Los invitados de dos banquetes en Poio se lían a puñetazos tras una riña infantil

María Hermida
maría hermida PONTEVEDRA / LA VOZ

GALICIA

Marcos Creo

Una familia celebraba una comunión y otra un cumpleaños; se pelearon y la policía acabó identificando a 25 personas

13 feb 2019 . Actualizado a las 23:30 h.

Dos menores de Poio vivían el domingo un día muy especial. Uno de ellos celebraba su primera comunión y el otro debía de soplar las velas de su cumpleaños. Sus familias coincidieron a la hora de elegir restaurante para vivir estas fiestas. Probablemente, ambos menores tuvieron momentos de mucha alegría. Pero sus padres van a tener que derrochar esfuerzo e imaginación para que borren la parte ingrata del día, que la tuvo. Resulta que estas dos familias, que al parecer no se conocían demasiado aunque son del mismo municipio, se enzarzaron en una pelea de tal calibre que fue necesaria la intervención policial. Se acabó identificando a 25 personas. Antes de eso, volaron los puñetazos y las patadas.

Al parecer, todo empezó en la zona de las colchonetas hinchables a media tarde, sobre las seis. Se supone que en este espacio exterior del restaurante, habilitado para el entretenimiento infantil, jugaban los críos de una y otra fiesta. En un momento dado, y como suele pasar entre niños, hubo un rifirrafe. Aparecieron los habituales lloros, gritos, pataletas... hasta ahí, lo normal de cualquier fiesta infantil. Pero la riña se acrecentó con la intervención de un mayor de una de las familias. La policía no podía precisar ayer si llegó a pegarle a un pequeño de la otra fiesta o simplemente le afeó su conducta. El caso es que hizo saltar la llama. Así se inició una pelea entre adultos y ante la mirada, seguramente atónita, de los niños.

«Llamaron varias personas»

Según la versión policial, en un primer momento solamente andaban a tortas uno o dos familiares. Pero la cosa fue a más a ritmo vertiginoso. Y, siempre según lo dicho por los agentes municipales, pronto acabaron peleando desde los familiares más cercanos a los niños a los demás parientes. Ante tal sarao de guantazos, fueron varias las personas que pidieron la intervención policial. Se registraron tantas llamadas, incluidas las de los responsables del establecimiento hostelero, que los agentes locales tuvieron que aparcar la tarea que tenían prevista -regular el tráfico en un entierro- y poner pies en polvorosa hacia el local.

Con la Guardia Civil y la Policía Local de Poio ya presentes, los ánimos se fueron apaciguando. Aún así, se acabó identificando a unas 25 personas de ambas familias o, mejor dicho tras lo sucedido, bandos. No fue necesario proceder a la detención de nadie. Simplemente, se puso paz y se comprobó que pese a la algarada el restaurante no había sufrido ningún desperfecto, sobre todo porque la pelea se produjo en el exterior y no en medio de platos, vasos y demás vajilla.

«Al final quedó todo en paz»

Ayer, desde el restaurante donde se produjo todo el follón intentaban descafeinar lo sucedido. «Al final quedó todo en paz», señalaban desde el negocio. Luego, se lamentaban: «Fue una pena que por una riña entre dos chiquillos se acabasen enzarzando los mayores. Si los hubiesen dejado a ellos solos seguro que solucionaban todo rápidamente. Pero, claro, al intervenir los mayores pues se complicó todo un poco». Reconocen que llamaron a la policía «por si acaso acababa pasando algo grave» y cuentan que además de las dos familias que anduvieron a puñetazos había más comensales en el local. Dicen también en el restaurante que nunca se vieron en otro episodio similar. En cambio, en Poio sí que se recuerda un capítulo así: una boda hace años en Campelo que acabó a tortazos.