Feijoo abandona la receta del cemento

Juan María Capeáns Garrido
Juan Capeáns SANTIAGO / LA VOZ

GALICIA

SANDRA ALONSO

Los problemas en la sanidad lo han llevado a cambiar sus prioridades: más gestión, más profesionales y más tecnología en lugar de más hospitales y centros de salud

25 feb 2019 . Actualizado a las 11:21 h.

Igual que los hombres y mujeres del Medievo no se acostaron una noche entre tinieblas y se levantaron en el luminoso Renacimiento, la sanidad gallega no era un reloj suizo el año pasado y un zoco turco en este invierno caliente. Tampoco Feijoo ha pasado en unos meses de ser un gurú de la salud pública a un charlatán de feria que vende aspirinas para el cáncer, pero, por primera vez en una década, tras años de anestesia política, ha sucumbido a la autocrítica y a la corrección de errores en los niveles más básicos asistenciales, la puerta que da entrada al Sergas, su niño mimado que ahora lloriquea por falta de cariño.

Cuando comenzó la legislatura, en noviembre del 2016, la atención primaria ocupó exactamente cuatro palabras del discurso de investidura del presidente, que tenía 50 folios: «Con novos ambulatorios públicos». Una coletilla en el medio de mareantes cifras de miles de metros cuadrados para ampliar hospitales de todas las áreas sanitarias, con la promesa de uno nuevo en A Coruña, a semejanza del Cunqueiro vigués. Dos años más tarde, en el debate sobre el estado de la autonomía (octubre del 2018), el expresidente del Insalud siguió cabalgando a lomos del cemento, esta vez con un párrafo de cinco líneas en una arenga parlamentaria de veinte páginas. Todo para anunciar la reforma de dos centros de salud y la construcción de 17 nuevos, entre ellos el del barrio de A Residencia, en Lugo. Ni una sola mención a un modelo exhausto, ni a una reforma de la gestión, ni una concesión a los profesionales, más allá de la subida salarial aplicada a todos los funcionarios.

Decisiones en caliente

Solo cuatro meses más tarde, tras semanas de trabajo en medio de un ambiente crispado por las comisiones parlamentarias y las huelgas en los PAC, las urgencias o las ambulancias, el gabinete del doctor Almuiña ha presentado un tratamiento diferente para el enfermo que se negaba a admitir sus achaques: 175 medidas con impactos muy concretos, a corto y medio plazo. Nuevos sistemas de información, aplicaciones digitales más útiles, 1.500 equipos informáticos, 5.000 de impresión y tramitación electrónica, material médico y, por encima de todo, más medios humanos. Un directivo por área sanitaria para coordinar el trabajo, nuevos roles entre los médicos y la enfermería, más oferta pública de empleo para pediatras, fisioterapeutas, odontólogos... Más gestión, más profesionales y más tecnología -aliado poderoso-, y menos andamios y hormigón. Falta saber el precio de este giro estratégico y con cargo a qué se pagará. Pero si Galicia fue capaz de hacer «máis con menos», ahora tiene la oportunidad de hacer «máis co mesmo»: más contenidos para los mismos contenedores. Más minutos de calidad para los enfermos y menos esperas. Decisiones más rápidas y certeras. Un Sergas con menos cemento y más sentimiento.