Los asesinatos machistas dejaron veinte huérfanos en Galicia en los últimos seis años

María Santalla REDACCIÓN / LA VOZ

GALICIA

MARTINA MISER

María Aboy es la última de las 27 mujeres que murieron a manos de sus parejas o exparejas desde el 2013

12 mar 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

El primer crimen machista del año, el que este domingo rompió la tranquilidad de la parroquia de Setecoros en Valga, dejó dos muertos -la víctima y su asesino, que se suicidó después de matarla- y dos huérfanos, los dos hijos del matrimonio. Con ellos se eleva a veinte la cifra de menores de 30 años que han perdido a sus madres, asesinadas por sus parejas o exparejas, desde el año 2013, según los datos de los que dispone la Secretaría Xeral de Igualdade de la Xunta. Catorce de ellos eran menores de edad.

Volviendo la vista hasta el año 2003, cuando comienzan a registrarse las víctimas de violencia machista, la cifra de huérfanos de distintas edades supera las sesenta. Eran hijos de alguna de las 59 mujeres asesinadas desde el 2003 hasta este 2019 -27 desde el 2013-, desde Carmen Rodríguez, la primera del 2003, hasta María José Aboy, que esta tarde recibirá sepultura. Hijos como los tres que dejó María José Mateo García, Sesé, de Redondela, que acaban de publicar un libro en el que recuperan la figura de su madre. Lo hacen a través de poemas que ella había escrito antes de morir como consecuencia de una explosión de gas butano provocada por su expareja en febrero del 2017. Hijos como los seis que dejó Lupe Jiménez, asesinada en el 2014, los cinco que lloraron a Mari Carmen Barcala en el 2008, los cuatro de Helena Dumitru en el 2013, los tres de Mari Luz Pose en el 2007, los dos de Luz Castillo en el 2003 o la hija de Emma Morado en el 2008. Hijos como tantos otros que se han visto obligados a recomponer sus vidas.

Desde que hace unos años comenzaron a aprobarse leyes contra la violencia machista empezó a darse también mayor protección a los hijos de las víctimas para tratar de que ese proceso de superación sea más fácil. En Galicia, desde el mes de enero, y en el marco del pacto de Estado contra la violencia machista, se ha puesto en marcha un plan estratégico de atención integral a los huérfanos. Los hijos de María José Aboy serán los primeros que se incluyan en ese programa, lo que no significa, apuntaban ayer desde Vicepresidencia, que no puedan beneficiarse de él víctimas anteriores.

Ese plan se suma a las prestaciones generales a las que, como cualquier huérfano, sea o no víctima de violencia machista, tienen derecho, y está dirigido a menores de treinta años, de ahí que el departamento autonómico contabilice a los huérfanos hasta esa edad. La Xunta asume los gastos del sepelio de sus madres y ellos reciben una indemnización económica de 7.000 euros, a través de una orden de ayudas que se publicará en breve. Además, contarán con apoyo para afrontar todos los trámites administrativos que tengan que realizar y se les facilita atención socio educativa apoyando también a las personas que asuman su cuidado en el caso de que sean menores.

Ayuda psicológica

Cuando se comete un asesinato se activa también el Grupo de Intervención Psicolóxica ante Catástrofes e Emerxencias en el caso de que sea requerido, de tal manera que un profesional o un grupo de ellos si es necesario se acerca al lugar para prestar atención psicológica a los familiares. Además de esta intervención de emergencia, existe un programa de apoyo psicológico para las víctimas de violencia machista y sus familiares, a través, como el anterior, de un convenio con el Colexio de Psicoloxía de Galicia.

Amaia, Candela y Javier, muertos a manos de sus padres

En el caso de Amaia, Candela y Javier fueron sus madres las que los perdieron a ellos. Los tres murieron asesinados por sus padres con el fin de hacer daño a sus madres. Desde el año 2015 la ley reconoce también estos casos como violencia de género. Amaia y Candela, dos hermanas de Moraña de cuatro y nueve años, murieron el 31 de julio del 2015. Su padre, David Oubel, las adormeció con medicamentos y luego las cortó con una sierra radial que había adquirido el día anterior. Fue el primer condenado a prisión permanente revisable en España. Esa misma condena ?fue la segunda en Galicia? recibió en octubre del 2018 Marcos Mirás, quien el Día de la Madre del 2017 mató a su hijo de once años, Javier, golpeándolo en la cabeza con una pala en un monte de Oza-Cesuras.