Una revolución que aún no solventa la principal carencia: la falta de tiempo

Elisa Álvarez González
Elisa Álvarez SANTIAGO / LA VOZ

GALICIA

ANA GARCIA

Análisis: Las carencias del sistema sanitario gallego. La atención primaria no precisa un vuelco, sino proteger lo bien hecho y solventar las debilidades

25 feb 2019 . Actualizado a las 22:13 h.

Quizás si a un profesional de primaria le preguntan cómo podría mejorar su trabajo respondería rápidamente, con medidas concretas y efectivas. Plantear una revolución en este nivel asistencial, que precisa mejoras pero es un puntal de la sanidad, no está provocando la resolución de los conflictos, y en algunos casos parece que ha conseguido el efecto contrario.

¿Faltan recursos?

Materiales y humanos. De eso no hay duda. Un médico de familia con muchos años de experiencia cuenta que desde que se le estropeó el fonendo, y pese a solicitar uno nuevo, debe pedírselo a una compañera cada vez que lo necesita. Y es que las cosas de palacio van despacio. Es cierto que el Sergas tiene clara esta carencia, y la primera medida que aplicará es un plan de necesidades para dotar de equipamiento a los centros de salud. Pero falta personal. El déficit de médicos de familia es palpable, y se hace muy evidente en los puntos de atención continuada, en donde muchas veces no se encuentran sustitutos. Pero no solo faltan médicos. En el caso de la enfermería hay consenso en que es necesario reforzar los centros de salud con personal especialista, como son los enfermeros pediátricos y los familiares y comunitarios.

La prensa portuguesa ya publicó el fin de semana los anuncios del nuevo contrato del Sergas
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¿Falta autonomía?

EOXI es un término que aborrecen los profesionales de la primaria. Quizás aborrecer es un verbo exagerado, pero con la llegada de las EOXI llegó el declive de la primaria. Si en teoría la primaria es el eje del sistema, en la práctica prima el hospitalcentrismo. ¿Por qué? Porque vende más decir que se reducen las listas quirúrgicas, que se ha adquirido la última tecnología o que se realizan intervenciones pioneras. Pero la realidad es que la primaria es el termómetro de la salud de la población. Acabar con las gerencias de primaria y que estas dependan de un gerente que está en el hospital -que fue lo que hicieron las EOXI- no benefició a los centros de salud. Los profesionales quieren autonomía y que la relación entre primaria y hospitalaria sea de igual a igual y no subsidiaria.

¿Falta tiempo?

En conclusión, falta tiempo. Pero el tiempo se consigue con más recursos, dotando a las plantillas de más personal y, si no es posible, como en el caso de los médicos de familia, facilitando la jornada extraordinaria remunerada. Hay medidas que se han esbozado en el documento, por ejemplo, redistribuir los cupos. Porque no todos los facultativos tienen la misma carga, sino que esta se concentra en zonas urbanas y en determinados profesionales. U ofrecer actividad complementaria a médicos mayores de 55 para aliviar la saturación de las consultas.

¿Falta reconocimiento?

En este tira y afloja entre Administración y personal médico o de enfermería ha aflorado una sensación: que los profesionales quieren que se les reconozca y, por decirlo llanamente, que se les mime algo. El colectivo de enfermeros insiste en que sus tareas son fundamentales, que lo son, y que no son secretarios de los médicos. Defienden sus competencias. Es importante redefinir los roles porque el sistema ha pasado de un modelo dirigido a curar a otro orientado a cuidar y curar. Ahí es donde tienen un papel clave. En la atención a los enfermos crónicos y a domicilio. Los facultativos también quieren un refuerzo a sus tareas. No ver a medio centenar de enfermos cada mañana ni convertirse en burócratas. Pero abierta la senda de los cambios, mejor es aprovecharla para conseguir que de todo esto salga una primaria mejorada.