Para mantener la actividad se fueron creando sociedades superpuestas en el tiempo con el objetivo de suceder a la deudora anterior, continuando la misma actividad en el mismo local y operando en el mercado con una empresa limpia de cargas. Para impedir el cobro de la deuda por parte de la Tesorería General, los investigados llegaron a acuerdos de aplazamiento que incumplieron. En uno de ellos se utilizó como garantía una pala cargadora. Al ir a precintarla se vio que estaba inservible y sin valor porque los propietarios le habían quitado el motor.