Expertos piden una lucha más selectiva para no afectar a los insectos locales
28 ago 2019 . Actualizado a las 15:38 h.«A colocación de trampas para a captura de raíñas pode ser un método importante na loita contra a avespa velutina, xa que cada raíña capturada suporá que haberá un niño menos no contorno». Así arranca el protocolo con el que Medio Rural anima a los apicultores a utilizar el trampeo como método contra la avispa asiática. De hecho, la consellería lleva desde el 2015 repartiendo cebos para este insecto, algo que también hacen algunas asociaciones apícolas. Desde la Xunta incluso proporcionan instrucciones para la elaboración de trampas caseras sencillas a partir de botellas de plástico en cuyo interior se coloca algún atrayente comercial o de elaboración propia. El gran problema es que la mayoría de esas sustancias no solo seducen a la velutina. Abejas y otros insectos también caen en sus redes.
Es por eso por lo que los expertos han empezado a alertar contra el trampeo masivo. En caso de recurrir a los cebos, recomiendan que las trampas se coloquen de manera selectiva, cerca de colmenares que estén claramente amenazados o en zonas donde se prevea una alta presencia de reinas, como las cercanas a cursos de agua, frutales o árboles como los camelios. Otra opción más laboriosa, pues requiere la revisión más frecuente de los artefactos, sería no poner líquido en las trampas para que los insectos no se ahoguen y poder liberarlos si los atrapados no son velutinas.
Diversas investigaciones en marcha en Galicia y en otros países tratan de dar con sustancias que resulten atractivas únicamente a las avispas asiáticas. Así, en el campus de Lugo de la USC ya se han conseguido sintetizar dos feromonas que atraen a los machos de la especie invasora. La misma arma esperan tener lista para comercializar en el 2020 investigadores de la Universidad francesa de Tours. Las pesquisas de los científicos también se encaminan a encontrar biocidas que no afecten a otros insectos y que las propias avispas puedan portar hasta los nidos, de manera que afecten a los otros miembros del enjambre.
Retirada de nidos
La eliminación de nidos se ha convertido en la principal actividad de los grupos de emergencias y protección civil en numerosos municipios gallegos. Los métodos son diversos, pero uno de los más habituales pasa por inyectar en su interior un insecticida, bien directamente o bien con una pértiga si se encuentra a gran altura. El principal problema es que la sustancia elegida puede tener una alta toxicidad, como en el caso del Diptron. Según apunta el experto en plagas Lolo Andrade, esto puede derivar en problemas medioambientales e incluso podría convertirse en el talón de Aquiles de la gran esperanza surgida en la lucha contra la velutina: el abejero europeo. Andrade apunta su preocupación ante la posibilidad de que esta ave rapaz pueda intoxicarse al consumir larvas contaminadas con el veneno.
Más inocuo es rociar los nidos con espráis de cipermetrina, letal para las avispas pero menos dañino para el medio ambiente y para quien lo manipula. Los venenos también pueden inyectarse con sistemas más sofisticados, como drones o incluso disparando proyectiles tipo paintball llenos de veneno con una ametralladora importada de EE. UU. con la que cuenta el equipo de Protección Civil de Cambre. Una vez aplicados los insecticidas, los nidos pueden ser retirados manualmente, preferiblemente al atardecer o durante la noche.
Hacer explotar los nidos es otra de las opciones, con el beneficio añadido de que no se dejan restos de sustancias tóxicas en el entorno. Una lanza o pértiga puede servir para colocar un pequeño artefacto que servirá para fulminar el hogar de las avispas invasoras.
Protección de las colmenas
En cuanto a la protección de colmenares, hay pocos métodos efectivos. Cuando en la zona hay muchos insectos depredadores una opción es colocar sobre las colmenas botes con una mezcla de agua caliente, miel, vinagre, alguna bebida alcohólica (vermú, ron, ginebra, aguardiente) y una gota de detergente. Atraídos por el cebo, los animales acuden y se ahogan. La otra opción es la instalación de arpas eléctricas, un sistema de alambres electrificados separados entre sí por pocos centímetros, los suficientes para dejar pasar a las abejas pero impedir que las velutinas crucen sin tocar el metal y recibir la consiguiente descarga.