Médicos precarios: «Facemos moi mala medicina ao estar so un día nunha consulta»

Elisa Álvarez González
Elisa Álvarez SANTIAGO

GALICIA

Alicia Colmeiro, Alicia Losada y Daniel de Bernardo rechazan el nuevo contrato del Sergas
Alicia Colmeiro, Alicia Losada y Daniel de Bernardo rechazan el nuevo contrato del Sergas PACO RODRÍGUEZ

Alicia Colmeiro, Alicia Losada y Daniel de Bernardo son tres médicos que han ido enlazando contratos. Dicen que su situación no solo es difícil para ellos, también para «os doentes que entran e ao non ver ao seu doutor, marchan»

04 feb 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Alicia Colmeiro, 30 años. Alicia Losada, 31. Daniel de Bernardo, 33. Los tres, médicos de familia del área sanitaria de Santiago. Los tres, médicos precarios. Daniel, en concreto, ha dejado de serlo recientemente tras lograr una interinidad en el PAC de A Estrada. Se habla mucho de los contratos de días, del deterioro de la primaria, de la sobrecarga asistencial, de las horas en la carretera. Pero ellos también hablan de los pacientes. De cómo no puede ejercerse la medicina de familia, la más cercana, la que exige confianza, cuando el enfermo ve tres facultativos en un solo mes... «Facemos unha moi mala medicina cando estamos un día ou unha semana nunha consulta. Non chegas a un nivel de implicación», dice Losada.

¿Y los pacientes? ¿Se quejan? «Todos os días», exclaman al unísono. «Marchan». Es así, se van de la consulta. «Entran e ao verte din: ‘¿non está o doutor tal?, pois eu quería falar con el’, e vanse». Cuenta Alicia Colmeiro lo que le ocurrió esa misma mañana al atender una consulta telefónica: «¿Non está Ana? Mira, pois xa esperarei porque se cho teño que explicar todo desde o principio perdemos a mañá», le dijo una paciente. Lo peor, los enfermos con problemas de estados de ánimo, con depresión, «quen che vai contar a súa depresión se lla contou ese mes a tres médicos máis?», apunta Daniel.

La inestabilidad, por lo tanto, no es eficiente para el sistema, «unha consulta que poderías resolver en cinco minutos se coñeceses ao doente, igual se alarga a 20 ou 30 se o queres facer ben», explica Colmeiro. Alicia Losada recuerda un contrato que tuvo de dos meses, «¡e notei tanto a diferenza! Es moito máis resolutiva, estás contenta, e os pacientes están contentos».

La realidad es otra. Las dos Alicias, de la misma promoción, terminaron en mayo del 2017. Daniel lo hizo en mayo del 2014. Las dos primeras tuvieron un contrato en urgencias durante los primeros meses. Había estabilidad, pero era lo único positivo. Tres médicas habían llegado recientemente y pasados unos meses surgió la oportunidad de hacer un contrato «literalmente ofrecéronnos sortealo entre as tres», relatan. Ellas dos se fueron.

Levo uns 40 contratos desde decembro do 2017, pero porque tiven sorte e estiven tempo no mesmo sitio

Alicia Colmeiro hace un recuento. Lleva unos 40 contratos desde diciembre del 2017, «e tiven sorte porque estiven varios meses asinándoos dun mes». Daniel acumuló más de un centenar durante sus dos primeros años de trabajo. Cuenta una anécdota, al empezar a trabajar se compró un coche, y para la financiación le pedían la nómina de un mes. Él insistía en aportar otra documentación pero le reclamaron la nómina. Acabó llevando las 23 que tenía del mes.

O novo contrato vailles solucionar a eles, a nós non, todo é ambiguo, e xa sabemos como funcionan

A los médicos precarios no les gusta nada el contrato que el Sergas y los sindicatos han firmado para darles estabilidad, «non faría nada máis que empeorar a nosa situación xa pésima». Aseguran que trató de copiarse el modelo vasco, «pero copiouse mal». Y es que ya no se fían «vailles solucionar a eles, a nós non, porque sabemos como funcionan».

«Unha vez puiden coller unha semana de vacacións pagadas»

Alicia Losada sumó 31 contratos desde diciembre del 2017 hasta septiembre del 2018. En esa fecha tuvo que dejar de coger contratos porque no podía seguir trabajando con su embarazo. Una baja duraría lo que duran sus sustituciones, con lo que si esta es de una semana «ao final non sirve de nada». Está en el paro, y así seguirá «ata que a nena sexa un ser funcional e a poidamos meter nunha gardería na que pase alí a vida», dice echando mano de la ironía «vou desaparecer do Sergas durante un tempo». Porque en este caso su pareja tiene su misma profesión, médico precario.

La conciliación es algo que no se pueden permitir los facultativos que no saben en qué centro de salud trabajarán la semana que viene, a cuántos kilómetros, o si lo harán de mañana o tarde. En la mejor situación les avisan el jueves o el viernes anterior para empezar el lunes, «chámante, estás na consulta e tes que decidir moi rápido _cuentan_, porque danche varias opcións e tes que pensar cánto tardas, se é estrada nacional, se é moi chunga, as peaxes...». Lo peor en el área de Santiago, la zona de Dozón para los que viven en la capital, doce euros de peaje y la gasolina. Y el tiempo, «desde Compostela ás esquinas da área sanitaria é unha hora ou hora e dez de ida e o mesmo de volta».

Sin descansos pagados

Como este colectivo de médicos hace sustituciones, no puede disfrutar de vacaciones, por lo que para descansar lo que hacen es rechazar contratos durante algunos días. Cuando empezó Daniel de Bernardo había menos trabajo, por lo que si decías no a un llamamiento, podías ser penalizado. Ahora, en la práctica, al haber tanta necesidad de facultativos de primaria, no hay penalización, «eu unha vez puiden coller unha semana de vacacións pagadas», rememora Alicia Colmeiro.