«Ella estaba paralizada», dice el obrero que evitó una violación en Santiago

Xurxo Melchor
xurxo melchor SANTIAGO / LA VOZ

GALICIA

PACO RODRÍGUEZ

El presunto agresor quedó libre con cargos y la policía tramita su expulsión del país

07 mar 2019 . Actualizado a las 10:04 h.

El obrero que salvó a una joven de una más que probable violación en Santiago no cree que haya hecho nada especial, sino que en su opinión actuó de la misma manera que habría hecho cualquier otro. «Valor no le eché. Estábamos en la obra y oí gritar y eran unos gritos muy reiterados, que me alertaron, así que me fui por detrás de las casetas de obra, que quedan justo delante del callejoncito, y cuando me asomé grité: ‘‘¿Qué cojones pasa ahí, oh?’’. Y ya vi que estaba la chica a la entrada del callejón escapando y gritando y vi una sombra, pero a él no llegué a verle la cara», relata.

La escena que se encontró este operario, que trabaja en la construcción de un inmueble en el barrio compostelano de Conxo, se le ha quedado grabada. «Ella se quedó como paralizada y yo le pregunté si estaba bien, pero como vi que seguía muy alterada fui corriendo hacia ella, llegué allí, le eché la mano al hombro y le pregunté si estaba bien, si le había hecho algo, pero me dijo que no, que le había intentado agredir pero que no lo había conseguido», explica. Fue entonces cuando se ofreció a llamar a la policía o a una ambulancia, pero la chica, que su salvador recuerda como «muy jovencita y menudita», le dijo que no hacía falta. Fue después cuando la víctima avisó a la comisaría, que no tardó ni una hora en dar con el presunto autor de la agresión, un hombre de nacionalidad colombiana que, tras declarar en el juzgado, ha quedado en libertad pero imputado por un delito de agresión sexual en grado de tentativa. Además, la Policía Nacional ha iniciado los trámites para tratar que el sospechoso sea expulsado de España a su país de origen.

Pese a que la joven le dijo que estaba muy nerviosa pero bien, el obrero no se quedó tranquilo. «Tenía la cara toda roja, porque el hombre le había echado la mano por detrás para taparle la boca y le había hecho daño en el labio. Echó a caminar por la calle y yo me quedé allí un rato vigilando hasta que se separó unos 60 o 70 metros de la obra. Después, al poco rato, ya llegó la Policía para hablar conmigo. Eso fue lo que pasó», señala.

El incidente ha causado un enorme revuelo en Santiago. Sobre todo porque esta zona de la ciudad, Conxo, es muy tranquila y tampoco la hora a la que se produjo el presunto intento de violación es muy común. «Es rarísimo. Nosotros llevamos allí un montón de tiempo trabajando y nunca ha pasado nada, más allá de que se ve algún yonqui por la zona y de que una vez nos entraron en la obra para robarnos unos teléfonos o algo así, pero nada más. Es una hora rara, porque si fueran las cuatro o las cinco de la madrugada, a la salida de una discoteca, pues bueno, pero a las ocho, que ya es casi de día por completo, y al lado de una obra en la que todo el mundo sabe que hay treinta hombres, pues no sé», asegura.

La historia terminó bien, dentro de lo que cabe. Y eso es lo único que le importa a este hombre que no se siente cómodo cuando oye la palabra héroe. «Yo hice lo que habría hecho cualquiera que se hubiese visto en la misma situación, nada más. Ahora solo espero que lo expulsen», afirma el obrero sobre el presunto autor del intento de violación.