporan actividades que hasta ahora no tenían asignación concreta, como los espectáculos pirotécnicos, las salas de conciertos o los parques multiocio que empiezan a asentarse en las ciudades.

El desarrollo de la Lei de Espactáculos Públicos de Galicia, en la que se enmarca este catálogo, también establece criterios firmes para determinar la capacidad o aforo de los establecimientos y espacios públicos, que queda fijado en dos personas por metro cuadrado de espacio computable. Además, ya se prevé la posibilidad de que en un mismo local o recinto desarrolle más de un tipo de espectáculo o actividad siempre que sean compatibles entre sí, y tendrán encaje otras actividades económicas aunque no se ajusten a esta Lei, como puede ser un comercio.

La medida la lanza la Xunta, pero la aplicación dependerá de los concellos, que al margen del trabajo administrativo de revisión de las licencias tendrán que velar por su cumplimiento incidiendo en aquellos locales en los que pueda haber un cambio sustancial de horario. «No queremos causar perjuicios a los emprendedores e industriales, pero es evidente que en algún caso puntual puede existir algún trastorno. Ahora bien, estoy seguro de que sentándonos a hablar llegaremos a acuerdos», afirma Alfredo García, presidente de la Federación Galega de Municipios e Provincias. Para el dirigente socialista, el catálogo autonómico es positivo por «clarificador, sencillo y posible de cumplir», pero también adelanta que será muy complicado para las instituciones locales sacar adelante todo el trabajo en un año desde la entrada en vigor del decreto. «Tendrá que haber alguna moratoria, y pienso sobre todo en las ciudades, que es donde el número de licencias es mayor y la casuística mucho más variada», sostiene el regidor de Valdeorras, que admite que en los últimos años muchos hosteleros solicitaron licencias en función de sus intereses horarios y sin ajustarse a su actividad real.

La Fegamp tiene previsto incorporar propuestas al catálogo y para ello va a pedir sugerencias a los técnicos municipales, que también tendrán que preocuparse de revisar licencias de los propios concellos.

Solución definitiva para los pequeños conciertos y al menos un monitor cada diez niños en espacios de ocio

Ahora sí, parece que los cantautores, solistas de animación o grupos de música emergentes van a tener amparo legal para sus actuaciones en locales de hostelería. La Lei de Espectáculos aprobada hace unos meses no terminó de amarrar los aspectos legales de una actividad que genera dudas entre los empresarios de hostelería y malestar entre algunos vecinos, en desacuerdo con las condiciones en las que se desarrollan determinados espectáculos en bares y pubs.

Ahora esos conciertos se califican como «actividades de escasa entidad o incidencia», y se podrán celebrar en locales con un aforo que no sea superior a las 75 personas. Bajo este paraguas se podrán celebrar actuaciones en vivo siempre que no requieran un escenario desmontable, camerinos, ni medidas especiales de seguridad e insonorización diferentes a las que ya tenga el propio establecimiento.

Además, los locales abiertos al público podrán pedir permiso para celebrar actividades recreativas de carácter extraordinario, pero tendrán un límite máximo de seis espectáculos al año, siempre que se reúnan las condiciones técnicas y de seguridad.

El catálogo también ampara legalmente muchas de las actividades lúdicas que se producen en torno a las fiestas y celebraciones populares, y por vez primera se recogen como tal los espectáculos pirotécnicos, en los que se incluyen los efectos visuales y sonoros, así como el acompañamiento de músicos.

Ojo a las fiestas infantiles

Los centros de ocio infantil también irrumpen en el documento. Conocidos popularmente como parques de bolas, la Xunta los define como lugares de juego y atracciones específicamente diseñados para menores de 12 años, donde también se podrán celebrar fiestas infantiles con un servicio de restauración ajustado a las edades objetivas. Sin embargo, las actividades ofertadas no podrán consistir en la mera custodia o cuidado de los niños, y los juegos deberán estar dirigidos por responsables adultos con titulación de monitor, uno por cada diez niños.

También se adapta a las nuevas tendencias al recoger un epígrafe para los parques multiocio, que son establecimientos autorizados para el desarrollo de juegos recreativos cuyo funcionamiento no sea eléctrico ni mecánico. O sea, camas elásticas, salto libre, escalada y otras actividades similares.