De los tramos de riesgo a las carreteras que perdonan

José Manuel Pan
José Manuel Pan REDACCIÓN / LA VOZ

GALICIA

Señal inteligente en un cruce de la N-634 en Curtis
Señal inteligente en un cruce de la N-634 en Curtis CESAR DELGADO

Análisis: La seguridad en la red viaria

26 ene 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

No es una cuestión de bacheo de carreteras, se trata de ir más allá. Intervenir en el diseño de la red viaria es una de las medidas más eficaces para mejorar la seguridad vial, y las Administraciones ya han empezado a tomar nota. Se impone el concepto de carreteras que perdonan, que dan una segunda oportunidad y que permiten subsanar el error humano. Arcenes sin obstáculos, guardarraíles más seguros para los motoristas y cunetas suavizadas para que un coche pueda regresar a su carril tras una salida de vía son algunas de las mejoras que ya se incluyen en los proyectos de las carreteras del futuro.

Lo más difícil es intervenir en el comportamiento del conductor, pero sí es posible adecuar las carreteras para que tenga cada vez menos probabilidades de equivocarse. Se trata de reducir en lo posible el riesgo de accidente. Mientras tanto, parece imprescindible informar a los usuarios de cuáles son las zonas más conflictivas, lo que se identifica como tramos de concentración de accidentes (TCA).

En el año 2017, el Ministerio de Fomento tenía localizados en Galicia alrededor de 15 kilómetros con esa calificación de puntos peligrosos. De esa forma se cumple con la directiva europea que indica que «resulta oportuno dar a conocer a los conductores los tramos de carretera con alta concentración de accidentes a fin de que puedan adaptar su conducta al volante y observar con mayor rigor las normas de tráfico, en particular, los límites de velocidad». En ese mismo año 2017, la Xunta había identificado 52 puntos negros en las carreteras de su competencia.

Ambas Administraciones destinan cada año partidas millonarias a la eliminación de esos tramos de riesgo, por eso el futuro de la seguridad vial parece más eficaz si los puntos negros ni siquiera llegan a existir. La investigación y los avances tecnológicos permiten que ese futuro sea una realidad presente. Parece imposible la siniestralidad cero, pero no lo es la apuesta por las carreteras más seguras, por el fin de los tramos de riesgo.