El Chicle forzó durante una hora a Diana Quer antes de asesinarla con una brida

Javier Romero / Marta Gómez REDACCIÓN / LA VOZ

GALICIA

CARMELA QUEIJEIRO

La Fiscalía da por probada la agresión sexual y reclama la prisión permanente revisable

11 nov 2019 . Actualizado a las 13:09 h.

Madrugada del 22 de agosto del 2016. José Enrique Abuín Gey, el Chicle, «salió de su domicilio, en Rianxo, conduciendo su coche Alfa Romeo 166». El destino era A Pobra do Caramiñal, concretamente la zona entre la rúa Venecia y el paseo Marlés. Allí «fijó su atención en Diana Quer López-Pinel, la cual había iniciado (2.28 horas) el recorrido de regreso a pie a su residencia vacacional». Abuín la avistó durante el trayecto, que coincide con una zona «apartada, despoblada y escasamente iluminada». Él, en el turismo y según expone la Fiscalía en su escrito de acusación, «empezó a seguirla lentamente, acechándola hasta llegar al sitio más apropiado para abordarla con la finalidad de agredirla sexualmente, consciente de que nadie podría auxiliarla, cortándole el paso con su coche al tiempo que le decía ‘‘morena, ven aquí’’».

El ministerio público inicia así el relato de un crimen que conmocionó al país en general y a Galicia y a la comarca de Barbanza en particular. Una muerte que, según la Fiscalía, implica imponer a José Enrique Abuín Gey la prisión permanente revisable por el delito de asesinato; otros 20 años de prisión por el delito de detención ilegal; y otros 12 años de cárcel y 10 de libertad vigilada por el de agresión sexual, además del pago de 290.000 euros a la familia de la víctima en concepto de responsabilidad civil.

El relato de la acusación pública prosigue así: «Diana Quer estaba absorta enviando mensajes de WhatsApp, si bien, en el momento en que fue interpelada por el acusado, logró enviar un mensaje a un amigo de Madrid (2.40 horas): «Me estoy acojonando, un gitano me estaba llamando». El interlocutor respondió: «Y qué le has dicho». El mensaje no obtuvo respuesta, pero sí consta que ella «intentó hacer una llamada a las 2.43 horas. Fue su última comunicación voluntaria». Abuín Gey, en ese momento, y «con el propósito de privarla de libertad de movimientos y de comunicación y de atentar contra su libertad sexual, abordó y se abalanzó violentamente sobre Diana Quer reduciéndola por la fuerza [...] arrebatándole su móvil para que no pudiera pedir ayuda al tiempo que la arrastró hasta su vehículo y la introdujo en el maletero maniatándole pies y manos con bridas y amordazándola con cinta adhesiva».

Arrojó el móvil desde el coche

El acusado se alejó de A Pobra a gran velocidad, por la autovía AG-11, con destino Rianxo. Antes, sobre el viaducto de Taragoña, lanzó el teléfono móvil de la víctima «con el fin de no ser localizada mediante repetidores, conexiones de datos y localización GPS». El destino era una nave abandonada próxima a la vivienda de los padres del Chicle tras «recorrer 17 kilómetros en los que la mantuvo 25 minutos encerrada, atada y amordazada en un lugar de escasas dimensiones para un cuerpo humano y en contra de su voluntad». Eran las 3.09 horas cuando llegaron al macabro destino: «Aparcó su coche dentro de la nave, conocía perfectamente los accesos y sabía que contaba con camas y colchones en desuso. La trasladó hasta el almacén del sótano, lugar carente de luz eléctrica y de luz natural a esas horas, sórdido, sombrío, tenebroso y sucio, en donde, teniendo a la joven totalmente a su merced, atada, sometida y aterrorizada», cometió los delitos que se le imputan. Así lo expone la Fiscalía en su escrito de acusación, que acusa a José Enrique Abuín de forzarla durante una hora «llegando a colocarle una brida plástica alrededor del cuello hasta matarla por estrangulamiento».

La tiró al pozo de la nave

El Chicle, «una vez consumada su acción sexual y homicida, conociendo de antemano la existencia de un pozo de agua dulce y de gran profundidad (10 metros), llevó el cuerpo hasta allí» para arrojarlo junto a sus objetos personales «deshaciéndose, posteriormente, de su ropa en un lugar no determinado». Lo siguiente fue «tapar la boca del pozo con una arqueta de hormigón para que el cadáver nunca fuera descubierto, abandonando la nave sobre las 4.09 horas. Diana Quer tenía 18 años en el momento de su fallecimiento».

El cuerpo de Diana Quer fue localizado en la nave de Asados el 31 de diciembre de 2017
El cuerpo de Diana Quer fue localizado en la nave de Asados el 31 de diciembre de 2017 CARMELA QUEIJEIRO

Abuín ató los dos bloques al cadáver 20 días después de esconderlo en el pozo

José Enrique Abuín Gey evidenció la frialdad necesaria para pasar, durante los 500 días que duró la búsqueda de Diana Quer, por delante de la nave de Rianxo sin mostrar el más mínimo síntoma de arrepentimiento. Más bien todo lo contrario. Veinte días después de los hechos (22 de agosto del 2016), el autor confeso del crimen, «para asegurarse que el cuerpo no fuese descubierto, regresó a la nave [...] y lo lastró con dos grandes bloques de adobe, con un peso de 18.5 kilogramos, unidos entre sí por un cable eléctrico, pasando el mismo por la zona dorsolumbar del cuerpo, asegurándolo hasta hundirlo». 

Juan Carlos Quer: «El mensaje que se envía a la sociedad es claro y aporta tranquilidad»

«Valoro positivamente el escrito de acusación de la Fiscalía dentro de lo positivo que se puede ser en una situación así, que tanto sufrimiento causó y sigue causando». La reacción de Juan Carlos Quer, padre de Diana, manifestada este miércoles a La Voz, va más allá: «Fue una instrucción compleja y dura. El escrito de la Fiscalía pone en evidencia los indicios relevantes para secundar la petición de la acusación particular, que también pide la prisión permanente revisable». El progenitor de la joven madrileña considera que, en base a las conclusiones de la acusación pública, «se hará una sentencia a la medida de los hechos que se investigaron».

«A Diana ya no se le hará justicia, y no hay nada que se pueda hacer para recuperarla. Pero sí se logra algo muy positivo, y es que el mensaje que se envía a la sociedad es claro y aporta tranquilidad desde la seriedad para dejar las cosas claras. Los delitos cometidos sobre Diana, o sobre cualquier otra joven, no salen impunes ni implican una pena de solo siete años de cárcel», explica Juan Carlos Quer .

El padre de la joven añade otra reflexión: «Lo que no puede ser es que estos individuos, además, piensen que saldrán a la calle en poco tiempo y que podrán conceder entrevistas en televisión cobrando 10.000 euros contando su versión de la vida y de lo ocurrido».