Así se construye un narcotraficante

Javier Romero Doniz
JAVIER ROMERO VIGO / LA VOZ

GALICIA

Oscar Vázquez

El tráfico de drogas sigue captando nuevos aventureros dispuestos a arriesgar su libertad

06 mar 2019 . Actualizado a las 12:40 h.

El primer contacto con el submundo del narcotráfico llega por tradición familiar, malas compañías o consumo. «Cada caso tiene sus particularidades, pero sí puede hablarse de ciertos patrones establecidos. Para eso es fundamental, antes de nada, analizar el lugar de origen», explica un mando de la Policía Nacional aludiendo a que si procedes de Arousa entenderás el negocio de forma diferente a si te criaste, por ejemplo, en Vigo: «Cualquier arousano que empieza en esto lo hará, por una cuestión de proximidad, en el entorno de organizaciones que importan grandes cantidades. Interiorizan rápido que, de jugártela, lo mejor es hacerlo por todo lo alto. Pero si eres de Vigo, lo más probable es que empieces moviendo gramos y, de salirte bien, acabarás moviendo kilos, pero son contados los que acaban dando el salto al peldaño más alto».

El dinero es el denominador común de cualquier persona manchada por el tráfico de drogas. Incluso son muchos los que se dedican a los grandes alijos y, a mayores, mueven kilos. «El tráfico medio es muy rentable, puede ir de los 200 gramos a los 10 kilos, por eso hay tanta gente implicada. Por ejemplo: por ir en una lancha acompañando al piloto puedes cobrar 60.000 euros, pero pongamos que solo haces un trabajo al año. Sin embargo, moviendo kilos sueltos puedes sacar 6.000 euros por cada uno, y si al menos se despacha uno a la semana...», explica otro mando, en este caso de la Guardia Civil, que añade: «Por eso son muchos los que se dedican a mover kilos y a los grandes alijos, para tener ganancias constantes y, a la vez, curtirse en las descargas. Con eso ganan contactos y se van preparando para saber todo lo necesario para trabajar solos algún día». Es el ejemplo de muchos lancheros que acabaron liderando su propia organización empezando de la nada.

Patrón habitual

«Al hablar de grandes narcos encontramos otro patrón. Casi siempre fueron lugartenientes de otros peces gordos anteriores que acabaron cayendo. Dieron el salto cogiendo el relevo por una simple cuestión de agenda y conocimiento. Existe la creencia de que un pez gordo se consagra como tal en el momento en que se relaciona por sí solo con los proveedores en Colombia u otros países. El día que levanta el teléfono para ese fin podría decirse que llega su bautismo». Esos contactos, añaden en la Policía Nacional, suelen heredarse del antiguo jefe caído, o se crean tras los muros de las cárceles. «Resulta fundamental entender las estancias en prisión como una época de formación en el narcotráfico en particular y en el mundo delictivo en general. Incluso se dieron y dan casos de presos que piden el cambio de módulo o alegan cualquier excusa para cambiar de cárcel a sabiendas que se verán con algún contacto que les interesa».

En Vigilancia Aduanera, al hablar del paso definitivo para liderar una organización propia, van más allá: «Los contactos en Colombia son fundamentales, puede darse perfectamente el caso de alguien que viaje hasta allí para buscar, comprar y pagar al contado una cantidad importante de coca y no encuentre vendedor. Sin intermediario, lo más normal es que piensen que sea un agente encubierto de la DEA». Son numerosos los ejemplos de capos gallegos ya retirados que dieron el salto evidenciando, además de agenda, la osadía y el dinero suficiente. «Patoco es posiblemente el gran ejemplo. Trabajó de piloto para los históricos y aprovechó la caída de muchos para montar su organización, una de las más grandes que ha visto Galicia. El caso de Marcos Vigo, ya de la última generación, es otro ejemplo».

Libre mercado

Entre los cachorros de la última camada del narcotráfico gallego, también se dan casos de traficantes medios con pretensiones de volar alto. «En parte gracias a la libertad que tienen para trabajar. Los narcos más potentes de la ría juegan en otra división, no se meten. Tienen sus propios métodos de trabajo y dejan hacer, no es como en Italia, que la mafia controla el mercado acotándolo para que no entre nadie más». La cuestión cultural, entre los oriundos de la ría de Arousa, también tiene su enjundia: «Es una comarca que vivió su esplendor con el tabaco y la droga, muchos no consideran que sea delito y sí un modo de vida, respetable en ese contexto.